El Pa¨ªs Vasco, una apuesta de futuro
Entre 1975 y 1985, el Pa¨ªs Vasco, inmerso en una profunda crisis industrial, vivi¨® una dur¨ªsima etapa de su historia econ¨®mica. Durante aquellos 10 a?os, el producto interior bruto (PIB) descendi¨® un 0,25% acumulativo anual en t¨¦rminos reales, experimentando para el conjunto de la d¨¦cada una evoluci¨®n negativa del 2,5%, y asimismo se estiman en 150.000 los puestos de trabajo destruidos, la mayor parte de ellos en la industria. En consecuencia, son dos los rasgos, estrechamente unidos, que caracterizan la evoluci¨®n macroecon¨®mica de aquella ¨¦poca: estancamiento de la producci¨®n, con fuertes ca¨ªdas en el empleo.Sin embargo, puede afirmarse que el proceso de declive toc¨® fondo en 1985, ya que desde el a?o siguiente se registran crecimientos estimados del PIB que se van acelerando progresivamente: 1,5 % en 1986, 3 % en 1987 y unas perspectivas para 1988 que giran en tomo al 4%. Conviene a?adir que este aumento de la producci¨®n va acompa?ado de creaci¨®n neta de empleo, ciertamente modesta pero que contrasta con la intensa destrucci¨®n de 10 a?os antes.
Por lo anterior, es cierto que la inflexi¨®n de la crisis ya ha tenido lugar, y hoy, en el Pa¨ªs Vasco, est¨¢ abierto un debate sobre la naturaleza de la recuperaci¨®n iniciada, es decir, sobre su car¨¢cter estructural o ¨²nicamente coyuntural. En cualquier caso, los esfuerzos de toda la comunidad deben orientarse hacia la consolidaci¨®n de este despunte de recuperaci¨®n que, no debemos olvidarlo, parte de niveles m¨ªnimos de producci¨®n y de empleo.
El proceso de recuperaci¨®n es delicado; su continuidad precisa que los factores positivos que lo han iniciado permanezcan. No olvidemos que todo el proceso se ha dado en un contexto exterior favorable, ya que 1988 es el sexto a?o consecutivo de expansi¨®n de la econom¨ªa mundial y el tercero de crecimiento importante de la econom¨ªa espa?ola.
No obstante, los duros sacrificios de la ¨¦poca cr¨ªtica no han sido est¨¦riles: se est¨¢ produciendo un intenso proceso de reequipamiento productivo tras los fuertes niveles de descapitalizaci¨®n, reequipamiento que ha podido realizarse gracias a la recuperaci¨®n de la capacidad de autofinanciaci¨®n; nos encontramos, en definitiva, al final del proceso con una estructura industrial bastante saneada aunque con casos de reestructuraci¨®n pendientes en algunos sectores.
Entramado industrial
En este sentido, el entramado industrial que ha sobrevivido se est¨¢ adaptando con rapidez a los nuevos retos de la competencia y tiene un apreciable potencial de crecimiento. Esta estructura industrial se sit¨²a, cada vez m¨¢s, en el lado de la peque?a y mediana empresa, que, parad¨®jicamente, ha tenido menos posibilidades de acceso al importante caudal de recursos p¨²blicos destinados a la reconversi¨®n. Las peque?as y medianas empresas del Pa¨ªs Vasco han rebatido con su comportamiento aquella idea tan extendida seg¨²n la cual las posibilidades de innovaci¨®n estaban en las manos de las grandes empresas, y lo han hecho demostrando una fuerte capacidad de adaptaci¨®n a las nuevas condiciones del mercado, introduciendo nuevas estrategias, tanto en los procesos de producci¨®n como en los de distribuci¨®n, que sin duda han conducido a nuevas oportunidades de negocio.
Esta adaptaci¨®n de la peque?a y mediana empresa a las nuevas exigencias del mercado no ha venido, sin embargo, acompa?ada de creaci¨®n de nuevas actividades. Por ello, se insiste en la necesidad de potenciar la creaci¨®n de peque?as y medianas empresas en un contexto en el que, salvo excepciones, no puede preverse la implantaci¨®n de grandes empresas. Todo ello con objeto de diversificar la producci¨®n y, por consiguiente, disminuir nuestro grado de vulnerabilidad a la evoluci¨®n de la coyuntura econ¨®mica. Ahora bien, la progresiva creaci¨®n de nuevas unidades productivas depender¨¢ no s¨®lo de las oportunidades del mercado, sino tambi¨¦n de la existencia de una red de servicios asociados a la empresa, a fin de posibilitar la formaci¨®n y consolidaci¨®n de un entramado industrial-terciario suficientemente integrado.
Consecuentemente con la situaci¨®n descrita, el Gobierno vasco presentar¨¢ en breve al Parlamento un plan econ¨®mico a medio plazo -1.989-1992- que pretende dirigir los esfuerzos presupuestarios hacia el cumplimiento de dos objetivos: por un lado, la modernizaci¨®n y el relanzamiento econ¨®mico, y, por otro, el desarrollo de la pol¨ªtica de bienestar social.
En relaci¨®n al primer objetivo, es evidente que el desenvolvimiento de la econom¨ªa vasca necesita de importantes mejoras en las condiciones de entorno que favorezcan el relanzamiento de la actividad econ¨®mica y, por tanto, permitan conseguir fuertes crecimientos econ¨®micos al objeto de generar nuevos puestos de trabajo. Cobran, por tanto, una creciente importancia estrat¨¦gica todas aquellas l¨ªneas de actuaciones orientadas a mejorar la accesibilidad mediante la oportuna creaci¨®n de infraestructuras de comunicaci¨®n con la intenci¨®n de integrar el Pa¨ªs Vasco en el eje europeo Par¨ªs-Madrid-Lisboa, a trav¨¦s de la conexi¨®n fronteriza de Ir¨²n, as¨ª como impulsar el corredor del Cant¨¢brico como un nuevo eje de desarrollo. La generaci¨®n de infraestructuras tecnol¨®gicas y telem¨¢ticas, la intervenci¨®n en los mercados del suelo, la reparaci¨®n de las condiciones medio ambientales y los programas de dinamizaci¨®n econ¨®mica son otras tantas medidas que deben adoptarse con el prop¨®sito de reducir las insuficiencias infraestructurales y, por tanto, disminuir los costes de producci¨®n.
El problema del paro
Desde esta perspectiva, todos somos conscientes de que el paro es, sin duda, el primer problema econ¨®mico en la sociedad vasca, y, en consecuencia, la creaci¨®n de empleo debe ser la principal preocupaci¨®n de quien debe orientar la pol¨ªtica econ¨®mica del pa¨ªs. El saneamiento de las cuentas de resultados de las empresas, tras a?os de fuerte deterioro, ha dado paso a nuevas inversiones que a su vez crean nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, todo este proceso se ha generado end¨®genamente, puesto que las cifras de inversi¨®n externa son poco relevantes econ¨®micamente. No obstante, el Pa¨ªs Vasco dispone a¨²n de un gran potencial de desarrollo. Precisamente el primer objetivo del plan econ¨®mico pretende atender al desarrollo de estas potencialidades: la situaci¨®n geogr¨¢fica privilegiada, la cultura empresarial, la cualificaci¨®n laboral de los trabajadores, etc¨¦tera. Para llevar a buen fin tales proyectos necesitamos apoyos tanto de la Comunidad Econ¨®mica Europea como de la Administraci¨®n central, y tenemos, todos, la responsabilidad pol¨ªtica de dar ejemplo de coordinaci¨®n institucional.
Ahora bien, todos estos esfuerzos ser¨¢n insuficientes y s¨®lo conseguir¨¢n paliar coyunturalmente la situaci¨®n si no conseguimos acabar con el terrorismo. Las acciones terroristas, con su proyecci¨®n exterior en todos los medios de comunicaci¨®n nacionales e internacionales y la din¨¢mica que generan a su alrededor, son el principal obst¨¢culo para la consolidaci¨®n de la recuperaci¨®n econ¨®mica. Estoy convencida de que cuando esta pesadilla se acabe se liberar¨¢n tal cantidad de energ¨ªas acumuladas que seremos capaces de recuperar el liderazgo econ¨®mico que hist¨®ricamente nos correspondi¨®.
Mientras, es necesario planificar a 1992 e incluso al a?o 2000. Emprender acciones a medio y largo plazo es s¨ªntoma de que algo se mueve y es apostar por el futuro con confianza. Y es mirando hacia ese futuro donde tenemos que introducir otro gran debate a¨²n pendiente en nuestra sociedad: el de la distribuci¨®n de la riqueza generada. Porque, junto a la modernizaci¨®n y al relanzamiento econ¨®mico, el otro gran objetivo del plan a medio plazo es mejorar el bienestar social, alejarnos de la dualidad entre personas con empleo y paradas y, en definitiva, plantear un modelo de distribuci¨®n basado en la solidaridad y en el que el sistema educativo, junto con el sanitario y la formaci¨®n profesional, hagan cierto de una vez por todas el principio de la igualdad de oportunidades.
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