El se?or de los monopolios
S?LO UN masoquista incorregible o un servidor incondicional del partido en el Gobierno pod¨ªan ser capaces de aceptar la sucesi¨®n de Pilar Mir¨® como directora general de Radiotelevisi¨®n Espa?ola (RTVE) en las condiciones de precariedad en las que se produce el relevo (el mandato del nuevo responsable del medio concluye con la legislatura). Poco importa, en cualquier caso, determinar en qu¨¦ categor¨ªa se encuadra Luis Solana, ya que en cualquiera de las dos situaciones nos encontramos ante un paradigina notable de c¨®mo entiende el Ejecutivo las condiciones que deben poseer las personas llamadas a dirigir un medio de comunicaci¨®n p¨²blica que debe garantizar "la objetividad, veracidad e imparcialidad de las info:rmaciones" y respetar "el pluralismo pol¨ªtico, religioso y social", seg¨²n se establece en el propio Estatuto de RTVE.Pilar Mir¨® fue elegida, antes que por sus dotes de mando, inteligencia o capacidad de gesti¨®n, por su proximidad personal al presidente del Gobierno. La ¨²nica explicaci¨®n de que el responsable del actual caos telef¨®nico haya sido puesto al frente del primer medio de comunicaci¨®n p¨²blica es que el mismo criterio ha prevalecido sobre cualquier otro. Est¨¢ claro que esta decisi¨®n ha debido causar una honda sorpresa en los millones de usuarios, actuales o en listas de espera, del monopolio telef¨®nico, que vienen soportando el deterioro m¨¢s grave jam¨¢s habido en este servicio p¨²blico. Luis Solana ha pasado as¨ª de presidir un monopolio a dirigir otro.
No hay que descartar -y el beneficio de la duda opera a su favor- que el disciplinado sustituto de Pilar Mir¨® en Radiotelevisi¨®n Espa?ola pueda hacerlo mejor que en la Compa?¨ªa Telef¨®nica Nacional de Espa?a en lo que se refiere a la prestaci¨®n de un servicio televisivo realmente plural, objetivo e imparcial, como pretende el Estatuto de Radiotelevisi¨®n. Pero hay motivos m¨¢s que suficientes para desconfiar de que ello sea posible en un poderoso medio de comunicaci¨®n en el que impera sobre cualquier otra consideraci¨®n, al margen de la voluntad de sus trabajadores, la regla de dar satisfacci¨®n a las apetencias y a las presiones del poder pol¨ªtico. Con ser muy significativa la persona que est¨¦ al frente de Radiotelevisi¨®n Espa?ola, mucho m¨¢s importante es la necesidad de reformar el estatuto, claramente favorecedor, en su actual redacci¨®n, del arbitrismo y de la utilizaci¨®n por el Gobiemo de turno de la ¨²nica oferta televisiva p¨²blica que llega a todos los espa?oles.
En sus nueve a?os de vigencia, el Estatuto de RTVE ha dado suficientes muestras de su inadaptaci¨®n al funcionamiento del medio. El consejo de administraci¨®n, cuyos miembros deben ser elegidos por las Cortes "entre personas de relevantes m¨¦ritos profesionales", seg¨²n se establece en el estatuto, est¨¢ conformado en la pr¨¢ctica en funci¨®n directa del juego de las mayor¨ªas y minor¨ªas parlamentarias. As¨ª, la obediencia pol¨ªtica a la que son llamados sus integrantes convierte de hecho el consejo en una prolongaci¨®n del juego parlamentario, que en muchas ocasiones poco tiene que ver con la gesti¨®n necesaria del medio. Pero es que adem¨¢s este consejo -que en teor¨ªa debe representar a la sociedad, titular real del medio- se encuentra notablemente disminuido al no tener la capacidad de elegir al director general del ente, al que nombra el Gobierno libremente tras un simple tr¨¢mite de audiencia, y a veces sin que sea necesario ni esto.
Se establece de esta forma un sistema imposible en el que el director general, nombrado en virtud de exclusivos criterios pol¨ªticos, dispone de ampl¨ªsimos poderes y responde ¨²nicamente ante quien le nombra, es decir, el Gobierno, y el consejo de administraci¨®n s¨®lo nominalmente representa a la sociedad y apenas ejerce un control testimonial sobre la gesti¨®n del medio. S¨®lo un director general elegido por un consejo de administraci¨®n establecido con los criterios fijados en el propio estatuto -y responsable, por tanto, ¨²nicamente ante ¨¦l- podr¨ªa emprender la cada vez m¨¢s urgente reforma de un medio cuya supervivencia est¨¢ garantizada en estos momentos exclusivamente por su condici¨®n de monopolio.
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