"Valdemotillo sur-la-mer'
Empez¨®, al fin, la feria de Valdemorillo, primera del a?o, acontecimiento taurino tradicional. Empez¨® al fin porque la racial afici¨®n madrile?a ya no pod¨ªa soportar la abstinencia taurina que marca el largo invierno. Y all¨ª estaba, impaciente e ilusionada, protegi¨¦ndose de lo que pudiera caer con abrigos, guantes, bufandas y gorros de ruso, plum¨ªferos, zamarrones, capotes, cuanto la mente humana tiene inventado para combatir el fr¨ªo. Pero no hac¨ªa fr¨ªo. Valdemorillo no era ayer la Siberia de a?os atr¨¢s sino pueblo apacible, confortable balneario, Valdemorillo sur-la-mer, acariciado por un sol playero. Y adem¨¢s del sol, el calor humano, m¨¢s gente que cab¨ªa, todos apretujados, se dir¨ªa fundidos a causa de la aglomeraci¨®n y las estrecheces del grader¨ªo. Muchos se vieron obligados a coger sitio en el callej¨®n, hasta abarrotarlo tambi¨¦n. Una opci¨®n m¨¢s a la tragedia, si llega a saltar la barrera un toro.No salt¨® un toro, por fortuna para el p¨²blico; se quedaron los seis en el ruedo, para desgracia de los toreros. Los seis, novillos seg¨²n acreditaba su carn¨¦ de identidad, en cuanto a hechuras parec¨ªan toros, y adem¨¢s de los malos. Con cuajo y mansos. Serios y broncos. El sexto, que brincaba y hu¨ªa despavorido al sentir el castigo, le quit¨® la puya al picador de una coz. Ni los m¨¢s viejos de lugar (mayor¨ªa de madrile?os raciales, ya qued¨® dicho) hab¨ªan visto nada igual, o eso juraban por estas que son cruces.
Arroyo / Cu¨¦llar, Posada, Rodr¨ªguez
Novillos de Jos¨¦ Miguel Arroyo, muy bien presentados, mansos y de feo estilo. Juan Cu¨¦llar: pinchazo, media estocada tendida y tres descabellos (silencio); estocada tendida, intenta el descabello y estocada; la presidencia le perdon¨® dos avisos. Antonio Posada: tres pinchazos y estocada corta contraria perdiendo siempre la muleta, y rueda de peones; la presidencia le perdon¨® un aviso (algunas palmas y tambi¨¦n pitos cuando saluda); pinchazo y estocada baja (silencio). Miguel Rodr¨ªguez: bajonazo (aplausos y saludos); estocada trasera tendida, rueda de peones, intenta el descabello, estocada trasera y dos descabellos; la presidencia le perdon¨® un aviso (silencio).Plaza de Valdemorillo, 4 de febrero. Primer festejo de feria.
Espadas pundonorosos
Los espadas, tres novilleros de buen cartel y esperanzador futuro, estuvieron pundonorosos y cada cual afront¨® las dificultades como mejor pudo. No hab¨ªa lugar para las florituras, si bien algunas consiguieron exhibir. Miguel Rodr¨ªguez sorprendi¨® a la afici¨®n recibiendo a su primer novillo por ver¨®nicas fin¨ªsimas, las manos muy bajas, que provocaron ol¨¦s estruendosos; Antonio Posada le enjaret¨® al segundo de la tarde unos redondos de torero hecho; Juan Cu¨¦llar sac¨® faena al cuarto aunque nadie habr¨ªa dado ni un duro por aquel manso gacho-brocho, grand¨®n y huidizo.Probones, tardos o francamente aplomados; avisados, broncos, con m¨¢s genio que casta, los novillos de Jos¨¦ Miguel Arroyo -que es el joven matador Joselito- requer¨ªan faenas de ali?o. Sin embargo los novilleros quer¨ªan triunfar y se empe?aban en sacarles partido. Cu¨¦llar porfi¨® muy valiente a su primero y en el otro emple¨® una excelente t¨¦cnica para ligarle toreras tandas de redondos y naturales. Se desluci¨® al final, por prolongar excesivamente la faena (ese es su peor defecto), rebas¨® en casi cinco minutos el tiempo reglamentario y no escuch¨® avisos gracias a que el presidente se hab¨ªa dejado el pa?uelo en casa, junto a la m¨¢quina de coser.
El defecto de Cu¨¦llar lo repitieron sus compa?eros. Posada se vi¨® desbordado por el bronco segundo toro despu¨¦s de cuajarle los excelentes redondos, y al pl¨²mbeo quinto le citaba derechazos agarrado a un pit¨®n, sin otro repertorio y con una insistencia que desaprob¨® el p¨²blico. A Miguel Rodr¨ªguez le fue imposible templar la aspereza de su lote y en el tercero sufri¨® una voltereta. No hubo orejas. Vueltas al ruedo, una, y gracias. De cualquier forma se pas¨® bien. El gent¨ªo abandonaba la plaza comentando tranquilamente la corrida y no se precipitaba a los bares del pueblo, como a?os atr¨¢s, para quitarse la congelaci¨®n con un carajillo y hacer pis.
Babelia
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