Rakowski: "Primero la reforma, despu¨¦s el di¨¢logo"
El primer ministro polaco cree que es la historia la que ha provocado la crisis del socialismo
"De Varsovia a Armenia, de Budapest a Tallin y hasta Pek¨ªn, el socialismo afronta profundos sobresaltos. De aqu¨ª a 1992, de la CE sin fronteras llegar¨¢n grandes cambios, pero quiz¨¢ vendr¨¢n tambi¨¦n a?os de violencia. En toda esta parte del mundo, lo que ha ocurrido en Eriv¨¢n ser¨¢ cada vez m¨¢s algo normal. ?Y usted me pregunta si nuestras reformas no son demasiado pocas y si no llegan demasiado tarde? Yo no lo puedo descartar, s¨®lo puedo compartir su duda sentado aqu¨ª, en mi sill¨®n. Y aunque fuera demasiado tarde, no tendr¨ªamos otra opci¨®n. Ni de Gorbachov ni de Deng ni de Grosz ni de m¨ª depende esta situaci¨®n: es la historia la que ha llevado al socialismo a este punto de crisis".
Suenan las doce del mediod¨ªa en un majestuoso reloj del siglo XVI, y a trav¨¦s de los grandes ventanales que se asoman al parque real de Lazlenki un sol ef¨ªmero que apenas calienta Varsovia ilumina la gran sala de la Presidencia del Consejo polaca.Mieczyslaw Rakowski viste un traje oscuro y lleva una corbata italiana, acaba de llegar de una entrevista personal con el general Wojciech Jaruzelski. Habla despacio, sopesando sus juicios, y, como siempre, alterna el polaco con el alem¨¢n o el ingl¨¦s. No ha cambiado el hombre, pero ahora, sobre sus espaldas, lleva una pesada carga que har¨ªa temblar a muchos estadistas: guiar a un Gobierno decidido a una apuesta quiz¨¢ imposible, la de salvar la desastrosa econom¨ªa sin tratar con una oposici¨®n llamada Solidaridad.
Pregunta. Se?or primer ministro, ?quiere decir que si la reforma ha llegado demasiado tarde su sistema estar¨¢ condenado?
Respuesta. Considero excesivo afirmar, como hizo el Partido Comunista Italiano, que el socialismo ha agotado toda fuerza propulsora. Pero quiero decir que si las reformas llegan, o se producen, con retraso, entonces no habr¨¢ salvaci¨®n. En realidad creo que hemos implantado reformas demasiado tarde, un minuto antes de la hora l¨ªmite, precisamente porque desde hace a?os -desde cuando me opuse a la represi¨®n de marzo de 1968, desde cuando preconizaba la reforma como director de Polityka hasta el congreso extraordinario de 1980- he afirmado en vano la necesidad de reformar el socialismo. Pero creo que las condiciones sociales no estaban entonces maduras para reformas profundas. Hace 10 o 20 a?os, a los reformadores les faltaba la fuerza para imponer un proyecto pol¨ªtico y una suficiente presi¨®n de la sociedad".
P. ?Pero no ser¨ªa indispensable un di¨¢logo con Solidaridad y con las otras fuerzas de la oposici¨®n?
R. Quiz¨¢, puede que un d¨ªa s¨ª. Por ahora, considero que no es posible. Y no por una oposici¨®n m¨ªa por principio a Solidaridad ni por una hostilidad personal, de la que tanto se habla, contra algunos de sus dirigentes. No, los que de ellos me pintan como enemigo de las reformas olvidan todo lo que pagu¨¦ en el pasado por pedir en vano reformas. La cuesti¨®n es otra: yo creo que el saneamiento econ¨®mico a trav¨¦s del regreso al mercado es una prioridad, y que sin una base de prosperidad econ¨®mica la democracia no es m¨¢s que una palabra vac¨ªa.
Mercado y pluralismo
P. ?Pero c¨®mo rehabilitar¨¢n el mercado sin pluralismo?
R. Espere, no me malinterprete. Yo creo que el pluralismo es necesario o, mejor, es indispensable. No olvidemos que en Polonia existe ya un pluralismo: mire la pluralidad de opiniones en la Prensa, sobre todo en la cat¨®lica. La ley sobre asociaciones est¨¢ en preparaci¨®n, aqu¨ª como en Hungr¨ªa, y surgir¨¢n tantas asociaciones como la realidad quiera. Pero es igualmente cierto que Solidaridad, si se legalizara ahora, ser¨ªa el partido de los insatisfechos y de las huelgas, y obstaculizar¨ªa gravemente el ¨¦xito de la reforma.
P. En Hungr¨ªa, Grosz, Nemeth y Pozsgay negocian con la oposici¨®n la reforma hacia el pluralismo pol¨ªtico. ?Por qu¨¦ ustedes tienen cerrada la puerta del di¨¢logo?
R. Yo sigo con inter¨¦s las decisiones y los intentos de los compa?eros h¨²ngaros, pero su situaci¨®n es distinta, tanto por el lado econ¨®mico como por la fuerza y las ideas de sus interlocutores. Aqu¨ª, en Polonia, de momento, la reforma necesita un poder democr¨¢tico pero fuerte, de tal forma que la oposici¨®n no lo obstaculice en los a?os m¨¢s dif¨ªciles. Un ¨¦xito de la reforma permitir¨¢ ampliar la base del consenso y los l¨ªmites del di¨¢logo.
P. ?M¨¢s que temerario, no ser¨ªa rentable tratar enseguida con Solidaridad? El discurso de la direcci¨®n moderada de Solidaridad es ¨¦ste precisamente: os ofrecemos nuestro apoyo a cambio de la legalidad...
R. Eso es lo que dicen. Y a eso respondo: primero, recuerdo lo que me dijo la se?ora [Margaret] Thatcher despu¨¦s de haberse visto con la oposici¨®n en la Embajada de Su Majestad [brit¨¢nica]. Me dijo: "Son gente muy interesante, pero me parece que no se puede conseguir de ellos una posici¨®n convergente". Segundo, soy contrario a un movimiento pol¨ªtico que no es un sindicato pero entra en las f¨¢bricas y carga el peso de las reivindicaciones sociales en la lucha pol¨ªtica. Esto temo cuando hablo de obst¨¢culos de la oposici¨®n a la reforma.
P. Usted ha elogiado personalmente a Thatcher en su lucha contra los obreros. Pero, en el Reino Unido, los laboristas est¨¢n en Westminster, mientras que Solidaridad no se sienta en la Dieta polaca. ?Por qu¨¦?
R. Porque ahora no podemos correr el riesgo de la anarqu¨ªa. Quiz¨¢ un d¨ªa ah¨ª se sentar¨¢, cuando un partido- sindicato no haga correr el riesgo de afrontar todos los d¨ªas conflictos en las f¨¢bricas descuidando los grandes problemas de la reforma econ¨®mica.
J¨®venes exasperados
P. Los l¨ªderes de la oposici¨®n se quejan de que sin un acuerdo entre ustedes y ellos el ala radical de Solidaridad tendr¨¢ que seguir el descontento de los j¨®venes obreros exasperados y tomar¨¢ el mando. ?No es ¨¦ste tambi¨¦n un peligro?
R. Quiz¨¢ ellos exageran el alcance de este peligro. Dicho esto, bien es cierto que las reformas tendr¨¢n su coste social, puede que grave. A medida que la reforma econ¨®mica vaya avanzando, Polonia se parecer¨¢ cada vez m¨¢s a los pa¨ªses europeos tambi¨¦n en esto: los conflictos sociales se convertir¨¢n en un hecho normal. ?El descontento de los j¨®venes obreros? Yo no quiero ni subestimar el problema ni dar demasiado peso a minor¨ªas y a agitadores. En toda sociedad, tambi¨¦n en Alemania Occidental, existen grupos de marginales: el marginalismo es un fen¨®meno social normal a mi parecer. Pero el descontento y la frustraci¨®n de los j¨®venes obreros est¨¢n plenamente justificados: viven en la era de las comunicaciones de masas, pero est¨¢n obligados a vivir en las casas de la f¨¢brica antes de encontrar un hogar propio y casarse. Una econom¨ªa m¨¢s sana ser¨¢ la mejor pol¨ªtica.
P. ?Pero sin un acuerdo con Solidaridad no se encontrar¨¢ solo frente a dos adversarios diferentes: por un lado, los obreros j¨®venes, y por el otro, el lobby de la industria pesada y el aparato burocr¨¢tico?
R. Disculpe mi met¨¢fora: tambi¨¦n Cristo tuvo que multiplicar los panes y los peces para hacer o¨ªr su mensaje ... ; en resumen, repito, la salvaci¨®n de la econom¨ªa por encima de cualquier otra cosa. En cuanto al lobby de la industria pesada, es cierto: ¨¦ste es un problema serio. Porque los dirigentes de las grandes empresas, tambi¨¦n de las empresas con p¨¦rdidas que nosotros tendremos que sanear o cerrar, expresan y defienden sus intereses concretos. Y ninguna ideolog¨ªa tiene la fuerza de resistencia de los intereses concretos cuando ¨¦stos se sienten amenazados. Por eso tambi¨¦n decid¨ª cerrar los astilleros Lenin, para que todos entendieran que cuando hablo de saneamiento y de reformas a toda costa lo hago en serio. Que no me detengo ante decisiones dolorosas. Porque s¨¦ que dentro del aparato nadie enemigo de la reforma dir¨¢ abiertamente que no quiere las reformas, pero actuar¨¢ contra ¨¦stas en la vida cotidiana: por miedo a perder su seguridad. Todos, a cualquier nivel social y pol¨ªtico, deben aceptar, por ejemplo, que el hombre debe buscarse un trabajo, el trabajo no busca al hombre.
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