Caos en la capital y alegr¨ªa entre los agricultores por las lluvias en Gran Canaria
ANTONIO A. G. GONZ?LEZ La isla de Gran Canaria se vio envuelta el pasado jueves en el peor temporal de sus ¨²ltimos 35 a?os a causa de los intensos vientos y precipitaciones registrados a lo largo de todo el d¨ªa, provocados por la f¨®rmaci¨®n de una gota fr¨ªa. Las Palmas, capital de la isla, qued¨® sumida en un aut¨¦ntico caos y ayer se suspendieron las clases en los colegios; por el contrario, los agricultores mostraban su alegr¨ªa por los aumentos espectaculares de agua embalsada.
Los embalses de Gran Canaria experimentaron unas entradas espectaculares de agua, destacando entre ellos la presa de Chira, con 150.000 metros c¨²bicos; la cuenca de La Aldea donde entraron 160.000; la de Gambuesa, que pas¨® de 23.000 a 150.000, y la presa de La Candelaria, que engros¨® en 32.000 metros c¨²bicos sus actuales existencias, con la consiguiente alegr¨ªa de todo el sector agr¨ªcola.Sin embargo, la ciudad de Las Palmas, principal centro urbano del archipi¨¦lago, qued¨® sumida en un caos general, debido al colapso que se produjo en la mayor¨ªa de los servicios p¨²blicos.
Las dotaciones de cuerpos policiales, bomberos y Protecci¨®n Civil se mostraron hasta tal punto impotentes ante la magnitud de los acontecimientos -la lluvia alcanz¨® los 146 litros por metro cuadradoque el equipo de gobierno municipal solicit¨® la colaboraci¨®n de las Fuerzas Armadas en tareas de reordenaci¨®n circulatoria y desatasco de las principales v¨ªas inundadas.
La paralizaci¨®n en concreto de la red de carreteras de acceso a la ciudad -a causa de los peligrosos desprendimientos de piedra- y del dispositivo de sem¨¢foros se tradujo en un colapso circulato ' rio que se sum¨® as¨ª a los intermitentes y prolongados cortes totales y parciales de luz en la ciudad y a las riadas de agua.
El antiqu¨ªsimo sistema de alcantarillado de Las Palmas se vio, por otra parte, desbordado por la intensidad de las lluvias, que reventaron muchas de sus v¨ªas.
La persistencia de las precipitaciones provoc¨® a su vez inundaciones en los bajos de una gran cantidad de edificios y, en especial, de las casas terreras de algunas zonas suburbiales, con hundimiento de infinidad de estructuras d¨¦biles y sin desgracias personales.
La ciudad de Las Palmas amaneci¨® ayer convertida en un inmenso lodazal.
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