Investigaci¨®n po¨¦tica
El colegio mayor San Juan Evangelista cerr¨® su tanda de este noveno festival con un magn¨ªfico concierto doble. La cantante tejana afincada en Palma de Mallorca Deborah Carter y su grupo dieron lo que es un punto alto dentro del jazz que se hace en nuestro pa¨ªs. Los experimentalistas e investigadores de Kuest, sin concesiones, mostraron ser una parte bien importante del jazz que avanza.Nacida en Tejas en 1959, Deborah Carter posee una valiosa voz y unos conocimientos musicales que alcanzan la ejecuci¨®n de media docena de instrumentos. Sabe cantar y sabe lo que quiere hacer, y lo que hoy presenta resulta m¨¢s que interesante en nuestros escenarios. Ha dado con buenos m¨²sicos en las Baleares, el tecladista Rub¨¦n Andreu y el saxo Roberto Uke entre ellos, y su trabajo se presenta con el empaque de la profesionalidad. Saben hacer Boplicity y Autumn in New York, y Deborah se presenta como compositora con una preciosa balada soul, Valentine song.
Deborah Carter y Kuest Colegio mayor San Juan Evangelista
Madrid, 6 de noviembre.
A veces se habla de Kuest como el grupo de David Liebman, y una vez vistos en concierto nada resulta m¨¢s desatinado. Son un laboratorio de sonido con cuatro a?os de ejercicio que llegan a sorprender por el hecho de c¨®mo pueden llegar a interrelacionarse elementos que no parecen previamente condenados a entenderse. David Liebman y Richard Beirach llevan 20 a?os tocando juntos , pero ni siquiera ellos dos pueden ser considerados un t¨¢ndem.
La m¨²sica de Kuest se mueve en el espacio abierto por una de las grandes empresas del jazz de todos los tiempos, el cuarteto de John Coltrane. Es en conceptos, no en modos de ejecuci¨®n ni en voces, donde la herencia de Coltrane se hace rica y viva. El sonido del saxo soprano de Liebman poco debe al de Coltrane, ni al de Steve Lacy, primer maestro, sino que es resueltamente personal y bello. Tambi¨¦n un pianista verdaderamente alejado de McCoy Tyner es Richard Beirach, sensible, intimista, europeizante, pero cuando los cl¨ªmax van hacia arriba, empujados por el incre¨ªble baterista que es Billy Hart y el s¨®lido contrabajista Ron McClure, Beirach es tambi¨¦n un endemoniado galopando en la cascada incontenible del teclado. No son los clich¨¦s de Coltrane, sino su esp¨ªritu, su concepci¨®n y hasta su intransigencia, lo que sit¨²a a Kuest en la primera avanzada del jazz contempor¨¢neo.
Son, adem¨¢s, implacablemente serios, y m¨¢s que saber si su m¨²sica es o no es f¨¢cil, valdr¨ªa se?alar que debiera ser f¨¢cil cualquier disposici¨®n a escuchar buena m¨²sica. Y la m¨²sica de Kuest es excelente, viva, tormentosa y... directa.
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