Un s¨ªmbolo

El emperador ha muerto, ?viva el emperador! La continuidad din¨¢st¨ªca coloca en el trono del Sol Naciente a Akihito como sucesor de Hirohito, muerto el 7 de enero, tras 62 a?os de un reinado que se confunde con la historia del Jap¨®n contempor¨¢neo.La muerte de Hirohito marca un hito en la historia m¨ªlenaria del imperio japon¨¦s. Es, en efecto, la primera vez que los japoneses entierran a un emperador producto de la tierra, como el resto de los hombres, no a un personaje divinizado, descendiente de Amaterasu, la diosa del Sol. La Constituci¨®n impuesta por la ocupaci¨®n norteamerican atransform¨® a este personaje m¨ªtico en un com¨²n mortal, en un simple s¨ªmbolo. Despu¨¦s de acomodarse a las baladronadas de sus generales, belicosos y sanguinarios -m¨¢s tarde condenados por cr¨ªmenes de guerra-, se pleg¨® a la nueva situaci¨®n. Fue una muestra de la extraordinaria capacidad de adaptaci¨®n del pueblo japon¨¦s.

Tras la ¨²ltima guerra, Hirohito ha simbolizado a un Jap¨®n que renace de sus cenizas, como el Ave F¨¦nix, para convertirse en una gran potencia econ¨®mica. Bi¨®logo en horas perdidas, mantuvo, sin embargo, los pies s¨®lidamente anclados en el pasado. El emperador Akihito deber¨¢ aportar aires de cambio. Representar¨¢ al mismo tiempo al Jap¨®n de los templos de Kioto y a la ciudad de las ciencias de Tsukuba. Tendr¨¢ tambi¨¦n el privilegio de gobernar el ¨²ltimo imperio del planeta en su tercer m¨ªlenio.

9 de enero