Comenz¨® el festival de La Habana ofreciendo algunas de las claves de su evoluci¨®n
A altas horas de la madrugada del s¨¢bado finaliz¨®, en el gran teatro Karl Marx de la capital cubana, la sesi¨®n inaugural de la d¨¦cima edici¨®n de este, cada a?o con mayor poder de convocatoria, festival del cine de Am¨¦rica Latina. Fue una ceremonia corta y austera, sin apenas contenidos pol¨ªticos expl¨ªcitos, y precedida por un cortometraje de montaje en el que sintetizaron los 10 intensos a?os de existencia de este encuentro, fundado en 1978 por Alfredo Guevara, entonces presidente del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematogr¨¢ficos (Icaic) y hoy diplom¨¢tico en ejercicio.
El filme inaugural fue Un se?or muy viejo con unas alas enormes, escrito y dirigido por Fernando Birri, que form¨® parte, gracias a su extraordinaria banda sonora, del palmar¨¦s del pasado festival de Venecia. El filme de Birri est¨¢ basado en el cuento del mismo t¨ªtulo del colombiano Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, que ocupa en La Habana la presidencia de la Fundaci¨®n del Nuevo Cine Latinoamericano. Se trata de una producci¨®n mayoritariamente cubana, con participaci¨®n espa?ola a trav¨¦s de Televisi¨®n Espa?ola, y dirigido por un cineasta argentino afincado en Cuba y formado t¨¦cnicamente en Italia.Aunque lo fuera, no pareci¨® casual inaugurar el festival habanero con una obra est¨¦ticamente mestiza, de or¨ªgenes complejos y resonancias variadas, en. la que la tumultuosa ¨¦pica continental de Garc¨ªa M¨¢rquez se funde (probablemente en parte de manera involuntaria) con un barroco escenario caribe?o, un tel¨®n de fondo donde asoman tradiciones del humor del exceso propias del esperpento y la picaresca espa?ola y un estilo cinematogr¨¢fico derivado en gran medida de algunos modelos de la comedia cinematogr¨¢fica italiana, cuya ¨¦poca de esplendor, los a?os cincuenta, coincide con el tiempo de formaci¨®n de Birri como cineasta en Roma.
En los 10 a?os de cine latinoamericano que recogi¨® sint¨¦ticamente el documental de presentaci¨®n se percibi¨® una evoluci¨®n muy acusada, que abarca desde el a?o fundacional de 1978, cuando todav¨ªa predominan los signos de identidad del movimiento del nuevo cine latinoamericano, iniciado en el legendario encuentro de cineastas en la ciudad chilena de Vi?a del Mar hace ya m¨¢s de 20 a?os, hasta estas fechas en que la pureza inicial de aquel comienzo se ha entremezclado, sin desaparecer, con otros estilos y concepciones del cine, conformando ahora una oferta de filmes m¨¢s h¨ªbrida y variada. El filme de Birri es una muestra de esta. tendencia.
Pol¨¦mica
De ah¨ª proviene que Un se?or muy viejo obtenga hoy, entre el millar largo de cineastas, industriales y periodistas acreditados en La Habana, una acogida pol¨¦mica. La pel¨ªcula despert¨® defensas y rechazos, pero parece que a pocos dej¨® indiferentes. Este cronista tuvo ocasi¨®n de asistir a un informal debate en medio de la calle, en el que los signos de evoluci¨®n que contiene el filme fueron valorados de forma contrapuesta. Unos le acusaban de cine est¨¦tico desde concepciones de cine militante. Otros defend¨ªan sus b¨²squedas est¨¦ticas como otras formas nuevas de militancia.Esta alternativa, precisamente en este marco, tiene relevancia cinematogr¨¢fica y pol¨ªtica simult¨¢neamente. El filme de Birri (que tiene algunos atropellamientos de gui¨®n de ritmo posee, en cambio, un original sentido del montaje sonoro y una factura t¨¦cnica excelente, en la que hay escenas admirablemente rodadas e interpretadas) fue all¨ª considerado por unos como una obra de ruptura, y por otros, como una concesi¨®n del nuevo cine latinoamericano al cine europeo. No hace falta a?adir que este d¨¦bate sobre formas encubre posturas pol¨ªticas encontradas, que incluso crisparon la improvisada discusi¨®n. Birri ha tocado (con mayor o menor voluntariedad) un punto de encrucijada que, sin duda, gravitar¨¢ sobre todo este X Festival de Cine Latinoamericano.
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