Innovaci¨®n, la bandera de 1992
El a?o 1992 se ha convertido en una fecha m¨¢gica, tanto de conmemoraci¨®n como de punto de partida. Da la impresi¨®n, a juzgar por opiniones y comentarios o¨ªdos sobre cualquier cosa, de que todo comienza en 1992. Se ha hablado de nuestro porvenir en Europa a partir de ese a?o (mercado ¨²nico), de lo que les espera a las empresas, de lo que seremos, de lo que nos jugamos, se?ala el autor.
Se toman decisiones en funci¨®n de 1992 como si un nuevo descubrimiento acechara en el horizonte. Y ciertamente, si Col¨®n descubri¨® Am¨¦rica hace 500 a?os, los empresarios tenemos tambi¨¦n nuestro descubrimiento de cara al segundo milenio: la innovaci¨®n. ?sa es la clave, se dice, de nuestro futuro. La ¨²nica soluci¨®n de supervivencia en un mundo incierto y competitivo. La llave que nos abrir¨¢ las puertas y nos granjear¨¢ la admiraci¨®n y el respeto de nuestros competidores. La panacea para todos los males.Pero, como siempre ocurre, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. ?Y qu¨¦ es lo que se hace actualmente en Espa?a en materia de innovaci¨®n? Para averiguarlo, el C¨ªrculo de Empresarios ha realizado un estudio basado en una encuesta que se envi¨® a las 688 m¨¢s grandes empresas (excluido el sector financiero), a la que respondieron 439.
La principal conclusi¨®n de? trabajo, que no es novedosa, porque no hubiera hecho falta el estudio para poder afirmarla, es que existe una diferencia considerable en cuanto a innovaci¨®n entre las grandes empresas espa?olas y las grandes empresas de cualquier pa¨ªs industrializado de Europa occidental -no digamos Estados Unidos o Jap¨®n- De las 439 empresas respondentes han podido calificarse como innovadoras 204, y como altamente innovadoras, 71; es decir, el 30% y el 10%, respectivamente, de la base encuestada. En el Reino Unido, Alemania Occidental, Francia, Italia, Holanda y en los pa¨ªses escandinavos las empresas no innovadoras son la excepci¨®n en las c¨²pulas empresariales de cada pa¨ªs. ?ste es un desfase cualitativo que, al margen del importante tama?o de la econom¨ªa espa?ola y de su producci¨®n industrial, plantea interrogantes serios respecto al desenvolvimiento de competitividad de la empresa espa?ola, sobre todo en un mundo en el que la fuerza financiera y de mercado es inseparable de un proceso t¨¦cnico en buena medida autogenerado.
Otra conclusi¨®n se refiere a la divergencia general entre las declaraciones y aspiraciones, por una parte, y los niveles reales de compromiso, esfuerzo y hechos, por otra. La innovaci¨®n est¨¢ de moda entre el empresario espa?ol, desde un punto de vista intelectual y ret¨®rico: interesa como concepto -y como deseo m¨¢s que como acci¨®n real o inaplazable.
Todo ello tiende a configurar la innovaci¨®n, desde el punto de vista de la. gran empresa espa?ola, como una actividad excesivamente arriesgada, contraria a las costumbres y de un largo per¨ªodo de maduraci¨®n. Una actividad "cuesta arriba", que hasta ahora no ha sido necesaria para desenvolverse, ya que el crecimiento quedaba suficientemente apoyado en las ventajas comparativas del sistema econ¨®mico espa?ol, todav¨ªa muy cerrado y centrado sobre s¨ª mismo.
Voy a comentar unos pocos datos anal¨ªticos:
En cuanto al contenido de la actividad innovadora, de las 204 empresas a que me he referido:
- 92 Iban innovado en productos.
- 87 han innovado en productos y procesos.
- 25 han innovado solamente en procesos.
La densidad innovativa, definida como el porcentaje de empresas innovadoras o altamente innovadoras dentro de un grupo de empresas respecto, al n¨²mero del total perteneciente a ese grupo, ha servido para analizar pautas de innovaci¨®n y compararlas entre difererites sectores, ¨¢mbitos geogr¨¢ficos o por tama?o de empresa o por tipo de propiedad de su capital.
Tendencias sectoriales
Las tendencias sectoriales observadas son las t¨ªpicas de un pa¨ªs tecnol¨®gicamente no avanzado, pero en trance de modernizaci¨®n: la innovaci¨®n se produce en los sectores con ventaja comparativa natural y en los sectores de inevitable importaci¨®n masiva de tecnolog¨ªa (qu¨ªmica, farmac¨¦utica, electr¨®nica e inform¨¢tica), y de manera menos pronunciada en los sectores restantes, y de forma especialmente pobre en los sectores b¨¢sicos y en los servicios.
Las pautas por dimensiones de empresa apuntan hacia un incremento de actividad en los tama?os medios (100-500) y m¨¢s todav¨ªa en los menores (<500).
En cuanto a la propiedad del capital de las empresas, se confirman todas las sospechas: destaca el capital multinacional. En efecto, las empresas filiales han constituido el canal privilegiado de importaci¨®n de tecnolog¨ªa hacia nuestro pa¨ªs. A gran distancia aparece el capital privado espa?ol (concentrado en sectores con alguna ventaja, como: alimentaci¨®n y bebidas, textil, cuero y confecci¨®n), y a mucha distancia figura el capital del Estado, m¨¢s dedicado a actividades b¨¢sicas y de servicios.
En lo relacionado con ¨¢mbitos geogr¨¢ficos, destaca la zona denominada como "resto de Espa?a", que comprende todo el territorio menos Norte, Madrid y Catalu?a, pero que presenta empresas principalmente en el litoral levantino y gallego. Con una densidad innovativa alta sigue Catalu?a y, a gran distancia, Madrid, presentando la peor calificaci¨®n la zona norte.
Los datos, tal como aparecen en el estudio, son una fotografla imperfecta, pero aceptable, de la esclerosis empresarial relacionada con la tecnolog¨ªa y la innovaci¨®n.
Las tendencias observadas en las densidades, no de empresas innovativas, sino altamente innovativas, confirman estas conclusiones.
Interesa comentar ahora las relaciones observadas entre innovaci¨®n y otros fen¨®menos, como la exportaci¨®n y la productividad.
Se ha observado claramente que el hecho de exportar o no exportar no est¨¢ correlacionado con la innovaci¨®n, y se debe, en un pa¨ªs como el nuestro, donde todav¨ªa quedan ventajas comparativas naturales precisamente a ¨¦stas (en contraste con otros pa¨ªses como Holanda y Jap¨®n). Pero dentro de las empresas exportadoras, cuanto mayor es su ¨ªndice de innovaci¨®n, est¨¢ claro que tanto m¨¢s exportan.
Lo mismo se observa respecto a la productividad y por razones an¨¢logas: existe poca correlaci¨®n con el nivel absoluto de productividad y, en cambio, correlaci¨®n aceptable con los incrementos de productividad.
?En qu¨¦ se concretan los resultados de la innovaci¨®n? En el caso de las grandes empresas espa?olas, y por orden de importancia, se concretan en:
- Mejoras de productos y procesos.
- Nuevos activos tecnol¨®gicos vendibles.
- Propiedad tecnol¨®gica protegida.
Es ¨¦ste un perfil inverso del observado en los pa¨ªses industrializados avanzados.
Por todo lo dicho, y aunque la realidad innovadora en la gran empresa espa?ola est¨¦ m¨¢s polarizada en la empresa mediana, en la de capital multinacional y en las zonas litorales de la Pen¨ªnsula, con excepci¨®n de la costa cant¨¢brica, sobresale como conclusi¨®n general de este estudio que el comportamiento innovador se debe a culturas empresariales individuales de determinadas empresas llamadas a innovar bajo el impulso de sus gerencias, casi con independencia de otros factores favorables o de dificultades objetivas para conseguirlo.
?sta es una realidad explicable si se considera que hasta ahora no ha existido en Espa?a la necesidad de innovar ni para sobrevivir empresarialmente ni para crecer. Pero existen hechos nuevos que han transformado radicalmente esta situaci¨®n: por una parte, el t¨¦rmino de la era de superproteccionismo, y por otra, la obsolescencia de algunas de las ventajas comparativas cl¨¢sicas de nuestro pa¨ªs, salvo clima y paisaje, que siguen en pie, y todo ello en una fase de creciente internacionalizaci¨®n, convierten a la innovaci¨®n en una pieza dif¨ªcilmente prescindible de las estrategias empresariales. Por este motivo es necesaria una reacci¨®n de las culturas empresariales espa?olas, reacci¨®n que este estudio quiere ayudar a suscitar. Porque ser¨ªa muy triste que la innovaci¨®n se quede s¨®lo en buenos deseos o palabra de moda, en lugar de ser, como le corresponde, aut¨¦ntica bandera empresarial para afrontar 1992.
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