Las concentraciones de rad¨®n en la sierra de Madrid superan tres veces el nivel medio de toda Espa?a
La sierra de Madrid est¨¢ en el punto de mira del rad¨®n. Siete pueblos serranos han pasado esta semana por las pruebas para detectar la presencia en las casas de este gas radiactivo de origen natural, invisible e inodoro, que est¨¢ considerado como uno de los principales causantes del c¨¢ncer de pulm¨®n. Y los resultados han sido sorprendentes: en todas las viviendas se han comprobado niveles hasta tres veces por encima de la media detectada en toda Espa?a. S¨®lo los macizos de Galicia y del oeste de la Pen¨ªnsula superan los valores de la sierra de Guadarrama. La abundancia de granito en la zona la convierten en caldo de cultivo del rad¨®n.
El f¨ªsico Luis Quind¨®s ha perdido ya la cuenta. Unas 1.400 viviendas de 55 pueblos de toda Espa?a han superado ya la prueba del rad¨®n ideada por el equipo que dirige este profesor de Radiolog¨ªa de la universidad de Cantabria.Los niveles detectados en 28 viviendas de Hoyo del Manzanares, que ya cumpli¨® con el rad¨®n a finales del a?o pasado, eran suficientes para tener una idea aproximada de la situaci¨®n en toda la sierra, de Madrid.
Pero Quind¨¦s no quiso cerrar el primer cap¨ªtulo de su investigaci¨®n sin poner la guinda, que en este caso lleva el nombre de siete pueblos serranos: San Mart¨ªn de Valdeiglesias, Navas del Rey, El Escorial, Navacerrada, Manzanares el Real, Miraflores de la Sierra y La Cabrera.
Las mediciones comenzaron el jueves a primer¨ªsima hora de la ma?ana.
Durante dos intensos d¨ªas, el equipo formado por Luis Quind¨¦s, Jes¨²s Soto y Pedro Luis Fern¨¢ndez recorri¨® cerca de 300 kil¨®metros por la sierra madrile?a siguiendo la pista del gas radiactivo.
Un total de 80 casas serranas y dependencias municipales abri¨® sus puertas entre el jueves y el viernes a los hombres del rad¨®n, nombre con el que familiarmente les bautizan los lugare?os all¨¢ donde vayan.
Visto y no visto.
Su paso por las casas para medir las concentraciones del gas radiactivo fue tan fugaz como el viento. Ante la mirada estupefacta del casero de turno, Luis Quind¨®s y su equipo tomaron muestras de aire en habitaciones que llevaban varias horas cerradas.
La herramienta de trabajo es una botella especial de pl¨¢stico y metacrilato, cerrada al vac¨ªo, que lleva en el interior una l¨¢mina de sulfuro de zinc.
El rad¨®n deja una huella en la l¨¢mina que luego es le¨ªda con ayuda de un fotomultiplicador. As¨ª se conoce de forma aproximada las cantidades de gas radiactivo por litro de aire acumulado en ese momento.
Caldo de cultivo
La abundancia de granito, tanto en los terrenos como en los materiales de construcci¨®n, convierten las estribaciones del Guadarrama en un caldo de cultivo del gas radiactivo. El granito, junto a algunos tipos de pizarra y los yesos fosfatados, figura entre los materiales que emiten mayores concentraciones de rad¨®n.El gas radiactivo es inofensivo en el espacio exterior, pero puede tener graves consecuencias para la salud cuando se acumula en espacios cerrados por encima de ciertos l¨ªmites.
Las concentraciones de rad¨®n detectadas en las viviendas de los siete pueblos que han pasado por la prueba esta semana rondan los tres, picocurios por litro de aire, por encima incluso de las mediciones realizadas a finales del a?o pasado en Hoyo del Manzanares (entre 2 y 2,5 picocurios).
Estos niveles superan tres veces el nivel medio detectado en los 55 pueblos seleccionados en toda Espa?a. S¨®lo los macizos de Galicia y del oeste de la Pen¨ªnsula superan estos valores.
Para interpretar estas cifras hay que salir de nuestras fronteras.
El l¨ªmite m¨¢ximo de exposici¨®n recomendado por la Agencia Norteamericana de Protecci¨®n Ambiental (EPA) se sit¨²a en cuatro picocurios por litro de aire, no muy lejos de los valores detectados en la sierra de Guadarrama.
Seg¨²n estimaciones del citado organismo, la exposici¨®n prolongada a esta dosis tiene un riesgo comparable al de someterse a 200 placas de rayos X al a?o o al de fumar medio paquete de cigarrillos al d¨ªa.
Sin embargo, el f¨ªsico Luis Quind¨®s afirma que los c¨¢lculos sobre los efectos del rad¨®n "son bastante discutibles y parten siempre de situaciones extremas de exposici¨®n". "Las investigaciones realizadas hasta el momento llevan a resultados contradictorios cuando tratan de relacionar el gas radiactivo con el c¨¢ncer de pulm¨®n", a?ade.
Lo que s¨ª parece estar claro es que el rad¨®n y el tabaco pueden multiplicar por 15 los riesgos de contraer c¨¢ncer de pulm¨®n. El gas radiactivo genera unas part¨ªculas que, al ser inhaladas, afectan gravemente a los tejidos pulmonares. Algunos estudios le responsabilizan de uno de cada cinco c¨¢nceres de pulm¨®n.
Las mediciones del equipo de la universidad de Cantabria se realizan siempre en lo que Quind¨®s llama "condiciones m¨¢s desfavorables".
Tres son los requisitos indispensables: la prueba ha de hacerse en los meses de invierno, a primera hora de la ma?ana y en lugares que hayan permanecido cerrados desde la noche anterior. La alianza de estas condiciones permite conocer las concentraciones de rad¨®n en el peor de los casos.
El gas radiactivo se cuela en las casas a trav¨¦s de grietas y resquicios en las paredes. A veces procede incluso de los propios materiales de construcci¨®n.
Los ladrillos e incluso la madera emiten cantidades peque?as de rad¨®n, pero muy inferiores a las que desprende el granito. Al tratarse de un gas pesado (siete veces y media m¨¢s que el aire), tiende a concentrarse sobre todo en s¨®tanos y viviendas bajas.
Todos estos factores se dan la mano en la sierra madrile?a, que cuenta con una poblaci¨®n de m¨¢s de 50.000 habitantes, que se multiplica por tres o cuatro los fines de semana.
Remedios caseros
?C¨®mo defenderse de la radiaci¨®n natural?Los remedios caseros son tan simples como olvidarse de aislamientos t¨¦rmicos a cal y canto, abrir de par en par las ventanas al menos una vez al d¨ªa o colocar un extractor que facilite de cuando en cuando la salida del aire al exterior.
Hay soluciones m¨¢s complejas y costosas.
Entre ellas, construir una c¨¢mara subterr¨¢nea para impedir el contacto directo de las habitaciones con el suelo rocoso o instalar un sistema de tuber¨ªas en los s¨®tanos que d¨¦ salida a las emanaciones del subsuelo hacia el exterior.
Las pruebas de esta semana en la sierra de Guadarrama han cerrado la primera fase de la investigaci¨®n realizada por la universidad de Cantabria. La segunda parte consiste en la medici¨®n m¨¢s prolongada en las zonas donde, se hayan detectado niveles m¨¢s altos.
La sierra de Guadarrama est¨¢ marcada con una equis para esta segunda fase. El equipo de Luis Quind¨®s volver¨¢ probablemente a lo largo de este a?o para hacer un estudio m¨¢s detallado de la zona. La parte final de la investigaci¨®n consistir¨¢ en un estudio epidemiol¨®gico para comprobar si la presencia de rad¨®n en la zona ha incidido sobre el n¨²mero de casos de c¨¢ncer.
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