Las razones que se quieren ocultar
Muchos ciudadanos se preguntan por qu¨¦ el Gobierno se muestra insensible ante las reivindicaciones sindicales. Se preguntan qu¨¦ es lo que ha pasado para que la UGT, que ha aceptado sacrificios para hacer posible la recuperaci¨®n y el desarrollo econ¨®mico de nuestro pa¨ªs, que ha puesto los cimientos de unas modernas relaciones labon¨²es y que ha dado sobradas muestras de voluntad negociadora y capacidad de di¨¢logo, se haya visto forzada a tomar una decisi¨®n de tanta trascendencia como es la de convocar un paro de 24 horas.Algunos responsables del Gobierno y del partido socialista intentan contestar a esta pregunta desprestigiando a los sindicatos; con esta actitud irresponsable: est¨¢n haciendo un mal servicio al futuro de nuestro pa¨ªs y, sobre todo, est¨¢n demostrando su nula confianza en la madurez de la opini¨®n p¨²blica y de los trabajadores.
Los que est¨¢n propagando esta campa?a olvidan que hace muy poco elogiaban la actuaci¨®n de los sindicatos cuando asum¨ªamos sacrificios, cuando firm¨¢bamos acuerdos que contemplaban, entre otros aspectos, la moderaci¨®n salarial o cuando defend¨ªamos en las empresas la necesidad de la reconversi¨®n industrial. Desde 1979 hasta 1986 la UGT desarroll¨® una acci¨®n sindical que persegu¨ªa el logro de cuatro objetivos b¨¢sicos: Consolidar la democracia. Sanear nuestra econom¨ªa y asegurar su desarrollo sobre bases firmes. Asentar un modelo de relaciones laborales equiparable al de los pa¨ªses europeos y ejercer una acci¨®n solidaria y protectora hacia aquellos colectivos de trabajadores con menos capacidad de defensa ante la crisis.
Nuestro sindicato, para conseguir estos objetivos, propici¨® una pol¨ªtica de grandes acuerdos nacionales entre el Gobierno, las asociaciones empresariales y las organizaciones sindicales. Fue lo que se conoci¨® como concertaci¨®n social. La concertaci¨®n nos exigi¨® aceptar compromisos que en su momento no fueron entendidos por algunos colectivos de trabajadores. Sin duda era dificil asumir la necesidad de moderar los salarios e inclusive de perder poder adquisitivo; era dif¨ªcil entender la necesidad de reconvertir empresas y sectores o de flexibilizar el mercado de trabajo.
No obstante, estamos convencidosque fue la opci¨®n m¨¢s positiva para los intereses de -los trabajadores y del pa¨ªs en una etapa caracterizada por una dif¨ªcil transici¨®n pol¨ªtica y una grave: crisis econ¨®mica.
Democracia y econom¨ªa
En la actualidad, la situaci¨®n de nuestro pa¨ªs es muy diferente: la democracia est¨¢ consolidada y la reactivaci¨®n econ¨®mica es un hecho. El sindicato, por tanto, debe ajustar su actuaci¨®n a las nuevas circunstancias. Los trabajadores no entender¨ªan que las organizaciones sindicales mantuvieran un discurso similar al de la ¨¦poca de crisis cuando se vive una situaci¨®n de recuperaci¨®n econ¨®mica y se est¨¢n generando importantes beneficios en las empresas.La UGT sigue considerando que la negociaci¨®n es el mejor mecanismo para conseguir las reivindicaciones de los trabajadores. No obstante, la experiencia nos est¨¢ demostrando que Gobierno y empresarios llegan f¨¢cilmente a acuerdos con los sindicatos cuando hay que repartir el coste de la crisis, pero empiezan a plantear dificultades cuando se trata de repartir los beneficios.
?stas son las causas reales del conflicto. Los sindicatos hemos agotado la v¨ªa de la negociaci¨®n, hemos constatado que la actitud del resto de los interlocutores es negativa para lograr un acuerdo y, en consecuencia, utilizamos un derecho constitucional, el derecho a la huelga, para conseguir que modifiquen su actitud. La campa?la lanzada por el Gobierno obedece exclusivamente al prop¨®sito de intentar frenar en seco la capacidad reivindicativa del movimiento sindical y conseguir as¨ª organizaciones sindicales sumisas.
Insistentemente se est¨¢ lanzando el mensaje de que el paro convocado para el d¨ªa 14 es una huelga pol¨ªtica que pretende desestabilizar al Gobierno. Los responsables de la Administraci¨®n, con esta actitud, pretenden chantajear a la sociedad espa?ola, quieren conseguir un cheque en blanco gracias al cual cualquier acto de protesta, en el marco de la Constituci¨®n, contra decisiones gubernamentales que afecten a los intereses de los trabajadores estar¨ªa deslegitimado porque socavar¨ªa la actual mayor¨ªa parlamentaria.
Desde la UGT se ha dejado perfectamente claro cu¨¢l es el objetivo de estas movilizaciones. UGT pretende modificar aspectos sustantivos de la pol¨ªtica econ¨®mica y social del Gobierno. Queremos, lo repetimos una vez m¨¢s, que el Gobierno sea sensible al bloque social que le vot¨®, que sea sensible a las demandas sindicales.
Las reivindicaciones de la UGT tienen como objeto resolver, en primer lugar, los incumplimientos que a¨²n arrastramos desde la firma del Acuerdo Econ¨®mico y Social. Para el movimiento sindical es imprescindibie que este cap¨ªtulo se cierre para abordar con seriedad cualquier nueva negociaci¨®n. Mientras la UGT siga teniendo pendiente el cumplimiento de acuerdos firmados con la Administraci¨®n ser¨¢ dif¨ªcil establecer nuevos compromisos.
El aumento de la cobertura hasta alcanzar el 48% de los desempleados es uno de los acuerdos del AES incumplidos. La UGT no va a renunciar en su empe?o por lograrlo y, porsupuesto, no abordaremos ninguna negociaci¨®n en materia de cobertura en tanto la Administraci¨®n no cumpla lo que firm¨® en 1984. Lo mismo tenemos que decir en relaci¨®n al contrato de inserci¨®n para los j¨®venes elaborado por el Gobierno. Si bien en este caso no se trata de un incumplimiento, entendemos que es la puerta falsa por la cual la Administraci¨®n accede a las exigencias de la CEOE en las negociaciones del AES, y que no eran otras que las de reducir las cuotas a la Seguridad Social y flexibilizar a¨²n m¨¢s el mercado de trabajo, con un agravante a?adido: que esa mayor flexibilizaci¨®n es financiada con dinero p¨²blico. A prop¨®sito del contrato de inserci¨®n, el Gobierno deber¨ªa explicar c¨®mo es posible que, estando prevista la entrada en vigor del contrato para el pr¨®ximo a?o, el empleo en 1989 se incremente menos que en 1988, seg¨²n se contempla en el cuadro macroecon¨®mico de los Presupuestos Generales del Estado.
En otro orden de cosas, la Administraci¨®n debe corregir las repercusiones negativas que ha tenido su error en la previsi¨®n de inflaci¨®n; los funcionarios, los pensionistas y jubilados, y en general todos los colectivos que dependen de los Presupuestos Generales, deben recuperar los dos puntos de salario perdidos. Si esto no se produce, los sindicatos dif¨ªcilmente podremos seguir negociando sobre inflaci¨®n prevista, y sin duda ¨¦ste ser¨¢ un elemento que perturbe cualquier futura negociaci¨®n salarial.
Si el Gobierno tiene voluntad de resolver estos cap¨ªtulos, sin duda podremos avanzar con eficacia en otra serie de aspectos tales como la reforma del Instituto Nacional de Empleo, los fondos de inversi¨®n y la participaci¨®n sindical en las empresas e instituciones.
?stas son las reivindicaciones fundamentales de nuestro sindicato. La Administraci¨®n est¨¢ en su derecho de criticar la decisi¨®n que hemos adoptado, pero que no busque otras interpretaciones m¨¢s all¨¢ de las estrictamente sindicales. No es el objetivo de la UGT derribar al Gobierno socialista.
?ltimamente, responsables del PSOE est¨¢n expresando su preocupaci¨®n por la estrategia sindical de la UGT; tenemos que decirles al respecto que no se preocupen por el abrazo del oso que, seg¨²n ellos, nos est¨¢ dando CC OO; la UGT es responsable de sus actos, y si nos atenemos a las ¨²ltimas elecciones sindicales celebradas en empresas de gran importancia como Seat y Ensidesa, los resultados demuestran que subimos en representatividad, y CC OO, por el contrario, la reduce.
El d¨ªa 14 de diciembre los trabajadores de este pa¨ªs van a parar de manera masiva. Ser¨¢ unajornada pac¨ªfica y de defensa responsable de sus reivindicaciones, al tiempo que una expresi¨®n de solidaridad y de defensa tambi¨¦n de las reivindicaciones de los jubilados, los j¨®venes y los desempleados. Los trabajadores y trabajadoras ejercer¨¢n un derecho constitucional: el derecho a la huelga. Es un error grave que el Gobierno y el Partido Socialista se est¨¦n movilizando para atemorizar a la sociedad ante la convocatoria del paro. Igualmente se comete un error situando de nuevo a la sociedad ante la perspectiva del caos y la ingobernabilidad, ya que no se corresponde ni con la voluntad de los sindicatos ni con la realidad de los hechos.
Negociar en serio
Por nuestra parte, despu¨¦s del paro general volveremos a decirle al Gobierno y a los empresarios que queremos negociar, pero negociar en serio, para resolver los problemas.Para hacer posible una negociaci¨®n, la Administraci¨®n no puede ahogar el di¨¢logo con una postura cerrada y poco flexible. Su escasa voluntad de acuerdo ha estado motivada por la obsesi¨®n de seguir reduciendo la inflaci¨®n y el d¨¦ficit p¨²blico, actitud ¨¦sta que la insensibiliza ante las necesidades sociales.
Queremos dejar claro que no estamos hablando de aumentar el d¨¦ficit p¨²blico ni de que no nos preocupe un repunte inflacionista. El objetivo de reducir ambos cap¨ªtulos es un principio compartido por todos, y la pol¨ªtica de la UGT desde 1979 ha estado encaminada tambi¨¦n a lograrlo. Pero lo que s¨ª afirmamos es que no es posible seguir sacralizando ese principio a cualquier precio.
El Gobierno debe reflexionar sobre la conveniencia de hacer una reducci¨®n suave, menos dr¨¢stica, que haga compatibles las previsiones macroecon¨®micas con las necesidades de infraestructura y de servicios de nuestro pa¨ªs, al tiempo que conecte tambi¨¦n con las demandas sociales y las reivindicaciones de los sindicatos.
En cualquier caso, el Gobierno socialista no puede enfrentarse al movimiento sindical y a los trabajadores por negarse a modificar, si es necesario, sus previsiones de d¨¦ficit p¨²blico y de inflaci¨®n. Para tomar esta decisi¨®n, que sin duda puede reconducir positivamente las negociaciones, se requiere exclusivamente voluntad pol¨ªtica y sensibilidad social.
Por todo ello esperamos que el Gobierno modifique su actitud; a nuestro juicio, eso ser¨¢ beneficioso para los trabajadores y para el conjunto del pa¨ªs, as¨ª como para la credibilidad del propio Gobierno socialista.
En cualquier caso, la UGT asume su responsabilidad y, como siempre, est¨¢ abierta al di¨¢logo y a la negociaci¨®n.
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