Cemento para enterrar una herencia cultural
La nueva Bucarest proyectada por Ceaucescu hace a?icos la antig¨¹edad
Nicolae Ceaucescu tiene proyectado realizar en Bucarest lo que Hitler apenas comenz¨® en Berl¨ªn. Se est¨¢ destruyendo una parte de la herencia, cultural de Europa, en un gigantesco proyecto que tiene como objetivo reemplazar los viejos edificios por otros monumentales de cemento. Se han derribado numerosos inmuebles hist¨®ricos en la parte antigua de Bucarest con el fin de que el nuevo espacio creado se convierta en monumento a la ¨¦poca dorada de Ceaucescu.
Bucarest, denominada en una ¨¦poca "el Par¨ªs de la Europa oriental", est¨¢ cambiando de personalidad r¨¢pidamente. Cientos de gr¨²as y miles de obreros y soldados trabajan d¨ªa y noche levantando nuevos edificios, a una velocidad de v¨¦rtigo.No se trata simplemente de un cambio arquitect¨®nico, sino de transformar una cultura entera. Si se quiere destruir la memoria de una naci¨®n, desde luego ¨¦sta es una buena manera de hacerlo, dijo un portavoz del Consejo Internacional de Monumentos, y Sitios (Icomos), una organizaci¨®n establecida en Par¨ªs, que es asesora de la Unesco.
La Unesco ha rogado en vano al l¨ªder rumano, en diversas ocasiones, que cesara la destrucci¨®n. A principios de noviembre pidi¨® permiso para enviar una delegaci¨®n de expertos a Ruman¨ªa con objeto de salvar lo poco que queda. A¨²n no ha recibido respuesta.
D¨ªa tras d¨ªa, las bellas aunque devastadas casas del siglo XIX de la calle Apolodor, situadas en el centro de Bucarest, se ven amenazadas cada vez m¨¢s por los enormes y blancos complejos urban¨ªsticos de cemento. Los vecinos viven bajo la preocupaci¨®n de que sus casas sean pronto el pr¨®ximo blanco de las excavadoras.
Edificios destruidos
Su preocupaci¨®n est¨¢ justificada. Desde que el l¨ªder autocr¨¢tico del pa¨ªs, Nicolae Ceaucescu, y su mujer, Elena, comenzaron el proyecto de reurbanizaci¨®n en la capital a principios de los ochenta, 45.000 personas fueron evacuadas del centro de la ciudad, seg¨²n cifras oficiales.Muchos de los monumentos hist¨®ricos han desaparecido irremediablemente. Icomos, que dispone de los servicios de 3.000 arquitectos, historiadores y expertos en construcci¨®n por todo el mundo, ha recopilado una lista, de los edificios destruidos en Ruman¨ªa durante los ¨²ltimos a?os.
Adem¨¢s de diversos distritos con viejas casas de clase media de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, palacetes y otros edificios, se han destruido tambi¨¦n numerosas iglesias cuyo valor es incalculable.
Entre las aproximadamente 20 iglesias ortodoxas y sinagogas que se han derribado desde 1980 figuran las siguientes:
- Iglesia Albapostavari, construida en 1568. Demolida.
- Monasterio de Vacaresti, que ten¨ªa la iglesia m¨¢s grande de Bucarest, construida en 1716-1722. Derribado.
- Iglesia Enei, construida en 1720-1724. Derribada.
- Iglesia Cotroceni, construida en 1679. Iba a ser destruida, pero cambiaron los planes y se utilizar¨¢ para construir un palacio presidencial.
- Iglesia Spireavechi, construida a mediados del siglo XVIII. Derribada.
- Iglesia Spireanova, construida en 1799. Derribada.
- Iglesia Izvorul Tamadulrl, construida en 1794. Derribada.
- Iglesia Ghergicani. Derribada.
- Monasterio de Pautelimon. Construido en 1750. La iglesia se ha derribado. Los edificios restantes se reconstruir¨¢n para ser hotel.
Se puede contemplar el enorme nivel del proyecto de Ceaucescu desde la extensa y vigorosa Piazza de Unidad Nacional, hoy un solar lleno de barro, que en el futuro se calcula que contendr¨¢ varios cientos de miles de personas.
Enfrente de la plaza, en la cima de una colina artificial, rodeada de gr¨²as, se levanta el palacio republicano. Se trata de una enorme construcci¨®n de cemento de estilo neocl¨¢sico, de 15 pisos, en el que se alojar¨¢ la sede del partido comunista, as¨ª como su presidente.
Un aire extra?o
En el lado opuesto del palacio hay una visi¨®n a¨²n m¨¢s irreal: la reci¨¦n construida avenida del Triunfo Socialista, de 3,5 kil¨®metros de largo y 110 metros de ancho, a cuyos lados se alinean enormes edificios blancos. La avenida, que ha devorado una gran parte del casco viejo de Bucarest, tiene un aire extra?o. Los cientos de pisos y oficinas destinados a los funcionarios del partido comunista est¨¢n completamente vac¨ªos. Las tiendas, lujosas si se comparan con los modelos est¨¢ndar rumanos, est¨¢n altamente equipadas, pero permanecen cerradas.Los bloques ya dan una impresi¨®n de decadencia, aun antes de ser utilizados, por las grietas en el cemento y el deterioro de las piedras angulares. Al parecer, nadie conoce los motivos de la desocupaci¨®n.
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