Arafat, en Madrid
UN ARAFAT muy diferente a aquel que visit¨® Espa?a por primera vez, hace ya casi 10 a?os, llega hoy a Madrid para discutir el futuro de Oriente Pr¨®ximo con la troika comunitaria. La visita constituye un paso m¨¢s en la paulatina pacificaci¨®n de aquella torturada regi¨®n en un momento en que, tras la declaraci¨®n del Consejo Nacional Palestino (CNP) de Argel reconociendo impl¨ªcitamente el derecho de Israel a existir y renunciando a la lucha armada, el movimiento palestino trata de ser reconocido internacionalmente como interlocutor imprescindible para cualquier proceso de paz.El Arafat que ahora nos visita ya no es el viejo combatiente, el denostado terrorista con amigos s¨®lo en el Tercer Mundo y en el sur de Europa, el dirigente que lucha por su supervivencia en el mundo ¨¢rabe e, incluso, dentro de sus propias filas. En los ¨²ltimos meses, se ha convertido, con todas las matizaciones que se quiera, en un estadista. Superviviente de mil batallas, su pragmatismo y su capacidad de maniobra le han empezado a granjear el respeto en el mundo y han ayudado a extender el convencimiento de que la paz en Palestina pasa necesariamente por sus manos.
Cuatro acontecimientos han contribuida a este cambio. En primer lugar, la intifada, la insurrecci¨®n civil que desde hace m¨¢s de un a?o trae en jaque a las fuerzas israel¨ªes de ocupaci¨®n cuya brutalidad escandaliza al mundo. M¨¢s que ning¨²n otro hecho, la intifada ha legitimado la lucha del pueblo palestino por la consecuci¨®n de un solar patrio, consagrando al tiempo la representatividad de la OLP. En segundo, la declaraci¨®n del rey Hussein de Jordania desentendi¨¦ndose de los territorios ocupados, lo que dejaba claro que se trata de una entidad que requiere soluciones espec¨ªficas y no dentro de su Estado. En tercer lugar, la declaraci¨®n del Estado palestino en Argel por el CNP, un gesto nada gratuito que ha convertido a Arafat en algo m¨¢s que en el jefe de un movimiento de liberaci¨®n irredento. Finalmente, la reciente decisi¨®n del Gobierno de EE UU, verdadero testamento final de Reagan, de entablar conversaciones directas con la OLP.
Arafat visita en Madrid al presidente de una Comunidad que lleva a?os postulando la urgencia de una soluci¨®n pac¨ªfica al problema de Oriente Pr¨®ximo, pero nunca con la energ¨ªa suficiente. Hasta ahora, todas las declaraciones comunitarias al respecto, al hablar de soluciones, han eludido cuidadosamente cualquier menci¨®n a la OLP como interlocutor. Esa timidez, producto de eternas discusiones internas, le ha hecho perder iniciativa y corre el riesgo de dejarla definitivamente fuera de juego en una regi¨®n vital para sus intereses. El giro copernicano de Washington, que prescindi¨® de antiguas argumentaciones ret¨®ricas para establecer contactos directos con uno de los protagonistas del drama, parece haber dejado sin aliento a los pa¨ªses comunitarios, que deber¨¢n realizar un trabajo diplom¨¢tico contra reloj si quieren recuperar una parte de la iniciativa. Las gestiones del Gobierno espa?ol en este sentido merecen todo el apoyo.
A mediados de septiembre, Arafat, en un discurso pronunciado en Estrasburgo, preguntaba a sus oyentes el porqu¨¦ de la indecisi¨®n de Europa a la hora de asumir sus responsabilidades en la b¨²squeda de soluciones para Oriente Pr¨®ximo. Puede que ahora, unos cuantos y preciosos meses m¨¢s tarde, el ministro Fern¨¢ndez Ord¨®?ez consiga explicarle los motivos. El ministro espa?ol tendr¨¢ tambi¨¦n la oportunidad de transmitir a su interlocutor- el resultado de sus recientes gestiones ante el Gobierno israel¨ª, al que la mediaci¨®n europea parece dejar m¨¢s bien indiferente. En cualquier caso, de la importancia que el Gobierno espa?ol atribuye a esta visita da testimonio el hecho de que el dirigente palestino vaya a ser recibido por el rey Juan Carlos y por el presidente del Gobierno, un tratamiento que se reserva habitualmente s¨®lo a muy ilustres visitantes.
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