Justicia para un esquiador
Sin ¨¢nimo de polemizar y s¨®lo con el fin de hacer justicia a unos hechos ya hist¨®ricos quisiera hacer una precisi¨®n a una de sus informaciones deportivas incluidas en la edici¨®n del pasado 6 de diciembre. Informaci¨®n que contiene un error, probablemente no, atribuible a la propia redacci¨®n de su peri¨®dico y quiz¨¢ s¨ª a la fuente period¨ªstica, en este caso concreto la agencia Efe.En la informaci¨®n en cuesti¨®n, en la que se recoge la decisi¨®n del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional de rehabilitar al esqu¨ªador austr¨ªaco Karl Schranz, excluido en 1972 de los Juegos Ol¨ªmpicos de Sapporo por ejercer el profesionafi sino, se afirma que el CIO estaba presidido en aquellas fechas por lord Killianin, dato falso pues era el estadounidense Avery Brundage quien dirig¨ªa el organismo ol¨ªmpico en aquel per¨ªodo y fue ¨¦l quien prohibi¨®, en las v¨ªsperas de las competiciones, a Schranz participar en los Juegos. El entonces presidente del CIO excluy¨® a Schranz, uno de los mejores esquiadores de aquel tiempo, despu¨¦s de una votaci¨®n que se resolvi¨® por 28 votos contra 14 a favor de las tesis de Brundage contra el profesionalismo y en defensa de la pol¨¦mica regla 26. Cuatro a?os antes, en Grenoble, Avery Brundage ya hab¨ªa iniciado su cruzada de puritanismo ol¨ªmpico contra los esquiadores y protagoniz¨® diversos incidentes, neg¨¢ndose incluso apresenciar las competiciones alpinas o a entregar trofeos en ellas. Karl Schrariz, que probablemente hubiera sido campe¨®n ol¨ªmpico en alguna disciplina, tuvo que pagar en Sapporo por un pecado de sinceridad, ya que poco antes hab¨ªa declarado p¨²blicamente que ¨¦l se deb¨ªa a sus esqu¨ªes Kneissl y a las firmas que le equipaban. Mientras que Brundage protagoniz¨® uno de los episodios m¨¢s vergonzosos del olimpismo, Schranz fue recibido apote¨®sicamente en Viena aunque nunca pudo ser campe¨®n ol¨ªmpico. Fue el chivo expiatorio de la guerra que manten¨ªan el CIO y la Federaci¨®n Internacional de Esqu¨ª y la v¨ªctima del celo de un presidente ol¨ªmpico que se distingui¨® por una labor pol¨¦mica.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.