La especulaci¨®n con la pintura
LAS VENTAS de pintura van a tener que pasar de las p¨¢ginas culturales de los peri¨®dicos a las econ¨®micas y financieras. Desbordan todos los valores de arte y de cultura; los cuadros se convierten en bienes escasos que pueden servir para atesorar, invertir, multiplicar y ocultar dinero m¨¢s que para exaltar cualquier emoci¨®n o cualquier placer de contemplaci¨®n. En la subasta de Christie's de Nueva York, 28 cuadros han alcanzado un total de 11.000 millones de pesetas; uno solo de ellos, Maternidad, de Picasso, ha costado 3.000 millones de pesetas a un desconocido. La mayor parte de estas compras se hace en el anonimato, mediante intermediarios o por tel¨¦fono; los subastadores guardan el secreto con la firmeza con que lo hace la banca suiza. Esto ha hecho pensar que una parte de las compras la realiza la mafia de las drogas -y de otras cosas- con su dinero negro; sus beneficios son tales que tienen que abordar nuevos medios de inversi¨®n.Los coleccionistas particulares raras veces pueden alcanzar estas cifras de puja. A veces intervienen los museos, pero ya en los pa¨ªses con poca potencia econ¨®mica sus presupuestos para adquisiciones se han quedado muy por debajo del mercado. Una gran parte de estas ventas se hace a bancos, compa?¨ªas aseguradoras u otras empresas en las que los beneficios crecen espectacularmente. Son casos conocidos. Los cuadros se atesoran en c¨¢maras especiales dotadas de medios suficientes de conservaci¨®n. De cuando en cuando, una de estas instituciones organiza una gran exposici¨®n, publica un cat¨¢logo de lujo que distribuye por el mundo y vuelve despu¨¦s a esconder sus tesoros art¨ªsticos: de esta forma los ha revaluado, al mismo tiempo que obtiene el valor inmaterial de la cultura protegida. Se dice que a veces vende alguno por intermediarios, pujando ellos mismos hasta hacerlo subir de valor, con lo cual toda su colecci¨®n aumenta de precio al mismo tiempo. Hay sistemas para que estas obras catalogadas y conocidas suban continuamente.
Los asesores de compra no son tanto especialistas en arte cuanto en sus mercados, en las ocasiones de compra y venta. Pero hay tambi¨¦n otros que aconsejan las adquisiciones de pintores j¨®venes sobre cuya calidad art¨ªstica apuestan; a fin de cuentas, la especulaci¨®n se hace siempre sobre una calidad art¨ªstica en la que influyen modas, corrientes, situaciones. Muchas de estas compras se manifiestan in¨²tiles al cabo de los a?os, pero, como han sido compradas a precios bajos, no tienen p¨¦rdidas. Este tipo de acciones son ¨²tiles, lateralmente, para fomentar la creaci¨®n art¨ªstica; pueden tambi¨¦n enrarecer esa creaci¨®n si los pintores tienden a comercializarse o a pintar con arreglo a los gustos presumibles en los asesores de empresas en lugar de hacerlo en la libertad y la pobreza en que pint¨® Picasso su Maternidad y Van Gogh sus Lirios y sus Girasoles, que son en este a?o los tres cuadros que han conseguido mayor precio. ?ste es el mismo riesgo que est¨¢n corriendo hoy todas,las artes por el patrocinio, la subvenci¨®n y los encargos de las instituciones. Pero es posible tambi¨¦n que sin estos premios inmediatos no pudieran subsistir ¨²nicamente como arte para contemplar, leer, escuchar o habitar.
El encarecimiento de los medios de producci¨®n del arte en general es tambi¨¦n un sistema artificial para asegurarse su propiedad y disputar con el p¨²blico directo y mayoritario estos patrimonios universales, entreg¨¢ndoles ¨²nicamente las reproducciones mec¨¢nicas. Que se est¨¢n definiendo como artes por s¨ª mismas y cubriendo las plazas de lo minoritario. Es posible que las grandes exposiciones temporales -reduci¨¦ndonos al mundo de la pintura-, que est¨¢n teniendo millares de espectadores, que forman filas interminables para contemplarlas, no se habr¨ªan logrado sin la difusi¨®n de las reproducciones: con lo que tambi¨¦n aumentan de precio los productos originales y se favorece este sistema de especulaci¨®n.
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