El recaudador enganchado

Carlos Permuy Lorenzo, de 30 a?os, casado, con un hijo, ganador de varios campeonatos gallegos de ajedrez, compatibiliz¨® su condici¨®n de drogodependiente con sus tareas como agente tributario de la Administraci¨®n de Hacienda de El Ferrol desde 1985 hasta el pasado abril. En ese mes pas¨® el que ser¨ªa su ¨²ltimo s¨ªndrome de abstinencia y se ausent¨® 25 d¨ªas de su oficina. Desde entonces logra pasar los d¨ªas sin tener contacto con la hero¨ªna, pero se le hacen m¨¢s largos porque ya no tiene trabajo. Sus compa?eros consideran su situaci¨®n como un caso de conciencia.

A fines de ese abril fue suspendido cautelarmente de empleo y sueldo en espera de la resoluci¨®n del expediente disciplinario que le abrieron por "ausencia injustificada del puesto de trabajo durante 14 d¨ªas". "La verdad es que estaba en pleno s¨ªndrome y no me importaba nada", murmura Permuy. Fue su ¨²ltimo mono, seg¨²n los m¨¦dicos que le atienden en la Asociaci¨®n Ferrolana para el Estudio y la Prevenci¨®n de las Drogodependencias (ASFEDRO), que certifican su abstinencia desde el 11 de mayo.El d¨ªa 10 hab¨ªa presentado los partes de baja correspondientes a las ausencias, pero un mes m¨¢s tarde la delegaci¨®n de Hacienda de La Coru?a le comunic¨® el despido, a pesar de que pocos d¨ªas antes figuraba en una relaci¨®n de trabajadores que pasar¨ªan a ser fijos. Dos meses y medio despu¨¦s, los servicios jur¨ªdicos del Estado recomendaban que el expediente -hoy todav¨ªa inconcluso- se resolviese con suspensi¨®n de empleo y sueldo durante tres meses.

El 80% de los trabajadores de Hacienda de la provincia se han solidarizado por escrito con ¨¦l "y el 95%, de palabra", dice el sancionado. Desde hace semanas, a la hora del bocadillo, funcionarias oto?ales y j¨®venes barbados se turnan para sostener pancartas ante sus centros de trabajo y realizan encierros en la sede de Hacienda por su readmisi¨®n.

"En Madrid nos dicen que es una decisi¨®n que compete al delegado, Enrique Orro", seg¨²n afirma Demetrio V¨¢zquez, presidente del comit¨¦ de personal, "y aqu¨ª, que es cosa de Madrid". El resultado de todo ello es que los agentes tributarios coru?eses ven restringido el acceso a la delegaci¨®n fuera de las horas de atenci¨®n al p¨²blico y que, en palabras de uno de ellos, "estamos destinados casi por entero a la importante labor de fiscalizar las cajas de restaurantes del extrarradio que sirven una docena de platos combinados al d¨ªa. Todo ello para que no aparezcamos por aqu¨ª".

Lorenzo Garc¨ªa, subdelegado de Hacienda, afirma que la decisi¨®n de despedirle parti¨® de los servicios centrales del Ministerio de Econom¨ªa.

Carlos Permuy, con el aspecto reconcentrado que se le supone a un ajedrecista, reparte con sus compa?eros a los transeuntes el dosier fotocopiado de su caso, que encabeza su nombre y las frases: "Es drogadicto. No es traficante. No ha cometido ning¨²n delito". "Ya no lo soy, pero lo fui, y mi mujer, durante diez a?os. No me averg¨¹enza aparecer p¨²blicamente como tal porque m¨ª caso no es ¨²nico y alguien que toma la decisi¨®n de rehabilitarse necesita todas las ayudas", dice. "De todas formas, este foll¨®n y el apoyo de los compa?eros me da fuerzas".

Recientemente la Magistratura de Trabajo declar¨® improcedente el despido, pero Hacienda opt¨® por la v¨ªa de la indemnizaci¨®n. Permuy orden¨® a su banco que devolviese el importe. "En mi situaci¨®n, necesito el trabajo, no dinero".