Una actitud estrictamente sindical
Por muchos esfuerzos que la direcci¨®n del PSOE y la propia CEOE realicen para impedirlo, las movilizaciones est¨¢n en marcha. Los motivos m¨¢s conocidos de la movilizaci¨®n sindical en curso son el Plan de Inserci¨®n Laboral elaborado por el PSOE y los relacionados con salarios y pensiones. Pero ser¨ªa un error creer que son los ¨²nicos. La movilizaci¨®n va directamente contra la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno y la derecha econ¨®mica, demandando un giro hacia lo social.Porque el plan de inserci¨®n del PSOE hay que contemplarlo como la ¨²ltima y m¨¢s brutal medida de una pol¨ªtica de generalizaci¨®n de la eventualidad, que arranca del Estatuto de los Trabajadores, contin¨²a con su modificaci¨®n en negativo por parte del actual Gobierno, sigue con la profusa legislaci¨®n sobre contratos laborales precarios -14 modalidades distintas- y llega a esta ¨²ltima variante, que da un salto de calidad en cuanto a discriminaci¨®n laboral del propio colectivo al que se dirige, am¨¦n de batir marcas de generosidad econ¨®mica para las empresas, precisamente en un per¨ªodo de espectaculares beneficios. Ese plan es una de las gotas que desbordan el vaso.
Lo mismo sucede con la pol¨ªtica de rentas. Se siguen cantando las excelencias de la moderaci¨®n salarial mientras se disparan las rentas del capital y se acent¨²an las desigualdades econ¨®micas y sociales.
Todo indica que en t¨¦rminos de estrategia, y con independencias de coyunturas econ¨®micas m¨¢s o menos favorables, nuestros gobernantes han optado por competir sobre la base de una mano de obra econ¨®micamente barata, laboralmente susceptible de poderle arrancar la m¨¢xima explotaci¨®n mediante "flexibilidades" de todo tipo, y sindicalmente desarticulada gracias a la potenciaci¨®n de la relaci¨®n individual empresario-trabajador.
En esta perspect?va, la confrontaci¨®n de los sindicatos con el Gobierno y la patronal tender¨¢, objetivamente, a continuar. Ante el anuncio de movilizaci¨®n general, tanto la CEOE como el Gobierno han declarado al un¨ªsono que obedece a razones pol¨ªticas. Textualmente, el ministro de Trabajo ha dicho: "Nos encontramos ante una confrontaci¨®n pol¨ªtica por parte de los sindicatos, que pretenden ocupar el puesto de la oposici¨®n". La Ejecutiva Federal del PSOE habla tambi¨¦n de "ofensiva contra el Gobierno de car¨¢cter pol¨ªtico".
Mal servicio prestan a la necesaria dignificaci¨®n de la pol¨ªtica quienes utilizan este concepto como sin¨®nimo de manipulaci¨®n. Seg¨²n ellos, no ser¨ªa la intenci¨®n de los sindicatos denunciar los perjuicios econ¨®micos que a pensionistas, trabajadores del sector p¨²blico y otros colectivos ha supuesto la "equivocaci¨®n" del Gobierno en la subida de los precios para 1988; no ser¨ªa el hartazgo de ver que para trabajo estable se generalice la inestabilidad e inseguridad del trabajador como consecuencia de la legislaci¨®n sobre contratos; no ser¨ªa la burla de retribuir en los Presupuestos y marcar la negociaci¨®n colectiva del pr¨®ximo a?o tomando como referencia una cifra de inflaci¨®n -el 3%- que de antemano se sabe no va a cumplirse; no ser¨ªa la provocaci¨®n que, como en el caso del sector bancario, supone que el Gobierno impida que se cumpla lo acordado en convenio colectivo; no ser¨ªa la inadmisible desprotecci¨®n de la mayor¨ªa de los parados o la ausencia de una aut¨¦ntica pol¨ªtica de empleo...No, no ser¨ªan ¨¦stas y otras m¨²ltiples agresiones a los trabajadores las que, tras continuos y vanos intentos de buscarle soluci¨®n negociada, animaran a las direcciones de CC 00 y UGT a movilizarse: ser¨ªa una s¨®rdida intenci¨®n llamada pol¨ªtica.
Pero con la misma rotundidad con que debe denunciarse esta campa?a de intoxicaci¨®n hay que decir que toda movilizaci¨®n social de masas expresa un problema pol¨ªtico real. Si, como ocurre en esta ocasi¨®n, dicha movilizaci¨®n pretende paralizar durante un d¨ªa la producci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, esa dimensi¨®n es extraordinariamente alta. En particular si pensamos que es el PSOE el que gobierna y son UGT y CC 00 las dos grandes fuerzas que han tomado la iniciativa.Dimensi¨®n?Cu¨¢l es esa dimensi¨®n, ese pro blema? Si la confrontaci¨®n no es pol¨ªtica, sino de pol¨ªticas econ¨®micas y sociales -la del Go bierno y la de la derecha econ¨® mica por un lado, y la de los sin dicatos, por otro-, salta a la vis ta que el primer problema es que la representaci¨®n en las instituciones pol¨ªticas de los trabajadores no concuerda con quienes los representan social y sindicalmen te. Dicho de otro modo, hay un divorcio dentro del movimiento obrero entre su expresi¨®n pol¨ªtica -los partidos de izquierday su expresi¨®n sindical. Si a ello le a?adimos que la matriz ideol¨®gica y pol¨ªtica del neoliberalismoest¨¢ en la derecha, dicho divorcio en el movimiento obrero expresa la carencia de una adecuada representaci¨®n pol¨ªtica para los trabajadores.
Una de las grandes paradojas del movimiento obrero espa?ol es que sea la direcci¨®n de un partido - de la izquierda la que est¨¦ contribuyendo de forma tan decisiva a establecer la hegemon¨ªa ideol¨®gica de la derecha; es decir, a afirmar en la pol¨ªtica espa?ola ideas y valores que podr¨ªa suscribir cualquier partido de la derecha democr¨¢tica.
No se entender¨ªa la actitud de Nicol¨¢s Redondo ni de la mayor¨ªa de UGT si no se tomara buena nota de sus palabras cuando dice que en Espa?a lo que est¨¢ en crisis es la izquierda y que hay ministros de derechas. Redondo quisiera que la direcci¨®n del PSOE recuperara las ideas y valores de la izquierda: no es un anti-PSOE, sino lo contrario.
Algo similar pensamos el sector comunista, con el que me siento identificado, el PTE-UC, es decir, un sector ideol¨®gicamente diferenciado de Nicol¨¢s Redondo. Pero trabajar dentro de una estrategia en la que la un?dad de los trabajadores y la umdad de la izquierda lleguen a ser realidad alg¨²n d¨ªa nos exige a unos y a otros desear tambi¨¦n esa recuperaci¨®n para la izquierda del partido en el Gobierno.
Pero ¨¦sta no es, ni mucho menos, la intenci¨®n directa de las movilizaciones en marcha, sino elproblema pol¨ªtico que reflejan.
Uno de los dramas del movimiento obrero en Espa?a es quela oposici¨®n social de los trabajadores carece de traducci¨®n pol¨ªtica. Y sin esa traducci¨®n pol¨ªtica el sindicalismo tiene una gran r¨¦mora para rectificar la pol¨ªtica en vigor y darle un sesgo progresista. Los ataques de ministros y dirigentes del PSOE a los sindicatos pretenden que tampoco haya oposici¨®n social.
Vivimos una situaci¨®n a la larga insostenible, como es la existencia de un ampl¨ªsimo espacio pol¨ªtico, que cubrir¨ªa el espectro sociol¨®gico representado por gran parte de CC 00, UGT y otras fuerzas y sectores sociales, carentes de id¨®nea representaci¨®n pol¨ªtica. Porque fragmentada la opci¨®n comunista, y estando una de sus partes en proceso de involuci¨®n ideol¨®gica, ese espacio a la izquierda queda hu¨¦rfano de representaci¨®n.
De ah¨ª, repetimos, que la dimensi¨®n pol¨ªtica de la lucha sindical sea simplemente reflejar el espacio vac¨ªo en las instituciones pol¨ªticas existente entre la pol¨ªtica del Gobierno y el antisocialismo con pretensiones de alternativa que algunos predican por la izquierda. Vac¨ªo que los sindicatos saben de sobra que no les corresponde ni pueden rellenar.
Las movilizaciones en curso, siendo, como son, exclusivamente reivindicativas y sindicales, tienen la virtud de poner al desnudo esos problemas pol¨ªticos de los trabajadores, esos problemas de la izquierda. Los m¨¢s serios problemas pol¨ªticos que tiene hoy nuestra clase. Si la lucha sindical, econ¨®mica y social contribuye indirectamente a resolverlos, bienvenida sea.
Pero que nadie confunda los t¨¦rminos. Que la acci¨®n de los sindicatos se produzca en un determinado marco pol¨ªtico y refleje los problemas que encierra no puede servir para que los principales responsables de que tal marco sea ¨¦se y no otro manipulen a la opini¨®n p¨²blica contra el leg¨ªtimo derecho de los sindicatos a defender a los trabajadores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- III Legislatura Espa?a
- Opini¨®n
- Gobierno de Espa?a
- Comisiones Obreras
- CEOE
- UGT
- Salarios
- Sindicatos
- PSOE
- Huelgas generales
- Sindicalismo
- Organizaciones empresariales
- Legislaturas pol¨ªticas
- Huelgas
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Conflictos laborales
- Condiciones trabajo
- Relaciones laborales
- Gobierno
- Empresas
- Pol¨ªtica laboral
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica