Especulaciones en Yugoslavia sobre la eventual dimisi¨®n del Gobierno
El ambiente pol¨ªtico en Belgrado se caracteriza por su incertidumbre y abundan las predicciones sobre la inminente ca¨ªda del Gobierno de Branko Mikulic, si bien se desconoce el procedimiento legal de la dimisi¨®n, pues si ¨¦sta llega a efectuarse ser¨ªa la primera vez en la historia yugoslava, desde 1945, que un Gobierno no cumple su mandato. Hoy se celebran las reuniones de la presidencia del Comit¨¦ Central de la Liga Comunista y del Parlamento."Ser¨ªa inexplicable e incomprensible para la mayor¨ªa de los yugoslavos que los diputados del Parlamento no cambiasen al Gobierno federal en su ¨²ltima sesi¨®n en 1988", aseguraba hace dos d¨ªas Milan Rakas, el director del diario Borba.
El Gobierno de Branko Mikulic lleva meses soportando fuertes cr¨ªticas provenientes de diferentes sectores, debido a su incapacidad de sostener una pol¨ªtica antiinflacionaria. Pese a las promesas de que la inflaci¨®n en 1988 ser¨ªa de "s¨®lo un 90%", se ha disparado hasta un 300%. El descontento popular es visible: m¨¢s de 1.500 huelgas se han convocado en 1988. En los ¨²ltimos d¨ªas ha habido m¨¢s de una huelga diaria.
De cara al colapso econ¨®mico, el Gobierno se ha comprometido a parar el deterioro por medio de la liberalizaci¨®n del mercado. El 25 de noviembre de 1988, la Constituci¨®n fue sustancialmente modificada para permitir la introducci¨®n de la reforma econ¨®mica. Una serie de leyes fueron elaboradas -sobre las empresas, inversiones extranjeras, bancos, pol¨ªtica monetaria y crediticia, impuestos, etc¨¦tera- para asegurar la base legal de la reforma.
Sin embargo, a falta de tres d¨ªas para que finalice el a?o, el Parlamento no ha aprobado pr¨¢cticamente ninguna de estas leyes. Existen opiniones contrapuestas sobre las citadas leyes, ya que su aprobaci¨®n y cumplimiento implicar¨ªa la eliminaci¨®n de un gran n¨²mero de empresas y f¨¢bricas que se sostienen tan s¨®lo por razones pol¨ªticas. El Gobierno no puede soportar el coste social que estos cambios causar¨ªan y, por ello, parece imposible reconciliar los diferentes intereses econ¨®micos y pol¨ªticos.
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