Thomas Bernhard muri¨® y en soledad y fue enterrado ayer en Viena
El escritor que fustig¨® a la sociedad austriaca falleci¨® a los 59 a?os, de una enfermedad degenerativa
VIVIANNE SCHNITZEREn la tarde de ayer, en el m¨¢s absoluto secreto, fueron enterrados en el cementerio vien¨¦s de Grinzing los restos del dramaturgo y escritor Thomas Bernhard. Su muerte fue anunciada a los cuatro d¨ªas de haberse producido. Bernhard muri¨® solo en su casa de campo en Ohlstorf, cerca de Gmunden. Las causas del fallecimiento a¨²n no se han aclarado, y se han dado varias versiones: c¨¢ncer de pulm¨®n, paro cardiaco... Lo m¨¢s probable es que Bernhard, de 59 a?os, falleciera de una enfermedad maligna que le tortur¨® durante 40 a?os, seg¨²n aclar¨® el m¨¦dico Peter Fabian, su hermanastro, que le atendi¨® en la ciudad de Gmunden. El morbus puk, una enfermedad en las gl¨¢ndulas linf¨¢ticas, le gan¨® la ¨²ltima batalla al autor el domingo pasado.
Los s¨ªntomas de esta dolencia, descubierta a comienzos de este siglo y que antes se confund¨ªa con tuberculosis o con envenenamiento por setas, son hinchaz¨®n ocasional de las gl¨¢ndulas, irritaci¨®n en la piel y los ojos que obliga a lagrimear constantemente. Tambi¨¦n afecta al coraz¨®n y los pulmones. Su enfermedad le tortur¨® secretamente por a?os y Bernhard dec¨ªa: "Despu¨¦s que el cuerpo est¨¢ destrozado, el cerebro se desarrolla maravillosamente".Seg¨²n se presume en Viena, el misterio que rode¨® a la noticia de su muerte, y su entierro, absolutarnente cerrado al p¨²blico, es consecuencia de una carta del escritor con instrucciones en caso de su fallecimiento. Se comentaba en el noticiario de la radio austriaca, al mediod¨ªa de ayer, que "Bernhard quiso morir tan misteriosamente como vivi¨®".
Bernhard no deja descendientes y se le conoc¨ªa como un ermita?o que gozaba provocando la esencia del "alma austriaca", haciendo recordar a sus conciudadanos el pasado de la ¨¦poca nazi. A Thomas Bernhard se le conoci¨® s¨®lo una compa?era, con la que convivi¨® 35 a?os hasta que ella muri¨®, acontecimiento que le afect¨® sobremanera. Jam¨¢s se relacion¨® con otros escritores y sus ¨¢cidos juicios sobre la vida, el pasado y la pol¨ªtica los emit¨ªa a trav¨¦s de sus obras de teatro y muy raramente en entrevistas a medios de comunicaci¨®n internacionales.
Thomas Bernhard fue en vida tan controvertido como exitoso y era el dramaturgo que ten¨ªa m¨¢s presencia en el teatro de habla alemana. Como ning¨²n otro escritor en Austria, Bernhard busc¨® siempre la pol¨¦mica, especialmente en la obra Heldenplatz, que escribi¨® para la conmemoraci¨®n de los 50 a?os de la anexi¨®n de Austria por la Alemania nazi, y en la cual describe a los vieneses como verdugos. En Heldenplatz se describe el regreso de una familia jud¨ªa a Viena luego de haber emigrado en la ¨¦poca nazi.
Viena en el presente, para ellos, sigue igual que siempre y el padre termina suicid¨¢ndose. La obra marc¨® la vida pol¨ªtica de este pa¨ªs el a?o pasado y los austriacos se dividieron entre los que estaban dispuestos a asumir y responsabilizarse del pasado y aquellos que prefer¨ªan olvidarlo.
Heldenplatz fue estrenada en el Burgtheater en noviembre pasado y desencaden¨® una odiosa campa?a en contra de Bernhard, especialmente en el peri¨®dico populista de derechas Kronen Zeitung. Por esto tambi¨¦n fue agredido hace dos meses en la calle por una vienesa que, mientras intentaba pegarle con su bast¨®n, le gritaba: "?Te vas a pudrir de c¨¢ncer!". La relaci¨®n entre Bernhard y Austria era tormentosa y se distingu¨ªan pinceladas de amor y odio simult¨¢neos. Sobre la vida en Viena Bernhard dec¨ªa: "La vida no es agradable, se entra s¨®lo en casas que tienen ascensor. Se toma un cuarto de litro de vino al almuerzo y un cuarto a la comida. Eso es todo".
Primeros recuerdos
Los primeros recuerdos del dramaturgo son de Kloster Heerlen, en Holanda, donde naci¨® en 1931. Su padre era un carpintero en la ciudad de Salzburgo y nunca le conoci¨®. Su madre fue empleada dom¨¦stica y trabaj¨® en distintas casas, ausent¨¢ndose de la propia, raz¨®n por la cual Bernhard fue pr¨¢cticamente criado por su abuelo materno, Johannes Freumbichler, escritor, que muri¨® cuando Thomas ten¨ªa 19 a?os. Ese d¨ªa, seg¨²n confes¨® despu¨¦s, fue capaz de escribir su primera pieza literaria. De ni?o, Bernhard estuvo internado en un colegio nacionalsocialista y luego cat¨®lico en la ciudad de Salzburgo. Estudi¨® dos a?os de m¨²sica en el Mozarteum.
A los 18 a?os enferm¨® gravemente del pulm¨®n, por lo que tuvo que pasar varias temporadas de los a?os siguientes en sanatorios en las monta?as de los Alpes. Entonces escrib¨ªa poes¨ªa y su paso espectacular a la escena literaria vienesa fue cuando comenz¨® con la prosa. Los ¨ªnicios de Bernhard fueron como periodista en el Diario Popular Democr¨¢tico de Salzburgo. Desde 1955 a 1957 escrib¨ªa reportajes sobre los tribunales, que eran cr¨®nicas seguidas con entusiasmo por sus fieles lectores. Desde 1957 se dedic¨® por entero a la literatura, recibiendo, entre otros, el calificativo de profeta amargo. Fue criticado hasta el cansancio y sobre su vida privada se especul¨® en toda la Prensa. En la d¨¦cada de los setenta, Bernhard public¨® una autobiograf¨ªa en tres tomos para terminar "con las falsedades y absurdos que se escriben sobre m¨ª". Thomas Bernhard rode¨® siempre su vida privada de misterio. En su casa de Viena nunca tuvo tel¨¦fono y jam¨¢s se mezclaba con otros escritores.
Era conocido como un ser solitario que odiaba las masas y que gozaba de su soledad. Sin embargo, en una de sus ¨²ltimas entrevistas, al diario alem¨¢n Suddeutsche Zeitung, contradice el mito de soledad y desamor. "Un hombre que siempre est¨¢ solo toca fondo en poco tiempo. Muere. Para cada ser humano existen personas decisivas en su vida. Yo tuve dos: mi abuelo materno y una persona a la que conoc¨ª el a?o que muri¨® mi madre". La relaci¨®n de Bernhard con esta mujer, de la que se desconoce la identidad hasta ahora, dur¨® 35 a?os. "Con la muerte de ella todo termin¨®. Se est¨¢ solo. Luego se busca entre todas las personas que a¨²n tenemos. De pronto me volv¨ª cien veces m¨¢s receloso que antes. Y m¨¢s fr¨ªo. Con ella sab¨ªa que estaba ah¨ª".
Sin embargo, Bernhard nunca decidi¨® casarse o tener hijos. "Yo estaba contento de sobrevivir. No pod¨ªa pensar en fundar una familia. Nunca fui saludable. Si fue malo o bueno no lo puedo decir. Fue una forma de vida y la vida conoce millares de distintas formas de existencia".
Pero reconoc¨ªa que no era feliz con su existencia y lo confes¨® en numerosas ocasiones. "Nunca fui feliz, pero siempre buscaba protegerme. Con mi amiga encontraba esa protecci¨®n. Ella me motivaba, para trabajar. Ella era feliz al ver que yo escrib¨ªa y produc¨ªa. Hicimos viajes. Yo le llevaba sus maletas pesadas". Bernhard era para compa?¨ªas limitadas y siempre rechaz¨® las multitudes y los aplausos. "El aplauso no lo puedo soportar. Es el pago de un actor, ellos viven de eso. Yo me quedo con los pagos de la ed¨ªtorial. Pero la m¨²sica de marcha y las gentes aplaudiendo en el teatro o en el concierto son para m¨ª insostenibles".
La muerte, tema central
La muerte, uno de los temas centrales de la vida y obra de Bernhard, jug¨® un papel determinante, y recuerda el fin de la mujer que am¨® toda su vida: "Sent¨ªa el pulso lento de su mano. Luego m¨¢s lento, m¨¢s lento. Todo termina. Todav¨ªa tengo su mano en la m¨ªa. Llega la enfermera y me dice vuelva m¨¢s tarde. Me confrontaron inmediatamente con la vida. En silencio me levant¨¦, recog¨ª las cosas. Mientras, vuelve la enfermera y cuelga un n¨²mero en el dedo de su pie. Me dice: 'll¨¦vese tambi¨¦n su yogur'. Afuera, los graznidos de los cuervos. En realidad, era como una pieza de teatro".
Sobre el suicidio dijo: "Ser¨ªa interesante para m¨ª si pudiera observarlo despu¨¦s. Pero esto no funciona y ¨¦sa es mi gran desilusi¨®n".
Babelia
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