El ministro hace doblete
Presidi¨® la autoridad competente, esta vez de verdad: el ministro de Justicia, Enrique M¨²gica. Lo nunca visto, ni en Valdemorillo ni en plaza alguna: un ministro en el palco, aqu¨ª te espero, pa?uelo en mano dando ¨®rdenes, que salga la cuadrilla, que salgan los picadores, tarar¨ª¨ª¨ª, ese toro va a morir. Enrique M¨²gica hac¨ªa doblete: entre semana, ministro; el domingo, presidente (taurino; en lo otro, ya se andar¨¢), y no por redondear el sueldo -los presidentes no cobran-, sino por darse el gusto como aficionado que es y de paso darle un espaldarazo a la fiesta, que falta hace.Mientras el Parlamento Europeo inicia hoy un debate que podr¨ªa quedar en di¨¢logo para besugos -pues all¨ª nadie sabe nada de la fiesta- y la Administraci¨®n ignora este espect¨¢culo aut¨®ctono y secular, el ministro de Justicia se anticipa con un gesto pol¨ªtico, se sienta de aqu¨ª te espero en el palco, tira de pa?uelo, se lo pasa bomba, y principalmente pone cara de que se lo est¨¢ pasando bomba, para que todo el mundo se entere.
Galache/ C¨¢mara, Ponce, Tato
Novillos de Salustiano Galache, sin trap¨ªo, sospechosos de afeitado e inv¨¢lidos. Fernando C¨¢mara: pinchazo, otro hondo perdiendo la muleta y descabello (silencio); estocada corta perdiendo la muleta y descabello (aplausos y saludos). Enrique Ponce: estocada traser¨ªsima ladeada saliendo volteado (vuelta); dos pinchazos, otro hondo muy bajo dos pinchazos m¨¢s, tres descabellos -aviso con mucho retraso- y descabello (ovaci¨®n y saludos). Angel Manuel Tato: estocada traser¨ªsima atravesada que asoma, pinchazo bajo y estocada trasera (silencio); cuatro pinchazos, estocada y descabello; la presidencia le perdon¨® un aviso (silencio). Plaza de ValdemorilLo, 12 de febrero. Sexta y ¨²ltima corrida de feria.
Adem¨¢s, sin asesor. El ministro M¨²gica no necesita asesor en los toros (aunque alguna correcci¨®n sobre gustos toreros no le vendr¨ªa mal). El ministro M¨²gica sabe de esto y dirigi¨® la corrida como quien lava. S¨®lo en cuesti¨®n de avisos podr¨ªan pon¨¦rsele reparos, aunque con reservas, pues, al fin y al cabo, hac¨ªa lo que la mayor¨ªa de los presidentes -no darlos- y adem¨¢s ten¨ªa al lado a Jos¨¦ Partida, alcalde de Valdemorillo, que presidi¨® anteriores corridas y tampoco los daba, y no le iba a dejar mal. Cabe tambi¨¦n la posibilidad de que, en un descuido del ministro, el alcalde le parara el reloj, por lo mismo. No sabr¨ªamos decir. Est¨¢bamos muy lejos del teatro de operaciones.
Inv¨¢lidos y vac¨ªos
Se lo pasaba bomba el ministro y tiene m¨¦rito, pues la novillada result¨® un aburrimiento mortal de necesidad. All¨ª no sucedia nada. Los novillos estaban inv¨¢lidos de pit¨®n y pata. Los novilleros, vac¨ªos de ideas. Ni siquiera el famoso Enrique Ponce parec¨ªa tenerlas. Su buena t¨¦cnica resultaba evidente, pero la insignificancia de los novillejos daba pie a mejores florituras.Los otros novilleros no mejoraron el panorama; antes al contrario. Los otros novilleros sab¨ªan pegar pases que, como Don Mariano predica, no es precisamente torear. Lee uno las tauromaquias cl¨¢sicas, contrasta sus especificaciones con los aconteceres del ruedo, y deduce que son temas distintos. Si lo de ayer en Valdemorillo y en m¨¢s solemnes ferias es torear, C¨²chares era pintor de brocha gorda. No es que anduvieran ganduleando los novilleros. Ambos -Fernando C¨¢mara, ?ngel Manuel Tato- se pon¨ªan delante de lo que quedaba vivo de sus novillos, se esforzaban en embarcar las embestidas mortecinas o en enderezar sus quebradizos cuerpos y pegaban pases, cientos de pases.
La cuesti¨®n quiz¨¢ est¨¦ en que siguen mal ejemplo, pues si citaban fuera de cacho, met¨ªan el pico, descargaban la suerte, se enfrascaban rutinariamente en los dos pases consabidos, no hac¨ªan m¨¢s que emplear los truquillos habituales de las figuras, en cuya gloria habr¨¢n situado su meta. Muy normal. Y tambi¨¦n, muy penoso, pues se les apreci¨® un valor y una ambici¨®n de triunfo que deber¨ªan aplicar a mejor escuela. Hicieron cuanto merece pasar al olvido, pero van a tener suerte, pues la novillada no fue una m¨¢s, har¨¢ historia -se les recordar¨¢, por tanto-, merced a la afici¨®n verdadera y la vista larga de todo un ministro de Justicia, que hizo doblete ocupando la presidencia. Por primera vez y que sirva de precedente.
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