El ¨²ltimo cap¨ªtulo de la zarzuela
Gust¨® Pablo Soroz¨¢bal autodenominarse m¨²sico popular, y es cierto que lo fue. Inconformista en todo, no pod¨ªa dejar de serlo a la hora de componer, de modo que, aun partiendo de tradiciones que amaba -Barbieri, Alb¨¦niz, Chueca-, supo dar al g¨¦rtero nuevos matices.El sainete madrile?o, adaptado a la ciudad de los a?os treinta, encuentra matices renovadores en La del manojo de rosas, en la que encontramos una original explotaci¨®n del dato tradicional, (el pasodoble est¨¢ basado en un tema del Cancionero, de Oc¨®n, al que ya hab¨ªan acudido Vives y Falla). Tambi¨¦n el tratamiento arm¨®nico e instrumental se alejaba del lenguaje zarzuel¨ªstico, y en el caso de Katiuska, la elecci¨®n de tema, ambiente y tem¨¢tica rusos funcion¨® como elemento dif¨¦renciador.
Otro Madrid, el barojitano, triste y desolado, chiquito y melanc¨®lico, determin¨® Adi¨®s a la bohemia, en donde la prosa de Baroja encontr¨® respuesta en Soroz¨¢bal. Como ha visto muy bien Manuel Balboa, Soroz¨¢bal habl¨® "a ese hombre abrumado por la circunstancia, sumido casi como espectador en un mundo que le grita su condici¨®n miserable, diciendo lo m¨¢s importante del modo m¨¢s directo". Adaptar sus saberes a esa voluntad de sencillez constituy¨® una constante, a la que deb¨ªa responder su visi¨®n del drama de Dicenta Juan Jos¨¦, que todav¨ªa espera su estreno. Como director recordamos su Resurrecci¨®n, de Isasi, Pagola y Massana, y su devoci¨®n por Alb¨¦niz.
La muerte de Soroz¨¢bal simboliza quiz¨¢ la de la zarzuela. Si el g¨¦nero posee capacidad de retorno -creaci¨®n- es algo reservado al futuro. No es imposible: ya la zarzuela resucit¨® otras veces. Su ¨²ltimo y definitivo cap¨ªtulo se llama Pablo Soroz¨¢bal.
Babelia
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