Procedimientos intolerables
EL DERRIBO de dos aviones libios por cazabombarderos de Estados Unidos en aguas internacionales del Mediterr¨¢neo es un hecho de :suma gravedad que ha provocado alarma en el mundo entero. A¨²n es demasiado pronto para medir las secuelas que puede acarrear, pero cabe esperar que la cuesti¨®n pueda ser considerada urgentemente en el seno de las Naciones Unidas y que se encauce por las v¨ªas diplom¨¢ticas.La explicaci¨®n dada por el Gobierno norteamericano es que los cazas libios ten¨ªan una "actitud amenazante". Sin embargo, es absurdo pensar que Libia pueda tener el prop¨®sito de atacar a la flota de EE UU en la actualidad. Existen ya demasiados precedentes en que las fuerzas norteamericanas han cometido agresiones injustificadas, invocando una "amenaza" desmentida luego por los hechos, para que se pueda aceptar la misma explicaci¨®n. Baste recordar c¨®mo, en julio de 1988, una fragata estadounidense derrib¨® en el golfo P¨¦rsico un avi¨®n civil iran¨ª con 290 pasajeros alegando que realizaba "maniobras amenazantes". Poco despu¨¦s, incluso el Pent¨¢gono tuvo que reconocer la falsedad del pretexto invocado.
Por otra parte, este ataque se ha producido en un momento en que EE UU lleva varias semanas preparando la opini¨®n interior e internacional. para una operaci¨®n de bombardeo contra la f¨¢brica de Rabta, cercana a Tr¨ªpoli, acusando al coronel Muammar el Gaddafi de producir en ella armas qu¨ªmicas prohibidas por los tratados internacionales en vigor. Esas acusaciones han suscitado el escepticismo generalizado de los aliados europeos de Washington. Es m¨¢s, en v¨ªsperas de la conferencia sobre armas qu¨ªmicas que se abrir¨¢ en la capital francesa el pr¨®ximo domingo, los Gobiernos europeos se inclinan, no a respaldar bombardeos como el preconizado por EE UU, sino a obtener la adopci¨®n de medidas efectivas de control internacional que permitan impedir al m¨¢ximo la producci¨®n ilegal de armas qu¨ªmicas.
Resulta muy dif¨ªcil encontrar una explicaci¨®n pol¨ªtica al derribo de dos cazas libios. ?Se trata de un acto deliberado? ?Se trata de vengar el atentado terrorista contra el avi¨®n de la Pan Am? Pero el Gobierno de Estados Unidos no ha dicho nada que indique una responsabilidad libia en ese crimen. ?Acaso tienen las unidades militares de EE UU ¨®rdenes que les permiten realizar actos hostiles, de modo irresponsable, para amedrentar a determinados pa¨ªses no amigos?
En todo caso, el procedimiento empleado viola de manera descarada el derecho internacional. Para los pa¨ªses mediterr¨¢neos resulta cada vez m¨¢s preocupante que el Gobierno norteamericano act¨²e en este mar con la altaner¨ªa de emplear la fuerza para golpear o atemorizar a un pa¨ªs con el que tiene diferencias, por graves que ¨¦stas sean. Y no es s¨®lo una cuesti¨®n de procedimiento. Hay una filosof¨ªa subyacente, tanto en la declaraci¨®n de Reagan anunciando un posible bombardeo de la f¨¢brica de Rabta como en el derribo de los cazas, que choca con las normas de la Carta de las Naciones Unidas, normas que deben aplicar todos los pa¨ªses, fuertes y d¨¦biles. Despreciar esas normas es volver a la ley de la selva.
Esta actitud de EE UU es particularmente incomprensible cuando los vientos de la distensi¨®n soplan con fuerza creciente en la escena mundial. Esos vientos se han hecho sentir incluso en Libia, que ha cesado su agresi¨®n contra Chad y ha mejorado sus relaciones con varios pa¨ªses occidentales. En el Magreb est¨¢ en marcha un proceso de superaci¨®n de conflictos que puede tener consecuencias positivas para Europa, y para Occidente en general.
Por ello, la acci¨®n de los aviones norteamericanos no puede dejar de provocar recelos entre sus aliados europeos. Cuando EE UU bombarde¨® Tr¨ªpoli y Bengasi en 1986, s¨®lo tuvo el apoyo del Gobierno brit¨¢nico, mientras el espa?ol y el franc¨¦s se lo negaban. A ra¨ªz del reciente atentado en Escocia contra el avi¨®n de la Pan Am, Thatcher se apresur¨® a decir que no se pod¨ªa responder a ese atentado con represalias militares. Aparte de otras consideraciones, morales o jur¨ªdicas, Estados Unidos deber¨ªa reflexionar sobre el da?o pol¨ªtico que sufre cuando realiza acciones de ese g¨¦nero.
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