La vanguardia castiza
Aun sin conocer directamente las obras en cuesti¨®n, se puede afirmar que el descubrimiento de dos esculturas de Alberto S¨¢nchez es una noticia ¨®ptima. T¨¦ngase en cuenta que el gran escultor castellano, nacido en Toledo el a?o,1895, se exili¨® a la URSS en 1939, donde no s¨®lo permaneci¨® hasta su muerte, acaecida en 1962, sino que en plena era estalinista tuvo que resignarse a abandonar sus experimentaciones vanguardistas y emplear su talento en algo menos comprometido como la decoraci¨®n teatral y cinematogr¨¢fica. De manera que se conserva muy poca obra realizada por Alberto durante su etapa espa?ola, debiendo conformarnos con reproducciones fotogr¨¢ficas y reconstrucciones.Hijo de panadero, y panadero ¨¦l mismo, Alberto S¨¢nchez, al parecer predestinado, trabaj¨® en oficios relacionados con el modelado y la forma, pues, adem¨¢s de su vinculaci¨®n familiar a la tahona, se hizo aprendiz de herrero y decorador estuquista. En 1922 conoci¨® al pintor uruguayo Rafael Barradas, que le introdujo en los c¨ªrculos de la vanguardia madrile?a, donde frecuent¨® a los mejores creadores pl¨¢sticos y po¨¦ticos, llegando a exponer en la c¨¦lebre Exposici¨®n de Artistas Ib¨¦ricos en 1925, donde obtuvo un ¨¦xito singular.
La importancia de Alberto en el arte espa?ol contempor¨¢neo se debe, al margen de sus cualidades personales como escultor, al intento de "nacionalizar la vanguardia", proyecto que cristaliz¨® con la fundaci¨®n de la llamada escuela de Vallecas, cuyos inicios se remontan a las excursiones que realizaba el propio Alberto a la localidad madrile?a, entonces en pleno campo, junto con el pintor Benjam¨ªn Palencia y otros artistas entre 1927 y 1936.
En sus memorias, Alberto describi¨® la experiencia de la escuela de Vallecas afirmando: "Palencia y yo quedamos en Madrid con el deliberado prop¨®sito de poner en pie el nuevo arte nacional que compitiera con el de Par¨ªs", y, entre otras cosas, tambi¨¦n que llegamos a la conclusi¨®n de que para nosotros no exist¨ªa el color, sino las calidades de la materia". As¨ª, mezcla de inquietudes cosmopolitas, seg¨²n las exigencias de la vanguardia, y una apasionada b¨²squeda antropol¨®gica de las se?as de identidad locales, en la l¨ªnea ag¨®nica de introspecci¨®n cr¨ªtica espa?ola potenciada por la generaci¨®n del 98, Alberto S¨¢nchez y la escuela de Vallecas configuraron un mundo est¨¦tico original, en el que, por primera vez en nuestro pa¨ªs, tradici¨®n y modernidad no se ve¨ªan necesariamente enfrentadas. La escultura de Alberto S¨¢nchez, por otra parte, conecta con ese esp¨ªritu de vanguardia castiza y populista que tambi¨¦n se puede apreciar en Maruja Mayo y Caneja, y los poetas Miguel Hern¨¢ndez, Lorca y Alberti.
Elogiado por el mismo Picasso, que afirm¨® que "con sus teor¨ªas y su obra suscit¨® una inquietud creadora e impuls¨® los movimientos art¨ªsticos de vanguardia que rompieron en Espa?a con el academicismo, con el conformismo reaccionario", Alberto S¨¢nchez tambi¨¦n mereci¨® ser cantado por poetas como Neruda, Alberti, Miguel Hern¨¢ndez, Blas de Otero, entre otros.
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