La b¨²squeda de la paz
M. B. / J. C., Como suele ocurrir cada a?o, hay dos premios que suscitan discursos de gran fuerza. Uno, el premio de Literatura (v¨¦ase el discurso ¨ªntegro de Carmen Mart¨ªn Gaite en la p¨¢gina siguiente), y otro, el galard¨®n a la Cooperaci¨®n Iberoamericana. El discurso de agradecimiento de ?scar Arias fue especialmente emotivo y contundente. "Centroam¨¦rica vive rodeada de amenazas y agresiones; vive con el machete en la mano, con hambre en el est¨®mago y odio en el coraz¨®n", dijo en el transcurso de una intervenci¨®n en la que resalt¨® el papel que ha desempe?ado Costa Rica en la b¨²squeda de la paz. "A esta Centroam¨¦rica amenazada no se le puede responder con m¨¢s violencia. No podemos responderle colocando m¨¢s armas en las inocentes manos de j¨®venes y ni?os. A esta Centroam¨¦rica debemos responderle con el aliento de la paz, la justicia y la democracia".
"Quienes se crean poseedores absolutos de la verdad, o de la fuerza", a?adi¨®, "siguen prevaleciendo en algunas de nuestras naciones. Pero estamos ganando la batalla. En toda Iberoam¨¦rica estamos ganando la batalla por la libertad y la democracia con nuestros propios instrumentos, con nuestras propias concepciones, con la voluntad y la determinaci¨®n de nuestros pueblos".
?scar Arias, que fue largamente aplaudido, se interrog¨® "por qu¨¦ no cesa la guerra, si la reconciliaci¨®n ya no puede postergarse. En fin, por qu¨¦ claman por la paz los mismos que tocan los tambores de la guerra, por qu¨¦ tanta presteza de concurrir a ejercicios de muerte y tanta lentitud en la negociaci¨®n".
Sobre la paz dijo que "cada d¨ªa nos convencemos m¨¢s y m¨¢s que sin democracia y paz no habr¨¢ desarrollo. La guerra s¨®lo traer¨¦ m¨¢s desolaci¨®n, m¨¢s odios, m¨¢s rencores y m¨¢s muertes. La guerra aleja a¨²n m¨¢s la soluci¨®n anhelada por nuestros pueblos".
Tambi¨¦n se refiri¨® a la deuda externa: "La mayor amenaza a las fr¨¢giles democracias que emergen en nuestras regiones procede no s¨®lo de fuerzas subversivas sino tambi¨¦n de las dificiles condiciones impuestas por acreedores interesados s¨®lo en recuperar sus capitales. El pago de la deuda debe ajustarse de modo que permita el crecimiento de nuestras econom¨ªas. ?ste es un imperativo para la supervivencia del r¨¦gimen pol¨ªtico que hemos ambicionado desde siempre".
Dijo por ¨²ltimo: "No podr¨¢ un pa¨ªs rico encontrar la tranquilidad espiritual a la par de uno pobre, cuyo pueblo muere por el hambre y la violencia. Por eso no podemos desaprovechar ninguna ocasi¨®n para dialogar, para concertar intereses, para comprendernos cada vez mejor".
Sobre el Centenario dijo que era una oportunidad para "el encuentro de dos mundos, el de Moctezuma y el de Carlos I, el de Atahualpa y el de Felipe II, es una formidable oportunidad para que pongamos en primer plano, espa?oles e iberoamericanos, nuestra cita en com¨²n con el destino". "Hasta 1992", continu¨®, "y de all¨ª en adelante, debemos concentrarnos en unir lo que ha estado desunido".
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