Un m¨²sico chileno en Espa?a

Todav¨ªa siento tanta verg¨¹enza por lo que aqu¨ª voy a relatar que lo estoy haciendo simplemente por el hecho, de haber tomado la decisi¨®n de marcharme de Espa?a y por ser tan coincidente mi caso con el que expone el se?or Samuel Fern¨¢ndez en su carta del d¨ªa 7 de octubre.Soy un m¨²sico chileno que lleva viviendo 15 a?os en este pa¨ªs, los mismos que el se?or Pinochet lleva en Chile. Parad¨®jicamente, llegu¨¦ aqu¨ª en ¨¦poca del general Franco y debo reconocer que si no viv¨ªa mejor al menos ten¨ªa mis papeles en regla, ya que desde que el se?or Gonz¨¢lez ostenta el poder he intentado infructuosamente obtener mi permiso de residencia, oblig¨¢ndome indirectamente al pago de varios abogados que nunca han logrado nada, pero s¨ª han cobrado sus honorarios. Las razones de la denegaci¨®n de este permiso a¨²n las desconozco, pero intuyo que se deber¨¢ al compromiso que le exigen los Gobiernos reaccionarios, del resto de la Comunidad a su nuevo integrante.

Las pasadas Navidades decid¨ª ir a visitar a mi familia, y¨¦ndome, como es l¨®gico, con un pasaje de ida y vuelta. A mi regreso, despu¨¦s de un d¨ªa entero de viaje, fui interpelado por el polic¨ªa de frontera, quien cual reyezuelo de ocasi¨®n no me permiti¨® darle ninguna explicaci¨®n, separ¨¢ndome del resto de los pasajeros, con la consiguiente humillaci¨®n. Me llevaron en calidad de detenido a unas dependencias del aeropuerto de Barajas. All¨ª me qued¨¦ durante horas sin m¨¢s defensa que mi propia suerte, desconociendo, en principio, lo que el solidario ministro del Interior hab¨ªa ordenado para este tipo de casos. Luego, al ser testigo directo de las expulsiones inmediatas de otros extranjeros que tambi¨¦n hab¨ªan corrido mi misma suerte, comprend¨ª cu¨¢l iba a ser mi destino. Entonces empec¨¦ a pensar con profunda tristeza en que iba a perder a mis amigos espa?oles, mi trabajo y mis pertenencias de 15 a?os. Pens¨¦ tambi¨¦n en la verg¨¹enza que pasar¨ªa a m¨ª regreso a Chile, porque qu¨¦ explicaci¨®n podr¨ªa darle a mi familia al regresar a las 48 horas de haberme despedido. Ser¨ªa muy duro contarles que despu¨¦s de tantos a?os viviendo aqu¨ª me hab¨ªan expulsado como a un ratero y tampoco me creer¨ªan que el se?or Gonz¨¢lez es muy solidario con el pueblo de Chile, pero, eso s¨ª, s¨®lo cuando,conviene y cuando hay c¨¢maras por delante. Entre estas cavilaciones y mi desamparo record¨¦ que al ¨²ltimo abogado al que hab¨ªa pagado anticipadamente por obtener mi residencia podr¨ªa al menos demostrar que mis papeles estaban en tr¨¢mite.

As¨ª lo hice, pero continuaron pasando las horas en esa comisar¨ªa improvisada y en manos de los subordinados del se?or Barrionuevo. Cuando ya la tortura ps¨ªquica me ten¨ªa al borde de cometer una locura fui llamado por el oficial, que decret¨® mi libertad

Por estas cosas me siento en el pleno derecho de decir que la tan cacareada solidaridad con el pueblo chileno es un acto de cinismo por parte del Gobierno espa?ol y sus enviados al plebiscito. No me parece ¨¦tico hablar contra reg¨ªmenes dictatoriales cuando los procedimientos policiales que aqu¨ª se emplean se asemejan en muchos aspectos a los que, hipot¨¦ticamente, se condenan. Debe de ser que en el fondo son Arespacochagas.-