El rencor de los militares

A. C., Entre los habitantes de las chabolas m¨¢s destartaladas de Libreville figuran numerosos ex militares y oficiales del ej¨¦rcito ecuatoguineano. Son los m¨¢s rencorosos hacia el Gobierno de Teodoro Obiang Nguema. En su mayor¨ªa, forman parte de esa categor¨ªa de expatriados que no pueden volver a su pa¨ªs "por razones pol¨ªticas".

La desconfianza del presidente hacia quienes han cursado estudios en Espa?a ha sido, seg¨²n afirman, la causa de su destierro. Como testimonio de ello, figuran numerosos miembros de la unidad de geos guincanos que Espa?a intent¨® formar en 1981.

Uno de ellos relata su experiencia. No quiere identificarse por miedo a eventuales represalias contra los familiares que a¨²n viven en Guinea. Sus desdichas comenzaron en 1980 cuando fue seleccionado para participar, junto a otros 97 ecuatoguineanos, en un programa financiado por Espa?a con vistas a la formaci¨®n de una unidad de geos. "Espa?a se hab¨ªa negado a enviar, seg¨²n se lo hab¨ªa pedido Obiang, militares para garantizar la seguridad personal del presidente; gracias a la intervenci¨®n de Gab¨®n, Obiang logr¨® que le enviaran tropas marroqu¨ªes que, desde entonces, son su guardia personal. Sin embargo, Espa?a propuso formar una unidad de geos con el que Obiang iba a poder sustituir a los extranjeros", cuenta el ex oficial.

"Obiang dijo que s¨ª, pero como siempre, fue un enga?o; en Navidades, cuando llev¨¢bamos cuatro meses de cursos y entrenamientos en Toledo, regresamos a Malabo para pasar las Navidades en casa. Nos acompa?aba nuestro comandante espa?ol. Esper¨¢bamos un bonito recibimiento. Cu¨¢l no ser¨ªa nuestra sorpresa al comprobar primero, que no dejaban aterrizar en Malabo el avi¨®n que nos transportaba. Cuando por fin tocamos pista, un militar guineano nos separ¨® del resto del pasaje. Prohibi¨® al comandante espa?ol descender del avi¨®n, que le devolvi¨® inmediatamente a Espa?a, por ¨®rden del propio presidente".

Acusados de conspiraci¨®n

"Nos hicieron bajar con las manos en alto. No est¨¢bamos armados pero a los pies del avi¨®n nos esperaban los marroqu¨ªes apuntando con sus ametralladoras. Nos hicieron montar en camiones para interrogarnos. A tres de nosotros les torturaron. Se nos acus¨® de conspirar contra la vida del presidente, sobre la base de que habl¨¢bamos demasiado con los instructores espa?oles y que, en nuestra estancia en Espa?a habl¨¢bamos mal del Gobierno. Se disiparon la dudas, pero nunca se reanud¨® el curso".

"La unidad fue desmembrada porque se cuidaron de destinarnos a los rincones m¨¢s alejados del pa¨ªs; los que tuvieron m¨¢s suerte, forman por acuerdo de nuestro Gobierno, de la guardia presidencial de Sao Tom¨¦", a?ade. Al igual que otros compa?eros militares, vive en una m¨ªsera chabola. "Es una verg¨¹enza; muchos de nosostros ayudamos a Obiang a dar el golpe de estado en l979", explica. "Por eso, si un d¨ªa logramos las armas, las utilizaremos para volver".