Pablo Soroz¨¢bal
Finalizado el homenaje p¨®stumo que a trav¨¦s de todos los medios de comunicaci¨®n se ha tributado a Pablo Soroz¨¢bal con motivo de su reciente fallecimiento, me siento en el insoslayable deber como m¨²sico y amigo, de hacer la apolog¨ªa de esta noble y ejemplar figura de la m¨²sica espa?ola. Desde mi personal punto de vista, Pablo Soroz¨¢bal fue uno de los m¨²sicos espa?oles m¨¢s dignos e insobornables, tal vez -con Jes¨²s Guridi, Fernando Remacha, Rodr¨ªguez Albert y Gerardo Gombau- el m¨¢s ¨ªntegro de cuantos he conocido.Cuando tanto se invoca el nombre y el ejemplo de Falla, que reivindicaba una mayor concordia y fraternidad entre los m¨²sicos espa?oles -obligado es citar, en este sentido, las figuras gloriosas de Isaac Alb¨¦niz, Pau Casals, Jes¨²s Guridi y un largo etc¨¦tera, cuya exhaustiva relaci¨®n ser¨ªa interminable-, inevitablemente me siento movido a evocar el ejemplo de Pablo Soroz¨¢bal -vasco al igual que Guridi-, m¨²sico en quien la absoluta ausencia de vanidad, de arrogancia, de imp¨²dica ambici¨®n y de morboso af¨¢n de protagonismo, unido todo ello a su caballerosidad, hacen de ¨¦l paradigina de hombre inolvidable, no ya s¨®lo por su obra y por ser el ¨²ltimo de los compositores l¨ªricos espa?oles -semblanza esta que ha sido magn¨ªficamente trazada, y con la debida amplitud, durante estos ¨²ltimos d¨ªas- sino, y sobre todo, por su inmensa talla humana.
No he podido por menos que hacerme estas reflexiones ante la triste noticia de la muerte de este gran hombre y amigo. Con motivo de la inauguraci¨®n del conservatorio de Puertollano -que lleva su nombre- me cupo la satisfacci¨®n de glosar su trayectoria profesional y humana.
Es cierto que no se llevaba bien con alg¨²n que otro colega, cierto y l¨®gico si tenemos en cuenta que discrepaba de muchas cosas y hechos y que no hab¨ªa en ¨¦l ni un ¨¢tomo de hipocres¨ªa ni de esp¨ªritu trepador u oportunista.
Quienes tuvimos la dicha de conocerlo y gozar de su inestimable amistad lo recordaremos siempre con amor. Es lo que Pablo Soroz¨¢bal m¨¢s habr¨ªa deseado... y merecido.- Jos¨¦ Ferr¨¢ndiz Barber¨¢.
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