El ¨²ltimo gran 'tenno'
La era de Hirohito vio el paso de Jap¨®n desde un imperio militarista. a una potencia econ¨®mica
Cuando Hirohito lleg¨® al trono del Crisantemo, el d¨ªa de Navidad de 1926, pas¨® a ocupar los destinos de un pa¨ªs que iba a convertirse en imperio, para ser derrotado despu¨¦s y resurgir de nuevo como una de las primeras potencias mundiales.Su era fue definida con el nombre de showa (la de la paz y la armon¨ªa), aunque dichos principios no se cumplir¨ªan hasta la segunda parte de su mandato, cuando los hechos le obligaron a renunciar a sus principios divinos.
Nacido el 29 de abril de 1901 Hirohito fue educado en las m¨¢s estrictas normas de la casa imperial, que, para evitarle la contaminaci¨®n externa- le censuraba incl?uso los peri¨®dicos locales
Encvuelto en una oleada de poder militarista que imperaba en el Jap¨®n de la ¨¦poca (que contaba ya con posesiones en Formosa, la pen¨ªnsula coreana y parte de la China continental), Hirohito se encontr¨® en el trono ¨ªmperial, a la muerte de su padre, el emperador, Taisho, en un momento en que el Jap¨®n de finales de los treinta iba a verse tambi¨¦n afectado por la depresi¨®n mundial. Era un clima propicio al aventurismo militar, apoyado por las grandes zaibatsu -conglomerados industriales y bancarios formados por antiguos samurais y nobles feudales- deseosas de ampliar mercados.
Bajo su reinado, Hirohito aprob¨® la campa?a de la ocupaci¨®n de Manchuria, al noreste de China, para formar el Estado de Manchukuo, a cuyo frente los japoneses colocaron al ¨²ltimo emperador chino, Pu Y¨ª. Era febrero de 1932 y comenzaba la nueva era de expansi¨®n nipona.
Una sangrienta revuelta de capitanes, en febrero de 1936, fue resuelta por el emperador Hirohito para acabar con las disputas de dos corrientes militares opuestas, no en el sentido de la expansi¨®n, sino en el de la direcci¨®n de la misma. Unos eran partidarios de entrar en guerra con la Rusia asi¨¢tica, mientras que otros prefer¨ªan caminar hacia China y el sureste asi¨¢tico.
El giro de la derrota
En nombre del tenno (pr¨ªncipe celestial) los soldados nipones se lanzaban al asalto de nuevas posesiones, a los gritos de banzai (larga vida al emperador), para conquistar media: Asia y parte del Pac¨ªfico, antes de entrar en guerra con EE UU, tras el bombardeo de Pearl Harbour. Hasta llegar, en 1945, a una capitulaci¨®n marcada por la aparici¨®n de nuevas armas mort¨ªferas: las bombas at¨®micas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki, en agosto de ese a?o. La derrota dio un giro definitivo a un sentido imperial japon¨¦s que hab¨ªa estado anclado en las tradiciones del autoritarismo feudal, en base a una herencia divina.Fue con ocasi¨®n del anuncio de la rendici¨®n de Jap¨®n, el 15 de agosto de 1945, cuando los japoneses oyeron por vez primera la voz humana del tenno divino, que, para evitar nuevas v¨ªctimas, anunciaba la rendici¨®n. D¨ªas despu¨¦s, visitar¨ªa al general estadounidense Douglas Mac Arthur, quien, en mangas de camisa, recib¨ªa al emperador, vestido de rigurosa etiqueta.
Para los vencedores aliados se plante¨® el dilema de si deb¨ªan o no incluir al emperador entre los 25 criminales de guerra, acord¨¢ndose no tocar la figura imperial para evitar, posiblemente, una desestabilizaci¨®n de Jap¨®n.
El emperador renunci¨® a sus poderes divinos y Jap¨®n pas¨¦ a ser un sistema pol¨ªtico de democracia parlamentaria, donde la figura del emperador pasaba a ser la de un s¨ªmbolo de Estado. Los historiadores japoneses y muchos occidentales comenzaron a ofrecer una imagen de un Hirohito "arrastrado por la historia militarista" en su primera ¨¦poca de era showa, aunque muchos documentos firmados en la ¨¦poca no le eximen de responsabilidad.
Con la paz, super¨® las cr¨ªticas de algunos de sus propios ciudadanos, que ped¨ªan que abdicara en favor de su hijo, Akihito, pasando a ejercer una figura simb¨®lica, dedicada a sus trabajos de estudios biol¨®gicos, su afici¨®n por las plantas y acudir a los torneos de sumo, la lucha libre entre gigantes que llegan a superar los 200 kilos. Viaj¨® por el pa¨ªs para dar una nueva imagen, y tambi¨¦n por Europa occidental y EE UU.
Con motivo de su 60 aniversario de era showa, en 1986, Hirohito salud¨® a sus compatriotas, que, como cada a?o, acud¨ªan a felicitarle a los jardines del palacio, el 29 de abril, con banderas nacionales y a los gritos de banzai. Toda la Prensa destacaba la s¨®lida salud de un emperador de 85 a?os. Pero el p¨¢nico cundi¨® cuando el 22 de septiembre de 1987 debi¨® ser urgentemente operado de un tumor intestinal, cuyas consecuencias le afectar¨ªan de nuevo con hemorragias internas, a partir del 19 de septiembre del a?o pasado, para entrar en una fase (¨²ltima) de extrema gravedad, que acab¨® con uno de los grandes y pol¨¦micos protagonistas de este siglo.
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