Miedo a la provocaci¨®n
El Este de Europa teme un resurgir del terrorismo
El proceso democratizador en los pa¨ªses del Este de Europa implica el riesgo del resurgir de? terrorismo pol¨ªtico. Por primera vez desde la posguerra, la amenaza de desestabilizaci¨®n con acciones violentas ha despertado preocupaci¨®n entre pol¨ªticos reformistas, la oposici¨®n democr¨¢tica y los diplom¨¢ticos occidentales. La amenaza s hizo visible el pasado s¨¢bado, cuando una bomba artesanal de gran potencia estall¨® en el metro de Budapest y caus¨® graves da?os, aun que no v¨ªctimas.
Proliferan los indicios de que sectores ortodoxos, en parte integrados en las fuerzas de seguridad de los reg¨ªmenes comunistas, han comenzado a perpetrar acciones de desestabilizaci¨®n de la pol¨ªtica de apertura.Los misteriosos asesinatos de dos sacerdotes polacos en Varsovia y Bialystok en enero, la explosi¨®n de una bomba en la ciudad checoslovaca de Usti Nad Labem y una oleada de amenazas de bomba en Praga son los principales sucesos que sugieren la creaci¨®n de escuadrones de la muerte en el Este de Europa.
Las acciones subversivas cl¨¢sicas, como la muerte de los sacerdotes polacos y la explosi¨®n de la bomba en Checoslovaquia, se atribuyen, en medios diplom¨¢ticos occidentales en el Este, a sectores incontrolados de las fuerzas de seguridad, temerosos de perder privilegios e impunidad en un Estado de derecho. Est¨¢ a¨²n presente el caso de Jerzy Popieluszko, el sacerdote simpatizante de la oposici¨®n asesinado por un grupo de polic¨ªas en 1984. La muerte de Popieluszko fue una acci¨®n dirigida tanto contra la oposici¨®n como contra los intentos, del jefe de Estado, Wojciech Jaruzelski, de buscar una v¨ªa pol¨ªtica de moderaci¨®n en el trato de la oposici¨®n.
En el marco de una estrategia de provocaci¨®n, se alude tambi¨¦n a las violentas y muchas veces innecesariamente brutales intervenciones policiales contra manifestantes en Berl¨ªn Este y en Praga en los, ¨²ltimos meses.
Fuentes de la RFA est¨¢n convencidas de que el violento aplastamiento de manifestaciones en Berl¨ªn Este y otras ciudades de la RDA fue una iniciativa del Ministerio de la Seguridad del Estado, sin ¨®rdenes de la c¨²pula del partido ni del Estado.
En Hungr¨ªa, donde el proceso democratizador ha alcanzado un ritmo vertiginoso, existe una seria preocupaci¨®n de que puedan darse sucesos parecidos. La m¨¢xima garant¨ªa actual en Budapest de que el partido y el Estado controlan a las fuerzas de seguridad es el ministro del Interior, Istvan Horviath, un militar que goza de gran prestigio entre los diplom¨¢ticos occidentales.
No obstante, existe gran preocupaci¨®n ante el riesgo de que cuando las reformas afecten directamente a las comisar¨ªas y agrupaciones de milicias obreras surjan tambi¨¦n en Hungr¨ªa provocaciones de este tipo. En conversaciones confidenciales, representantes occidentales han recomendado al Gobierno h¨²ngaro que disuelva las milicias obreras, unos grupos paramilitares que representan el principal peligro, seg¨²n estas fuentes.
'Lumpenproletariado'
"Estas milicias est¨¢n compuestas por lo peor de las f¨¢bricas, aut¨¦ntico lumpenproletariado, profundamente antisemita, antiintelectual y antidem¨®crata. Son el mismo estrato social que formaban los flechas cruzadas colaboracionistas con la Alemania nazi. Cualquier estudiante con barba les parece un jud¨ªo, y en cualquier momento puede producirse un incidente", seg¨²n un diplom¨¢tico. Seg¨²n a?ade, "tanto en Varsovia como en Budapest, los m¨¢ximos representantes de las fuerzas reformistas y de la oposici¨®n corren peligro. Matar a Walesa, a Geremek o a Kuron, o seguir matando sacerdotes hasta dinamitar el di¨¢logo entre el poder y la oposici¨®n no es dif¨ªcil".
"Temo realmente por la seguridad de [Imrel Poszgay", se?alaba un diplom¨¢tico occidental durante el pleno del comit¨¦ central del partido comunista h¨²ngaro, en el que Poszgay logr¨® imponer una revisi¨®n de la interpretaci¨®n de los hechos de 1956.
Dado el destacado papel de las fuerzas policiales, parapoliciales y servicios secretos en la implantaci¨®n de los reg¨ªmenes comunistas y su salvaguardia, sus estructuras y m¨¦todos de trabajo est¨¢n a¨²n fuera del control civil. La polic¨ªa y los servicios secretos forman una casta que ha sabido hasta ahora mantenerse totalmente impune, y a cambio de sus trabajos sucios ha gozado de privilegios inasequibles a gentes de mucha mayor formaci¨®n. Las reformas y una transparencia de la gesti¨®n policial en la creaci¨®n de un Estado de derecho atentan, por tanto, directamente contra los intereses de estos grupos, cuya formaci¨®n ideol¨®gica es la m¨¢s dura, simple y ortodoxa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.