Irse a otro lado
Hay en el pueblo un cierto rencor hacia el Gobierno catal¨¢n, de quien depende la miner¨ªa. "A nosotros", explica un vecino, "la Generalitat no nos hace ni caso; y no ahora, que hay alcalde socialista; tampoco cuando el alcalde era de CiU. Solsona, que est¨¢ ah¨ª al lado, tiene de todo: las carreteras son buenas, los servicios m¨¦dicos tienen rayos X, aqu¨ª no tenemos nada e incluso las obras de rehabilitaci¨®n de la iglesia g¨®tica las paga la Diputaci¨®n. Lo ¨²nico que ha hecho la Generalitat son escuelas, pero ni siquiera instituto". Y otro vecino remacha: "Y perseguirnos por el corre-bou".Cardona tiene varias escuelas, pero no tiene instituto. Y algunos ven en este d¨¦ficit un elemento inici¨¢tico para los j¨®venes del pueblo. Cuando deben estudiar el bachillerato se van a Manresa. Es el principio del aprendizaje de la emigraci¨®n. "Aqu¨ª no hay trabajo", explica un jubilado de la mina. "Cuando los chicos cumplen 16 a?os echan la solicitud para la mina, pero es muy dif¨ªcil que los cojan. Y como no hay m¨¢s industria, pues tienen que irse a otro lado".
Y no quieren irse todos.
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