El regreso de las castas
Mucho se habla de un nuevo milagro econ¨®mico espa?ol. Tanto que, para muchos, nos hallar¨ªamos en un momento dulce, donde todo pareciera posible: la especulaci¨®n se dispara, los yuppies van como motos y hasta los sindicalistas se desatan en lucha por m¨¢s raci¨®n de tarta. Y, sin embargo, esta posmodernidad se parece demasiado al premoderno antiguo r¨¦gimen, con su barroco casticismo estamental.Como se sabe, la modernizaci¨®n implica pasar de una sociedad estamental -donde los destinos vitales se deciden en funci¨®n de la cuna, el linaje y la casta- a una sociedad meritocr¨¢tica -donde la suerte personal se gana tras re?ida competencia con los dem¨¢s- El actual renacimiento del capitalismo espa?ol debiera haber acentuado esta meritocracia. Y, sin embargo, no ha sido as¨ª. Por el contrario, nos amenaza el retorno casticista de la sociedad estamental: vuelve a ser determinante el nacimiento, la herencia, el linaje y la casta.
El boom econ¨®mico no est¨¢ beneficiando m¨¢s que a una minor¨ªa de espa?oles -muy vistosos, bullangueros y exigentes: eso s¨ª, c¨®mo no- Para la gran mayor¨ªa -j¨®venes, parados, jubilados, mujeres-, las cosas resultan cada vez m¨¢s dif¨ªciles, dado el bloqueo y colapso de sus oportunidades vitales. As¨ª, ha aparecido una nueva discontinuidad social: la que separa a unos segmentos de otros -la minor¨ªa de integrados frente a la heterog¨¦nea diversidad de sectores marginados y fragmentados- y la que separa a unas generaciones de otras -la generaci¨®n prodigiosa de los adultos triunfadores frente a las generaciones perdidas de los j¨®venes desempleados y los jubilados anticipados- Y esta nueva divisi¨®n social, tan injusta, aparece vinculada a factores relacionados con el nacimiento -no con el m¨¦rito personal-: la fecha de nacimiento, el sexo de nacimiento, la familia de nacimiento. Seg¨²n sea tu cuna -tu linaje, tu sexo y tu edad- as¨ª ser¨¢ tu destino: bien el de integrado, bien el de marginado en cualquiera de los m¨²ltiples guetos que se cierran como trampas -atrap¨¢ndote sin remedio cualesquiera que fuesen tus m¨¦ritos personales-.
Este neoestamentalismo origina la divisi¨®n de los espa?oles en dos grandes clases: la de quienes abrigamos grandes expectativas de futuro -por lo que somos ambiciosos, rentables, inversores y productivos: meritocr¨¢ticos- y la de quienes ven frustradas todas sus expectativas de futuro -por lo que deben vivir al d¨ªa con lo puesto, derrochando improductivamente su presente y consumiendo su vida con cualquier estupefaciente: como h¨¦roes malditos y reyes de callej¨®n sin salida. Al ser due?os de nuestro programado futuro, los integrados podemos ser tenaces, s¨®lidos y constructivos -como proyectiles apuntados a un blanco-. Pero sujetos a su presente, y sin posibilidades de futuro, los marginados est¨¢n obligados a ser d¨¦biles, disolutos y destructivos -como restos de naufragio arrastrados por las olas-.
Por eso, qu¨¦ chocante suena pensar que el respeto a la libertad individual implica legalizar cualquier droga. Hay individuos libres -varones adultos con empleo seguro- que por disponer de una vida asegurada pueden elegir entre su placer presente y su sobrevivencia futura -por lo que pueden drogarse con racional autodominio- Mientras que hay otros individuos menos libres -como los j¨®venes desempleados o las amas de casa desanimadas- que, por carecer de una vida asegurada, est¨¢n racionalmente obligados a preferir siempre la consumaci¨®n de su presente, horrorizados por la inminencia de un futuro del que carecen. Por eso, j¨®venes y mujeres necesitan drogarse para autodestruirse: por miedo a envejecer -al rev¨¦s que para los varones integrados, para ellos su presente vale mucho m¨¢s que cualquiera de sus futuros imposibles-. Y ?c¨®mo dar libertad de suicidio al que no tiene m¨¢s remedio que elegir autodestruirse, para detener su futuro y congelar su presente?
Por tanto, antes de legalizar las drogas hay que legalizar el pleno empleo para todos: pues dar libertad de suicidio a quien no tiene libertad de empleo parece casi un genocidio. Que es lo que est¨¢ sucediendo en Espa?a ahora mismo -por su r¨¦cord europeo absoluto en desempleo, violencia, drogadicci¨®n y marginamiento-, con una generaci¨®n de j¨®venes sometida al m¨¢s grave proceso de sistem¨¢tica autodestrucci¨®n.
?Y no recuerda esto demasiado a la Espa?a del Barroco, casticista y estamental, absentista y amortizada, con ruina econ¨®mica pero exhibici¨®n suntuaria, con regresi¨®n demogr¨¢fica pero espectacular representaci¨®n sacramental? Tambi¨¦n entonces la cuna y la casta sentenciaban las vidas que se autoconsum¨ªan. Y entonces, como hoy, tampoco hab¨ªa posibilidades de integrarse para los j¨®venes, que se reclu¨ªan mon¨¢sticamente de por vida en celdas donde mortificar sus cuerpos para amortizar sus almas -como se amortiza la juventud actual al mortificar su salud recluida en celdas de cerveza, claustros de ginebra y santuarios de hero¨ªna.
La tradici¨®n estamental parece renacer de nuevo, regresiva: la misma falta de cultura productiva, el mismo fracaso industrial, el mismo rentismo especulativo -en fincas r¨²sticas, urbanas o financieras-, la misma escasez de capital, la misma infrautiliz aci¨®n de los recursos humanos. Espa?a, un pa¨ªs de almas muertas y vidas amortizadas: hoy como ayer nos faltan cinco millones de puestos de trabajo. Y en su ausencia, la marginaci¨®n se consume y consuma enclaustrada en sus calles y en sus barrios, dividida y vencida.
?Hay soluci¨®n?: podr¨ªa haberla. El ahorro nacional de 15 a?os, de ser productivamente invertido, podr¨ªa llegar a crear esos cinco millones de empleos. Pero se oponen f¨¦rreas resistencias y formidables obst¨¢culos: la triple l¨ªnea de sombra del rentismo especulativo de propietarios y empresarios -que s¨®lo reinvierten productivamente ¨ªnfimas fracciones de sus suculentos dividendos-, el rentismo salarial de trabajadores y empleados -que anteponen subidas de sueldo a creaci¨®n de empleo- y el rentismo monetarista del Gobierno -que rentabiliza la especulaci¨®n elevando los tipos de inter¨¦s, y antepone el gasto p¨²blico consuntivo a la inversi¨®n infraestructural multiplicadora del empleo- Mientras siga siendo m¨¢s rentable el improductivo rentismo de unos y otros que la inversi¨®n productiva creadora de riqueza y generadora de empleo, la casticista regresi¨®n estamental seguir¨¢ estando dolorosamente vigente.
Parece, pues, necesario reaccionar. Y proponer dos objetivos nuevos de lucha para las fuerzas del progreso. Primero, superar la ya insuficiente redistribuci¨®n keynesiana de la renta mediante una nueva y adicional redistribuci¨®n keynesiana del empleo. Y segundo, caminar hacia la progresiva abolici¨®n institucional de la herencia familiar, mediante la sustituci¨®n de la actual propiedad privada heredable por una nueva propiedad personal meritocr¨¢ticamente acumulada, pero intransmisible por herencia familiar -superando as¨ª la falsa soluci¨®n estalinista de la propiedad nacionalizada o estatal-: ¨¦ste ser¨ªa el ¨²nico modo de erradicar la casticista regresi¨®n estamental, eliminando el poder de la cuna y la casta.
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