Bernhard reniega de Austria en su testamento
El escritor austriaco proh¨ªbe la representaci¨®n y publicaci¨®n de sus obras en su pa¨ªs
La carta-testamento que dej¨® Thomas Bernhard ha sido la ¨²ltima y m¨¢s explosiva provocaci¨®n a Austria, pa¨ªs al que odiaba y le era al mismo tiempo imprescindible. En su ¨²ltima voluntad, hecha p¨²blica ayer, el escritor y dramaturgo austriaco fallecido el pasado domingo se?ala que no quiere tener ning¨²n tipo de relaci¨®n con este pa¨ªs y que prohibe, mientras sean v¨¢lidos los derechos de autor (70 a?os desde la fecha de su muerte), cualquier tipo de representaci¨®n, publicaci¨®n o impresi¨®n de su obra dentro de este pa¨ªs.
En la carta, Bernhard se?ala textualmente: "Hago hincapi¨¦ en que no quiero tener nada que ver con el Estado austriaco, y no s¨®lo me abstengo de intromisiones, sino tambi¨¦n de cualquier tipo de acercamiento de este Estado a mi trabajo o a mi persona. Esto tiene validez para el futuro, despu¨¦s de mi muerte. Toda mi herencia literaria, incluidas cartas y notas, no pueden ser publicadas en Austria".La carta-testamento de Berrihard ha causado impacto en las compa?¨ªas editoriales que publican sus libros, y entre el p¨²blico que se abalanz¨® desde las primeras horas de la ma?ana de ayer a las librer¨ªas, casi agotando los ejemplares de las obras del dramaturgo. Los abogados especialistas en derechos de autor tambi¨¦n se est¨¢n quebrando la cabeza.
Esta ¨²ltima voluntad de Bernhard, que ha vuelto a despertar furias arcaicas en algunos de sus compatriotas, no afecta a los lectores, porque no prohibe el derecho a divulgaci¨®n de su obra y los libros pueden ser importados, pero habr¨¢que esperar 70 a?os para ver en un escenario austriaco alguna pieza de Bernhard. Seg¨²n fuentes cercanas al fallecido dramaturgo, Bernhard estaba seguro de la cercan¨ªa de su muerte desde noviembre del a?o pasado. Entonces se vio obligado a interrumpir sus vacaciones en un balneario espa?ol -quie no ha sido precisado- y a regresar a Austria para recibir un tratamiento m¨¦dico. Con esa consciencia redact¨® su ¨²ltima voluntad. Uno de sus deseos era que la opini¨®n p¨²blica deb¨ªa enterarse de su muerte dias despu¨¦s de ocurrida, raz¨®n por la cual su fallecimiento, ocurrido el pasado domingo, no se dio a conocer hasta el jueves.
Tumba sin nombre
Bernhard, tambi¨¦n de acuerdo a su deseo, fue enterrado en el cementerio vien¨¦s de Grinzing en la tarde del jueves. Acompa?aron sus restos dos hermanastros y el padrastro. En la tumba hab¨ªa un ramillete de rosas blancas -y otro, m¨¢s peque?o, de violetas sobre una alta cruz cromada. La tumba no lleva nombre. Bernhard hab¨ªa perdido a la compa?era con la que llevaba 35 a?os hac¨ªa un tiempo, y s¨®lo ten¨ªa contados familiares, de los que algunos fueron dejados fuera del sepelio, al igual que ¨ªntimos amigos por expreso deseo suyo.
Su hermanastro y m¨¦dico, quien lo asisti¨® en el ¨²ltimo per¨ªodo de su enfermedad, tuvo que hacer de director de esta muerte anunciada. Thomas Bernhard, al ver acercarse el fin, le dio las instrucciones en caso de su muerte: comenzar con rumores del agravamiento de la enfermedad respiratoria que le aquejaba desde hac¨ªa 40 a?os, luego desmentirlos y, finalmente, confirmar su muerte. Ya el lunes se hablaba en Viena del posible fallecimiento del dramaturgo, noticia que fue desmentida por la direcci¨®n del Burgtheater, y el mismo mi¨¦rcoles por su hermanastro Fabi¨¢n. Al d¨ªa siguiente, jueves, Fabi¨¢n. aceptaba que Bernhard hab¨ªa dejado de existir el domingo a las siete de la ma?ana.
Mientras en noviembre se representaba en Viena su controvertida obra Heldenplatz, en la que el iracundo escritor muestra una Viena del presente, sin apenas diferencias con la Viena de la ¨¦poca nacionalsocialista , Bernhard part¨ªa a Espa?a. All¨ª, seg¨²n su hermanastro, se agrav¨® su enfermedad, por lo que tuvo que regresar a Austria y retirarse a su casa de campo de Offistors. Mientras, la campa?a p¨²blica en su contra se convirti¨® en el centro de la discusi¨®n pol¨ªtica y la lucha cultural en Austria. Heldenplatz, escrita especialmente para el a?o conmemorativo de medio siglo de la anexi¨®n de Austria con la Alemania nazi, hab¨ªa dividido inevitablemente las opiniones y los bandos de los austriacos: los que ve¨ªan la responsabilidad hist¨®rica en el papel de Austria en el Tercer Reich y los que prefer¨ªan olvidarlo. Todos los diarios titulaban criticando o aplaudiendo a Heldenplatz y a Bernhard. Pol¨ªticos y altos cargos'del Gobierno llevaron la discusi¨®n al campo de la batalla pol¨ªtica.
Mientras los altercados crec¨ªan, Bernhard se agravaba calladamente, por lo que se vio obligado a arrendar un piso vecino en Gmunterri al de su hermanatro m¨¦dico Fabian. En este lapso de tiempo, despu¨¦s de Espa?a, y entre Ohlstors y Gmuntern, Bernhard escribi¨® su ¨²ltima pieza magistral, su carta testamentaria, que conten¨ªa la gran bofetada que el dramaturgo siempre quiso dar a Austria.
La radio estatal transmit¨ªa ayer las consternadas reacciones de artistas, pol¨ªticos y literatos y divulgaba el testamento de este hombre, que nunca se sinti¨® en Austria como en su casa, pero que fue incapaz en vida de abandonarla.
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