Estimado se?or Prigogine.
Gracias por el magn¨ªfico libro con el que me ha obsequiado. Perm¨ªtame, en relaci¨®n a la conversaci¨®n que tuve el privilegio de sostener con usted, que le haga ciertas aclaraciones.Usted me pregunt¨® si yo estaba pensando en Einstein cuando pint¨¦ Los relojes blandos. Yo le respond¨ª entonces que no porque desde hace tiempo la noci¨®n del espacio tiempo era tan evidente en mi esp¨ªritu que para m¨ª este cuadro era como cualquier otro.En el comunicado que se archiv¨® en el Museo de Arte Moderno de Nueva York yo defin¨ª el cuadro de la siguiente manera: "Los griegos transformaron todo en antropomorfismo al hacer que su dios Cronos devorase a sus hijos, cosa que Goya no hizo m¨¢s que ilustrar".
La angustia del espacio-tiempo, la hice de queso de Camembert paranoico-cr¨ªtico melanc¨®licamente derretido y sabroso.
Como conclusi¨®n, Goya no ten¨ªa ninguna noci¨®n del espacio-tiempo, y en cambio yo lo sent¨ª colarse en mi sangre de manera muy evidente.
Le puedo precisar que en la ¨¦poca en la que pint¨¦ Los relojes blandos pens¨¦ mucho en Her¨¢clito. Es por eso por lo que mi cuadro se llama La persistencia de la memoria, la memoria del espacio-tiempo.
Petrificar es dial¨¦ctico con las sustancias m¨¢s supergelatinosas. Como el ejemplo mayor de todos, Boccioni.
Le enviar¨¦ por correo una foto de nosotros dos. Lo abraza.
Salvador Dali, 19.11.1985
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