"Lo extraordinario es que mi novela interese en Par¨ªs"

Eduardo Mendoza, a t¨ªtulo personal, no otorga importancia al m¨¦rito que le supone la nominaci¨®n de la revista francesa Lire. "Hacer bombo en estos casos es como tomar en consideraci¨®n las m¨²ltiples medallas de paja que alg¨²n atleta local consigue en las olimpiadas y se habla de ello s¨®lo por el simple hecho de ser espa?ol", compara el escritor. Le importa casi s¨®lo "por un inter¨¦s mercenario: quiz¨¢ en vez de 1.000 ejemplares consiga vender 20.000".

No obstante, s¨ª admite que el buen resultado obtenido por su La ciudad de los prodigios en Francia es un s¨ªntoma de c¨®mo ha cambiado la intenci¨®n de la mirada francesa hacia la literatura espa?ola. "Antes s¨®lo les interesaba una imagen muy particular de Espa?a, la Carmen de Merim¨¦e, la guerra civil, Garc¨ªa Lorca y poco m¨¢s, con un desinter¨¦s absoluto por nosotros. Ahora es distinto, nos hemos convertido en un interlocutor v¨¢lido, no nos tratan como extra?os, sino como sus semejantes y leen nuestros libros con el mismo esp¨ªritu cr¨ªtico que aplican a los autores franceses". En parte, considera Mendoza, este cambio de actitud responde a una moda, de Catalu?a, de Barcelona, que se extiende en Europa.

Cr¨ªtica desfavorable

Su libro tambi¨¦n ha sido traducido y publicado, de momento, en Italia -en donde la cr¨ªtica tambi¨¦n lo ha recibido con fervor- y en Estados Unidos: "La cr¨ªtica americana no me ha sido favorable. De entrada, Espa?a no saben all¨ª exactamente qu¨¦ es y Catalu?a desconocen si es una ciudad andaluza o una monta?a. Cuanto pueda escribirse sobre Barcelona y sus habitantes les parece extra?¨ªsimo".De todos modos, Eduardo Mendoza, que est¨¢ escribiendo otra novela para "las poco m¨¢s de 25 personas" que de verdad le importan, no acaba de comprender c¨®mo es posible que sus libros interesen y sean altamente considerados m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. "Cuando me dicen que mi novela se vende bien en otras ciudades que no son Barcelona ya me sorprende; que pueda interesar m¨¢s lejos de los Pirineos, en Oslo o en Par¨ªs me parece ya un suceso sumamente extraordinario", comenta con ligera sorna.