Culto
Los protestantes han recuperado la tradici¨®n de las sacerdotisas. ,De esta forma, ahora, en muchos templos de los pa¨ªses anglosajones, Dios es felizmente administrado por unas mujeres de cabellera boreal y carne de nieve que parecen haber surgido de los bosques sagrados de la antig¨¹edad. Ellas tienen los ojos fr¨ªos, pero en el interior de los yertos ornamentos de almid¨®n les palpita el ¨²tero, que es el m¨¢s religioso de todos los laberintos. Por ¨¦l fluye el misterio de la naturaleza. Las hembras est¨¢n mejor dotadas que los machos para transmitir las pulsiones de lo desconocido, y los protestantes se han dado cuenta de ello. En la mitolog¨ªa hubo diosas de mucho prestigio que poblaron el olimpo con lances de suma crueldad y delicadeza, las c¨² ales se refrescaban despu¨¦s en los manantiales. A trav¨¦s de la historia, las mujeres han sabido manipular muy bien la oscuridad. Han sido magn¨ªficas hechiceras, grandes expertas en filtros y sortilegios, inteligentes descifradoras de los enigmas que se hallan en las v¨ªsceras de ciertos animales.Pese a esta innata perfecci¨®n por lo arcano, la Iglesia cat¨®lica se niega a conceder a las mujeres la patente sacerdotal, y con ello priva a los creyentes de una experiencia religiosa de primera calidad que se producir¨ªa al unirse la liturgia barroca con el magnetismo de los ciegos impulsos. Si en el catolicismo hubiera sacerdotisas, al pie de los altares latinos, entre el cielo y la tierra, se ver¨ªa a hembras pose¨ªdas por la deidad, cubiertas con vestiduras de oro, y ¨¦stas no podr¨ªan ocultar las radiaciones del sexo. Bajo los acordes del ¨®rgano, dentro de una nube de incienso, las hembras adornadas con brocados erigir¨ªan sus senos en las gradas, y los templos volver¨ªan a llenarse con la gracia de la fertilidad, y la religi¨®n regresar¨ªa al bosque sagrado donde el Dios verdadero es h¨²medo como una madre. Cuando las sacerdotisas cat¨®licas se ¨¢poderen del culto, las sacrist¨ªas dejar¨¢n de oler a rap¨¦, y los capiteles de las catedrales, llenos de fieras y ra¨ªces, volver¨¢n al agua.
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