La Prensa brit¨¢nica aplaude 'Fuenteovejuna'
A orillas del ancho T¨¢mesis, espejo nocturno de los se?oriales edificios que lo bordean, un drama campesino espa?ol llena la sala Cottesloe, del National Theatre, en Londres, y conmueve profundamente a los ingleses. Se trata de una producci¨®n de Fuenteovejuna en versi¨®n de Adrian Mitchell, dirigida por Declan Donnellan: una brillante, en¨¦rgica y estremecedora adaptaci¨®n del cl¨¢sico espa?ol, aplaudida un¨¢nimemente por la Prensa brit¨¢nica.
Para Mitchell, poeta, novelista y dramaturgo, adaptar un cl¨¢sico espa?ol no ha sido una experiencia nueva. Ya en 1981 el National Theatre estren¨® su El alcalde de Zalamea y el a?o pasado llev¨® a escena un musical basado en El perro del hortelano.Su versi¨®n de Fuenteovejuna hace comprender a quienes conocen el original que lo importante a la hora de adaptar una obra teatral a una lengua, ¨¦poca y cultura distintas de las del autor, es hacer revivir en el nuevo p¨²blico las mismas emociones -horror, risa, ternura, sorpresa, indignaci¨®n- que persegu¨ªa el creador de la obra.
No importa cu¨¢ntos mon¨®logos se acorten, cu¨¢ntos coloquialismos ingleses broten de labios de Mengo, Juan o Frondoso. La absoluta fluidez de esta versi¨®n inglesa hace que el p¨²blico se olvide del lenguaje y se concentre en su significado y en su mensaje. Lo que se escucha es la voz de Lope, quien, habiendo cruzado las fronteras ling¨¹¨ªsticas y culturales que le separaban de su coet¨¢neo Shakespeare, sorprende a los ingleses con este primer drama revolucionario de la historia y demuestra que su genio es universal.
Parte importante de la adaptaci¨®n es el ¨¦nfasis que pone Mitchell en las ¨²ltimas palabras del rey, despu¨¦s del perd¨®n general: su intenci¨®n de mandarles un nuevo comendador, interrogante que punza la conciencia colectiva y hace reflexionar sobre la vergonzosa continuidad de la tiran¨ªa en la era de los derechos humanos.
M¨²sica, canciones y bailes de aut¨¦ntico sabor espa?ol y los magn¨ªficos trajes de ¨¦poca crea el ambiente adecuado en un sala instalada a modo de corral de comedias. En un extremo del escenario, los Reyes Cat¨®licos sentados r¨ªgidamente en tronos vestidos de raso negro, presencian el espect¨¢culo cuando no intervienen en la acci¨®n, record¨¢ndonos su ineludible autoridad suprema.
En el otro extremo, los campesinos r¨ªen y lloran, acurrucados o sentados sobre r¨²sticos bancos, unidos por el miedo, servilismo y la necesidad de sobrevivir bajo el creciente despetismo del comendador.
Maestr¨ªa palpitante
Donnellan dirige un equipo mixto (blancos y negros) de 25 h¨¢biles actores con vigor y maestr¨ªa huyendo de originalidades y recursos novedosos, pero con un coreograf¨ªa esc¨¦nica y un ritmo palpitante que exteriorizan el movimiento interno de opresi¨®n pueblo-insurrecci¨®n, mostrando as¨ª la inevitabil¨ªdad de las consecuencias.M¨¢s que una apolog¨ªa de la revoluci¨®n justificada, esta producci¨®n es una muestra viva de la fuerza que tiene el buen teatro para poner de manifiesto lo m¨¢s hondos sentimientos humanos, incluido el anonadamiento final de los rebeldes perdonados. El mensaje no es marxista sino que, como el propio Lope, supera las fronteras de tiempo circunstancias sociales para mostrarnos no s¨®lo c¨®mo se siembra una revoluci¨®n, sin c¨®mo el abuso de poder degrada a los hombres, vencedores y vencidos.
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