Una premisa para empezar 1989
La revoluci¨®n no ha esperado alcanzar el cese absoluto de la guerra para empezar a enfrentar los problemas econ¨®micos que se derivan de ¨¦sta y a construir la democracia. Pero necesita de una paz estable y duradera para que las iniciativas econ¨®micas y pol¨ªticas puedan fructificar sobre bases s¨®lidas e irreversibles.Y la salida hacia la paz pasa por desmontar el andamiaje de agresi¨®n externa que no ha desaparecido a pesar de la eliminaci¨®n de la contra como alternativa de poder para la Administraci¨®n norteamericana. Alcanzar la meta de la paz, sin escatimar esfuerzos para lograr un proceso de negociaci¨®n con Estados Unidos, es un objetivo y una responsabilidad del Gobierno, pero adem¨¢s constituye una premisa de unidad y consenso nacional. La oposici¨®n tambi¨¦n, aunque le cueste reconocerlo, necesita de la paz para demostrar que puede convertirse en una oposici¨®n nacional y dejar de ser un ap¨¦ndice, voluntaria o involuntariamente, de una pol¨ªtica extranacional.
Un paso elemental para restituir la confianza mutua ser¨ªa, como lo expres¨® el presidente Ortega en su mensaje de A?o Nuevo, el respeto al orden constitucional y el desarrollo de una pr¨¦dica constructiva que contribuya a fortalecer las bases de la convivencia.
A casi diez a?os de la revoluci¨®n, es hora ya de empezar a aceptar realidades inobjetables, aunque prevalezcan las diferencias.
9 de enero
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