Nueva pol¨ªtica china
DESPU?S DE las entrevistas que celebr¨® en Mosc¨² el ministro de Exteriores chino, Qian Qichen, se anunci¨® la celebraci¨®n de una cumbre entre los m¨¢ximos l¨ªderes de la URSS y de la Rep¨²blica Popular China en la primera mitad de 1989. La aceptaci¨®n china -tras numerosos tanteos sovi¨¦ticos rechazados sistem¨¢ticamente- supone un paso importante, porque hace m¨¢s de 30 a?os que no se celebra una reuni¨®n de tal categor¨ªa entre los dos pa¨ªses. El acercamiento entre China y la URSS es muy importante en el escenario asi¨¢tico, en el que se perfila un inicio de distensi¨®n entre China y la India, y de ¨¦sta con Pakist¨¢n.Entre las causas que han determinado la aceptaci¨®n por parte de Pek¨ªn de una cumbre con Gorbachov hay que descartar todo lo que pueda tener relaci¨®n con factores ideol¨®gicos. Las relaciones entre los dos pa¨ªses son las de dos grandes Estados con intereses contradictorios en una serie de terrenos, incluso en grado sumo en determinadas coyunturas. Si ahora pueden normalizar sus relaciones es porque la evoluci¨®n internacional ha quitado aspereza a conflictos anteriores. China hab¨ªa definido tres obst¨¢culos en el camino hacia la recuperaci¨®n de unas relaciones normales. En los ¨²ltimos tiempos, ¨¦stos han perdido virulencia, se han ido difuminando.
El primero era la concentraci¨®n de tropas sovi¨¦ticas en la frontera. En ese orden, la URSS ha retirado algunas de sus fuerzas. Adem¨¢s han mejorado seriamente las relaciones entre China y Mongolia, pa¨ªs sat¨¦lite de Mosc¨² que tiene una frontera largu¨ªsima con China. Despu¨¦s de haber firmado un tratado con Mongolia -seg¨²n el cual los conflictos fronterizos se resolver¨¢n "en el marco de la comprensi¨®n y cooperaci¨®n mutuas"-, China puede considerar que ya no tiene problemas fronterizos serios en esa zona. Por otra parte, la decisi¨®n sovi¨¦tica de retirarse de Afganist¨¢n -a despecho de las dificultades que encuentra para llevar a efecto ese compromiso- levant¨® el segundo obst¨¢culo definido por Pek¨ªn.
Queda en pie el tercer obst¨¢culo: Camboya. Lo que est¨¢ aqu¨ª en juego es la tendencia de la pol¨ªtica vietnamita, arraigada tras su triunfo sobre EE UU, a ejercer una hegemon¨ªa militar en esa parte de Asia. Ello es inaceptable para China y para otros pa¨ªses de la regi¨®n. Mientras haya tropas de Vietnam en Camboya, China no podr¨¢ dar por superada esa tendencia hegem¨®nica de los vietnamitas, claramente estimulada por la URSS durante un per¨ªodo. ?Est¨¢ decidido Gorbachov a cambiar esa l¨ªnea? Es el fondo de la cuesti¨®n. Diversos hechos permiten pensar que la URSS ha ejercido presiones para que Vietnam se decida a modificar su conducta. Si se confirma esta nueva actitud de Hanoi -la creaci¨®n de un Gobierno de coalici¨®n en Camboya con los tres sectores de la resistencia y el sector que hoy ostenta el poder en Pnom Penh-, todo hace pensar que no habr¨ªa dificultades insuperables. En Par¨ªs se desarrollan negociaciones encaminadas a ese fin, con un papel decisivo del pr¨ªncipe Sihanuk. Ello alejar¨ªa el peligro de una toma del poder, aunque sea provisional, por los jemeres rojos. ?Act¨²a con suficiente energ¨ªa la URSS para facilitar tal soluci¨®n? Cabe pensarlo a la luz de la visita de Rogachov, adjunto del ministro de Exteriores de la URSS, a Camboya, Vietnam y Laos. No parece que los chinos hubiesen aceptado la cumbre en la primera mitad de 1989 si no creyesen que la URSS est¨¢ presionando de verdad sobre Vietnam para que evacue Camboya.
En la perspectiva de esa cumbre, no hay nada que pueda interpretarse como un retorno a lo que fue, en tiempos de Mao, Stalin y Jruschov, la alianza -y luego la rivalidad- entre las dos grandes potencias del "campo socialista". Ese marco ideol¨®gico ha perdido su raz¨®n de ser. Cuando eran focos de actitudes mesi¨¢nicas, Pek¨ªn y Mosc¨² llegaron a enfrentamientos peligrosos. Ahora, el pragmatismo debe ayudarles a entenderse.
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