Tolerancia aduanera

Curiosa la argumentaci¨®n de nuestro (?) ministro de Asuntos Exteriores: la instalaci¨®n, almacenamiento o introducci¨®n en territorio espa?ol de armas nucleares queda prohibida si no dice otra cosa un futuro acuerdo con el Gobierno espa?ol ("de entrada, no", ?recuerda?). Sin embargo, Espa?a -es decir, su Gobierno- renuncia a saber si los barcos o aeronaves estadounidenses que se introducen en nuestro pa¨ªs llevan o no ese tipo de armamento. Y nuestro (?) ministro, henchido de un gozo que le sale por los descosidos, apostilla que ¨¦sta es la pr¨¢ctica com¨²n entre los pa¨ªses de la OTAN; que, como es bien sabido, es el m¨¢ximo paradigma de democratez y buen hacer.Al socaire de tan luminoso razonamiento, me permito sugerir una soluci¨®n semejante para un problema parecido: ev¨ªtenos nuestro (?) original Gobierno las colas de cuatro o cinco horas de los domingos en la aduana de Andorra.

Renuncie el servicio de aduanas espa?ol a saber si en los coches, motos, bicicletas y patinetes con que regresamos de este principado introducimos m¨¢s g¨¹isquises, duralexes o rubio americano de la cuenta. Si se supone la inocencia introductora y el fiel acatamiento de los tratados por parte de EE UU, ?c¨®mo no suponer, de igual modo, la inocencia introductora y el fiel acatamiento a las leyes que regulan estos menesteres por parte de los domingueros?

S¨ª una cabeza nuclear que se nos pueda colar subrepticiamente no supone grave peligro para la seguridad patria, tampoco parece l¨®gico pensar que unos cartones de g¨¹inston de m¨¢s puedan hacer peligrar la redondez del cuadro macroecon¨®mico de forma importante.-