AIzheimer, 'agujero negro' en el cerebro
Para el a?o 2000 habr¨¢ 400.000 espa?oles con demencia senil
De pronto, el abuelo, que ha venido realizando sus tareas cotidianas de forma met¨®dica y regular, altera inconscientemente su comportamiento. Un d¨ªa olvida que debe afeitarse, otro se va sin haber desayunado, un tercero confunde el portal de su casa y otro m¨¢s no consigue recordar qu¨¦ hizo el d¨ªa anterior. ?l mismo no percibir¨¢ nada extra?o en todo ello, pero sus familiares cercanos ver¨¢n la aparici¨®n de estos s¨ªntomas con preocupaci¨®n: la demencia senil o enfermedad de Alzheimer ha empezado a manifestarse. Seg¨²n Alberto Portera, jefe del Servicio de Neurolog¨ªa del hospital Doce de Octubre, de Madrid, el n¨²mero de afectados actualmente en Espa?a supera los 280.000.
Confundida habitualmente con el proceso normal de envejecimiento, esta enfermedad ha conocido una repentina y creciente popularidad. Teniendo en cuenta el desarrollo vegetativo al que est¨¢ sometido la poblaci¨®n espa?ola, el doctor Portera calcula que en el a?o 2000 casi 400.000 espa?oles padecer¨¢n la enfermedad de Alzheimer.Hasta ahora, el factor de riesgo m¨¢s claro que existe es la edad. El mero hecho de tener m¨¢s de 65 a?os supone un incremento notable de la posibilidad de caer en este "agujero negro mental", como lo define el doctor Portera. Una de cada 40 personas que se encuentra m¨¢s all¨¢ de esta edad padece la enfermedad de Alzheimer. Y conforme se cumplen a?os las posibilidades aumentan. Entre los mayores de 75 a?os el porcentaje de casos asciende al 10% y a los 85 a?os supera ya el 40%. A partir de los 70 a?os el riesgo es superior en la mujer que en el hombre.
Deterioro
A ciertas edades los s¨ªntomas de la enfermedad pueden confundirse con los propios del envejecimiento. "A los 90 a?os, la separaci¨®n entre algunas personas normales y otras enfermas de Alzheimer es dif¨ªcil de establecer. En edades tempranas la diferencia es muy clara. Un demente senil de 50 a?os no tiene nada que ver con una persona normal de esa edad, son dos poblaciones muy diferenciadas", explica el doctor Adolfo Toledano, investigador del Instituto de Neurobiolog¨ªa Ram¨®n y Cajal.
Al menos en los primeros estadios la enfermedad semeja un proceso de envejecimiento prematuro, acelerado y sorpresivo. ?Existen dos formas de envejecimiento? Aparentemente, la enfermedad de Alzheimer y el envejecimierito normal tienen en com¨²n el deterioro de las neuronas o c¨¦lulas del sistema nervioso. El n¨²mero de neuronas de un individuo no crece y a partir de los 30 a?os, e incluso antes, se empiezan a perder y a deteriorar en cantidades millonarias. "Para algunos investigadores, estas neuronas perdidas constituyen la clave para explicar la enfermedad, y no las que subsisten en el cerebro, las que sobreviven, aunque est¨¦n degeneradas", dice el doctor Toledano.
Con la aparici¨®n de nuevos s¨ªntomas, el enfermo de Alzheimer empieza a diferenciarse m¨¢s de otros procesos de envejecimiento. A la confusi¨®n inicial y p¨¦rdida de la memoria inmediata (no recuerdan ni los hechos ni las personas m¨¢s recientes) le sigue una incapacidad para utilizar datos, desorientaci¨®n en el tiempo y en el espacio, creciente confusi¨®n de personas, dificultades en el lenguaje y la expresi¨®n. Poco a poco el individuo va produciendo menos ideas y reduciendo su vocabulario, aumentando su dificultad para entender a los dem¨¢s, y van pasando a un lenguaje t¨¢ctil, afectivo. "Buscan el abrazo, el contacto humano; es algo que se puede apreciar en la forma que tienen de cogerte la mano. Con el tiempo llegan a perder la facultad de andar y acaban encarnados e inm¨®viles, sin conexi¨®n con el medio exterior", dice el doctor Portera.
Regreso a la infancia
"Lo ¨²ltimo que les queda es la succi¨®n, que es lo primero que hace un beb¨¦. El proceso es exactamente el contrario que el de aprendizaje y crecimiento de un ni?o, pero mientras la mente de ¨¦ste est¨¢ en blanco y en ella se puede escribir, la de un enfermo de Alzheimer terminal est¨¢ en negro", continua Portera. Todo este proceso de degeneraci¨®n puede durar entre ocho y 10 a?os, y no s¨®lo no se conocen las causas de la enfermedad (salvo en algunos casos), sino que ni siquiera se pueden realizar tratamientos sintom¨¢ticos.
Se ha detectado, por ejemplo, que el nivel de acetilcolina (una sustancia neurotransmisora encargada de comunicar el llamado n¨²cleo de Meinert con una zona de la corteza cerebral donde se producen muchas de las funciones intelectivas del hombre) se encuentra muy disminuido en estos enfermos, pero el suministro de cantidades suficientes de acetilcolina no produce mejoras sustanciales.
La reciente celebraci¨®n en Madrid de un simposio en torno a los Avances sobre la enfermedad de Alzheimer, organizado por la Fundaci¨®n Ciencia y Medicina, que ha contado con la asistencia de varias primeras figuras extranjeras, ha aportado, en opini¨®n del doctor Toledano, datos nuevos. Se reconoce, sin embargo, que la determinaci¨®n de las causas de la enfermedad se encuentra a¨²n lejos. Y mucho m¨¢s la posibilidad. de encontrar un medio de curaci¨®n. Lo importante en muchos casos es llegar al diagn¨®stico de los casos de Alzheimer por exclusi¨®n, ya que se trata de una demencia de s¨ªntomas similares a otras muchas, algunas de las cuales s¨ª tienen curaci¨®n.
Los afectados por s¨ªndrome de Down o mongolismo tienen un alto riesgo de contraer la enfermedad de Alzheimer a una edad temprana (entre 30 y 35 a?os). Las posibilidades de contraer la enfermedad se incrementan tambi¨¦n si existen antecedentes familiares. Alrededor de un 5% de los casos pueden tener origen gen¨¦tico.
El problema m¨¢s preocupante es la dimensi¨®n social de la enfermedad. La existencia de casi 300.000 afectados supone un enorme problema porque no hay centros capaces de acoger a estos enfermos, que precisan una atenci¨®n continua y cuidadosa. El coste de esta atenci¨®n ser¨ªa desorbitado. "Yo creo que la familia debe ocuparse de ellos", afirma el doctor Portera.
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