Por una Venezuela libre
Quiz¨¢ la presi¨®n internacional fuerce el cambio, que deber¨ªa ser pac¨ªfico y negociado, como fue el de los pa¨ªses del Este secuestrados por la URSS. O quiz¨¢ haya a¨²n un soldado venezolano que se reconozca en el himno nacional y decida honrar, gloriosamente, al ¡°bravo pueblo que el yugo lanz¨®¡±
Con un poco de luz en la frente no se puede vivir
donde mandan los tiranos.
Jos¨¦ Mart¨ª
La libertad en nuestro continente tiene una cita hist¨®rica en Venezuela. Si el pr¨®ximo 10 de enero Nicol¨¢s Maduro llega a tomar posesi¨®n de la presidencia, usurpando el mandato que el 28 de julio el pueblo dio en las urnas al candidato de oposici¨®n Edmundo Gonz¨¢lez (y a su compa?era pol¨ªtica, la heroica Mar¨ªa Corina Machado), a partir de entonces cada paso, cada acto, cada palabra, cada minuto de su gesti¨®n estar¨¢ marcado por el imborrable estigma de la ilegitimidad.
El 90% de los venezolanos quiere que termine su Gobierno. Maduro complet¨® la obra de demolici¨®n econ¨®mica e institucional iniciada por Ch¨¢vez. Ha sido tir¨¢nico por la miseria y el desamparo en que tiene sumido al pueblo, por el exilio al que su inepta ¡°gesti¨®n¡± ha forzado a ocho millones de sus compatriotas, por el ahogo de todas las libertades (menos la suya y la de su satrap¨ªa) y ¨Csobre todo¨C por la barbarie de sus persecuciones, torturas y asesinatos. Si impone su ilegal reelecci¨®n, no solo lo repudiar¨¢ a¨²n m¨¢s (si cabe) esa abrumadora mayor¨ªa del pueblo. Le voltear¨¢n la espalda todas las democracias, en particular Europa, Estados Unidos, Canad¨¢ y la mayor¨ªa de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, incluidos los gobernados por l¨ªderes de izquierda, como Gabriel Boric. No faltar¨¢n, claro, Estados autoritarios, totalitarios o teocr¨¢ticos que se presten a la farsa. Desde luego China, Rusia, Ir¨¢n y sus sat¨¦lites; tambi¨¦n Nicaragua y Cuba que no solo no son democr¨¢ticos sino que ostentan su car¨¢cter tir¨¢nico. Y en esa comparsa de la ignominia los gobiernos de Brasil y M¨¦xico (y seguramente Colombia) incluir¨¢n un representante.
Pero otro acto podr¨ªa ocurrir a partir de ese d¨ªa. Sin que sea posible saber c¨®mo ¨Cas¨ª de incierta es la cifra de la historia¨C Edmundo Gonz¨¢lez podr¨ªa llegar a juramentarse como presidente de Venezuela. Quiz¨¢ la presi¨®n internacional, pol¨ªtica y financiera fuerce el cambio, que deber¨ªa ser pac¨ªfico y negociado, como fue el de los pa¨ªses del Este secuestrados por la URSS hasta 1989. O quiz¨¢ haya a¨²n un soldado venezolano que se reconozca en la letra del himno nacional y, dado el car¨¢cter ileg¨ªtimo del r¨¦gimen, decida honrar, gloriosamente, al ¡°bravo pueblo que el yugo lanz¨®¡±. Seguramente el pueblo volver¨¢ a marchar hacia el b¨²nker de Miraflores. Y el azar, como siempre, jugar¨¢ sus cartas, que no siempre favorecen al mal.
Ser¨ªa el mayor triunfo de la democracia en la historia de Am¨¦rica Latina. No dudo en afirmarlo. La vuelta del orden democr¨¢tico solo se ha dado con los dictadores de derecha. En Argentina se logr¨® en 1983 con el retiro de los militares criminales, lo mismo que en Per¨², Uruguay, Brasil y aun en Chile, donde Pinochet, con toda su vesania, no tuvo m¨¢s remedio que aceptar el resultado del plebiscito que lo separ¨® del poder en 1988.
Nada similar se ha visto con las dictaduras de izquierda. En 1990 se dio en Nicaragua la fugaz transici¨®n de un r¨¦gimen revolucionario a uno democr¨¢tico, pero no pas¨® mucho tiempo para que el jefe m¨¢ximo del sandinismo, Daniel Ortega, se declarara l¨ªder vitalicio, y restaurara pr¨¢cticas que aplaudir¨ªa el mism¨ªsimo Somoza. En cuanto a Cuba, ?alguien so?¨® alguna vez que Fidel Castro abrir¨ªa paso a un orden republicano? Muri¨® en su cama ¨Ccomo tantos tiranos¨C nimbado a¨²n por el mito de una Revoluci¨®n que se promet¨ªa martiana y termin¨® estalinista. Pero ese mito no sostiene ya a los militares cubanos, due?os de esa isla de pesadumbre que se muere de hambre y soledad ante nuestros ojos. Por todo eso, la vuelta a la democracia en Venezuela sentar¨ªa un precedente fundamental: probar¨ªa que tambi¨¦n los dictadores de izquierda salen del poder.
Llegar¨¢ la Venezuela libre. Volver¨¢n los hijos y los nietos que migraron, volver¨¢n los campesinos, trabajadores, empresarios, profesionistas y t¨¦cnicos dispersos por el mundo, volver¨¢n los v¨ªnculos diplom¨¢ticos y los lazos comerciales, volver¨¢n los capitales, se reconstituir¨¢ PDVSA como la empresa estatal ejemplar que fue alguna vez y renacer¨¢n tantas empresas expropiadas o arruinadas. Volver¨¢ la paz en los caminos, las plazas y las conciencias.
?Y los horrores? ?Y las espantosas c¨¢rceles y salas de tortura? ?Y la justicia? En su indeterminado exilio, los d¨¦spotas gastar¨¢n sus millones, sus billones. Los venezolanos sanar¨¢n sus heridas, honrar¨¢n a sus m¨¢rtires, pero no tendr¨¢n tiempo para mirar hacia atr¨¢s. Reconstruir¨¢n su rep¨²blica, respirar¨¢n el aire de la libertad.
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