Las cuentas claras
EL BANCO de Espa?a aprob¨® el pasado lunes una importante circular sobre tipos de inter¨¦s, comisiones y normas de actuaci¨®n de las entidades de dep¨®sito, con la que se pretende poner fin a una serie de pr¨¢cticas abusivas de bancos, cajas de ahorro y cooperativas de cr¨¦dito. La circular obliga a que las entidades financieras apliquen criterios de mayor transparencia en el cobro de sus operaciones y que agilicen el abono de las operaciones. O, lo que es lo mismo, que expliquencon claridad a los clientes cu¨¢nto les van a cobrar o a pagar por un pr¨¦stamo o un dep¨®sito -el precio efectivo, no el nominal que utilizan ahora-, y que acaben con esos tiempos muertos en los que los fondos depositados en bancos y cajas mediante cheque o transferencia bancaria est¨¢n ilocalizables para el cliente y reportando beneficios a la entidad depositaria.Tradicionalmente, el negocio bancario se ha realizado a espaldas de algunos de los derechos b¨¢sicos del consumidor, amparado en una escasa o ambigua regulaci¨®n que permit¨ªa a las entidades financieras actuar con cierta impunidad frente a unos clientes que, en su mayor¨ªa, todav¨ªa entran con respeto a las oficinas bancarias y que aceptan con resignaci¨®n las fuertes tarifas y comisiones que les cobran,
La banca espa?ola es la m¨¢s cara de Europa -tambi¨¦n la m¨¢s rentable, l¨®gicamente- y una de las menos transparentes. Es frecuente encontrarse con personas que han pedido un cr¨¦dito calculando los pagos peri¨®dicos sobre el tipo de inter¨¦s nominal que dicen aplicarle las entidades financieras, y que descubren en el momento de la liquidaci¨®n que han tenido que abonar tres o cuatro puntos porcentuales m¨¢s por comisiones, corretajes, etc¨¦tera. Lo mismo sucede con el abono de transferencias o cheques, para los que se establecen unos plazos de compensaci¨®n pensados para otros sistemas de comunicaci¨®n y que no se justifican cuando la casi totalidad de las oficinas bancarias disponen de un sistema inform¨¢tico que hace pr¨¢cticamente instant¨¢neo el procesamiento de la operaci¨®n.
La irritaci¨®n de los ciudadanos espa?oles se ha hecho patente, desde hace algunos meses, en la oficina de reclamaci¨®n creada por el Banco de Espa?a. A esta ventanilla han acudido clientes particulares y empresas -sobre todo peque?as y medianas- para denunciar las pr¨¢cticas abusivas. La respuesta de la autoridad monetaria no se ha hecho esperar. A partir del pr¨®ximo d¨ªa 1 de enero de 1989, bancos, cajas de ahorro y cooperativas de cr¨¦dito tendr¨¢n que actuar con otras reglas del juego. Deber¨¢n informar con claridad y a priori del coste o la rentabilidad efectiva de las operaciones. Olvidarse de la letra peque?a de las comisiones y corretajes e incluirlas en la documentaci¨®n presentada a los clientes antes de cerrar el acuerdo. Adem¨¢s, deber¨¢n valorar, dentro de los plazos l¨®gicos -sin demora de ning¨²n tipo-, todos los ingresos y transferencias, haciendo pasar a la historia el dinero de ca?er¨ªa, esos tiempos muertos de miles de millones de pesetas que circulan de ordenador a ordenador por el sistema bancario.
Las entidades bancarias tienen derecho a cobrar un precio justo por los servicios que prestan. Las reglas del mercado as¨ª lo determinan. Pero esas mismas reglas establecen que las condiciones est¨¦n claras desde el principio para que los clientes puedan elegir el banco o caja con el que trabajar. Las nuevas formas de competencia que traer¨¢ la Europa de 1992 exigir¨¢ a las entidades financieras espa?olas actuar con mayor transparencia si no quieren perder la batalla. Porque al final, el cliente siempre tiene la raz¨®n. Hasta en banca.
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