El fen¨®meno Milosevic
EUROPA SIGUE con preocupaci¨®n los esfuerzos de Yugoslavia por superar las enormes dificultades econ¨®micas por las que est¨¢ atravesando y por evitar que las tendencias centr¨ªfugas en algunas de las rep¨²blicas de la Federaci¨®n no desemboquen en crisis desestabilizadoras. Los Balcanes han constituido siempre una zona delicada para la seguridad europea, y el papel de Yugoslavia en los Balcanes es fundamental. La sucesi¨®n de Tito no ha dado lugar a los desgarramientos dram¨¢ticos que algunos hab¨ªan previsto, pero s¨ª se ha producido una erosi¨®n de los ¨®rganos centrales, mientras crec¨ªa el poder de los Gobiernos de las rep¨²blicas. A la vez, el sistema de rotaci¨®n en los altos cargos no ha facilitado que surjan l¨ªderes duraderos a la altura de la gravedad de la situaci¨®n presente.En ese marco, Slobodan Milosevic ha introducido un factor pol¨ªtico nuevo en la vida yugoslava. Jefe desde hace dos a?os de la Liga Comunista de Serbia, se ha convertido en los ¨²ltimos meses en un dirigente dotado de un carisma extraordinario, capaz de suscitar el entusiasmo de manifestaciones multitudinarias. En este sentido, Milosevic ha colmado la carencia de l¨ªderes antes apuntada. La historia advierte, sin embargo, de las peligrosas derivaciones a las que puede conducir un fen¨®meno semejante.
En torno a la personalidad de Milosevic han surgido opiniones encontradas. Se trata de un fen¨®meno complejo, pero en ¨¦l se perfilan con bastante claridad dos vertientes. Por un lado, Milosevic es un reformador que denuncia las corrupciones e incompetencias del sistema vigente y que promete medidas radicales para resolver la situaci¨®n econ¨®mica y modernizar el pa¨ªs. Como reformador, tiene el apoyo de los sectores serbios que luchan por transformaciones democr¨¢ticas, pero a la vez Milosevic personifica el nacionalismo serbio. Su influencia entre las masas no trasciende a otras rep¨²blicas. Las manifestaciones se han hecho con lemas nacionalistas, en primer t¨¦rmino a prop¨®sito de los conflictos de Kosovo, y, en t¨¦rminos m¨¢s generales, en demanda de que Serbia desempe?e un mayor papel en la pol¨ªtica yugoslava. En la pr¨¢ctica, Milosevic dispone ya hoy de un poder considerable. Ha logrado colocar en Voivodina una direcci¨®n de personas adictas a ¨¦l; su influencia en Montenegro es enorme, y en Kosovo su presi¨®n ha determinado la marginaci¨®n de dos dirigentes, calificados por ¨¦l de nacionalistas albaneses y "antiserbios".
?Cu¨¢les son sus prop¨®sitos ahora? La coyuntura pol¨ªtica exigir¨ªa que Milosevic se colocase por encima de las confusiones propias de la ideolog¨ªa nacionalista. En anteriores ¨¦pocas de la historia yugoslava, la lucha del irredentismo serbio ha conducido a tr¨¢gicas situaciones en la reciente historia europea. Milosevic deber¨ªa demostrar que su proyecto se aleja de ese pasado.
Yugoslavia est¨¢ preparando una reforma constitucional que facilite un nuevo marco pol¨ªtico para sacar al pa¨ªs de la profunda crisis en que se encuentra. Ser¨¢ para Milosevic la prueba decisiva. El ¨¦xito de la reforma constitucional depende sobre todo -con un Gobierno central muy debilitado- de que logren ponerse de acuerdo las tres nacionalidades hist¨®ricas m¨¢s importantes del pa¨ªs: Serbia, Croacia y Eslovenia. La primera es la rep¨²blica m¨¢s numerosa y extensa; las dos ¨²ltimas, las m¨¢s avanzadas econ¨®mica y culturalmente. Una soluci¨®n que evite el riesgo de la desintegraci¨®n requiere de la complementariedad de todas ellas.
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