La Mafia se pone nerviosa
La organizaci¨®n criminal italiana trata de liquidar la competencia de las empresas 'limpias'

La Mafia siciliana est¨¢ cada vez m¨¢s nerviosa. En esa opini¨®n coinciden todos los observadores tras el ¨²ltimo atentado sangriento, perpetrado el jueves pasado en Palermo, en el que perdi¨® la vida el empresario Luigi Ranieri, administrador delegado de Sageco, uno de los mayores imperios de la isla italiana en el importante sector de la construcci¨®n. Se trata de un delito emblem¨¢tico, porque el empresario, de 60 a?os de edad, pertenece a la reciente hornada de constructores que se niegan a pactar con la Mafia y que han conseguido limpiamente las ¨²ltimas contratas adjudicadas por el Ayuntamiento que dirige Leoluca Orlando.
Orlando, el m¨ªtico alcalde de Palermo, lucha en primera fila contra los grupos mafiosos que desde hace 40 a?os han monopolizado, con la connivencia de pol¨ªticos vendidos a su causa a cambio de votos, todas las subastas de obras p¨²blicas de Sicilia.Luigi Ranieri, asesinado de cinco tiros disparados con la cl¨¢sica lupara (escopeta de ca?ones recortados) usada por la Mafia, hab¨ªa asociado a su empresa -que acababa de adjudicarse, entre otras obras p¨²blicas importantes, la construcci¨®n del nuevo aeropuerto de Palermo- a las cooperativas comunistas de Emilia Romagna, buscando la participaci¨®n de empresas irreprochables de fuera de Sicilia, f¨®rmula que el alcalde de Palermo est¨¢ intentando imponer en la isla para romper la cadena mafiosa local.
Seg¨²n todos los indicios, ha sido asesinado porque no ha aceptado el chantaje de alg¨²n grupo mafioso que intentaba infiltrarse en la empresa para, desde ella, poder reciclar el dinero sucio y colocar en la direcci¨®n algunos de sus hombres para controlarlo.
Justamente, para la nueva Mafia de la hero¨ªna y la coca¨ªna -que est¨¢ acosada por el reforzamiento de los controles policiales y judiciales del alto comisario contra la Mafia, el juez Domenico Sica-, es muy importante hoy, de vital importancia, entrar en empresas limpias y libres de toda sospecha para, a trav¨¦s de ellas, seguir haciendo sus negocios sucios.
En los ¨²ltimos seis a?os han sido asesinados por la Mafia en Palermo 11 importantes empresarios, con la finalidad de tener a la organizaci¨®n bien colocada ante la lluvia de dos billones de pesetas que va a caer sobre Sicilia destinados a un nuevo plan de construcci¨®n del Gobierno. Entrar en las contratas p¨²blicas ahora significa controlar, por un lado, todo ese dinero y, por otro, utilizar esos negocios limpios para colocar el otro dinero misterioso y oculto del tr¨¢fico de droga, armas y secuestros.
El asesinato de Luigi Ranieri ha causado profunda emoci¨®n incluso en la opini¨®n publica porque pertenec¨ªa a una familia que desde hace ya 40 a?os se distingu¨ªa en Palermo por su fama de ser s¨®lo "gente que trabaja" y que estaba tan libre de toda sospecha que sido una de las pocas empresas sicilianas que nunca han sido investigadas bajo la severa ley La Torre, que permite examinar las cuentas bancarias de los empresarios.
La violenta muerte del empresario de Sageco ha sido vista como una se?al de un cierto nerviosismo de la Mafia, que mata s¨®lo cuando no ha podido controlar las cosas de otro modo m¨¢s silencioso.
Seg¨²n los comentarios que se hac¨ªan d¨ªas pasados en la capital siciliana, la lupara que ha cantado contra la importante familia Ranieri es tambi¨¦n un aldabonazo de atenci¨®n de la Mafia al alcalde que est¨¢ intentando una especie de primavera de Palermo, para advertirle que no est¨¢ dispuesta a quedarse fuera en el reparto de la gran tarta de dos billones de pesetas y que piensa hacerlo "por las buenas o por las malas".
El presidente de los industriales de Palermo, Salvino Lagumina, preocupado e indignado por la desaparici¨®n sangrienta de Luigi Ranieri, ha afirmado: "La primera reacci¨®n es huir de esta isla infeliz, pero ni se puede ni se debe hacer".
En un quiosco del centro de Palermo, ante el estupor de este corresponsal al ver los titulares a toda p¨¢gina de los peri¨®dicos que informaban sobre el nuevo asesinato mafioso, el anciano vendedor de prensa coment¨®: "Ah, dottore, de qu¨¦ se asombra, aqu¨ª estamos en guerra".
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