A caballo entre Oriente y Occidente
El reparto de votos en las elecciones israel¨ªes del pasado martes es un claro reflejo de las divisiones y contradicciones internas de la propia sociedad israel¨ª, escindida entre su vocaci¨®n occidental y sus hondas ra¨ªces orientales. S¨®lo as¨ª se comprende el enorme peso del fen¨®meno religioso que, m¨¢s all¨¢ de consideraciones pol¨ªticas, es una caracter¨ªstica com¨²n a los pa¨ªses de la zona.Esa pugna constante entre tradici¨®n y modernidad se percibe en cada acto de la vida cotidiana hasta constituir una verdadera radiografia de su esencia. El soldado con el ¨²ltimo modelo de ametralladora norteamericana en la mano y la kipa en la cabeza; los colonos y los kibutzin, a medio camino entre los sistemas productivos de subsistencia y las m¨¢s modernas de desarrollo agr¨ªcola; las mujeres soldados y los integristas con sus bucles, son estampas que rayan lo ins¨®lito tanto para el observador occidental como para el oriental.
El taxi que te conduce del aeropuerto al hotel tiene acoplado, a diferencia de los de otros pa¨ªses de la zona, un moderno tax¨ªmetro digital, pero su conductor, s¨®lo si se insiste mucho, lo pondr¨¢ en marcha. La costumbre medioriental del regateo predomina. En el mismo sector del taxi coexiste la versi¨®n del taxi compartido a tarifa fija, sherut, que no s¨®lo es utilizado por los ¨¢rabes sino tambi¨¦n muy intensamente por los judios. La telef¨®nica israel¨ª ha generalizado el servicio autom¨¢tico y todos los tel¨¦fonos tienen l¨ªnea internacional, s¨®lo que su funcionamiento recuerda m¨¢s el caos del cableado egipcio o turco que la informatizaci¨®n europea. Son tal vez dos ejemplos anecd¨®ticos; ahora bien, reflejan con prontitud ese estado intermedio entre lo que se pretende y lo que se vive que trasciende otras esferas de la vida israel¨ª.
As¨ª, en el contexto de un sistema electoral moderno, basado en principios democr¨¢ticos, coexisten elementos ancestrales que pueden resultar decisivos en los resultados.
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