"La historia no es una ciencia"

El director del Instituto Raymond Aron de Par¨ªs, ferviente admirador del autor de Paz y guerra entre las naciones, se jacta de haber ganado una larga batalla intelectual. Durante 30 a?os polemiz¨® contra la interpretaci¨®n marxista de la historia, y en particular de la Revoluci¨®n Francesa como generadora del desarrollo de las fuerzas productivas y, por tanto, del capitalismo. "Esta tradici¨®n est¨¢ muerta y se la hace vivir artificialmente. He ganado", dice con seguridad.Furet, que considera al marxismo como "la mayor filosof¨ªa de la historia elaborada en el siglo XIX y un cuerpo muy importante del pensamiento europeo", opina que es " una teor¨ªa falsa, aunque sea ¨²til para la investigaci¨®n y haya dado lugar a trabajos importantes. La historia no es una ciencia, no hay determinaciones estrictas, siempre hay una parte aleatoria".

Y se lanza a un an¨¢lisis comparado entre las diferentes condiciones sociales existentes en Inglaterra y Francia antes de la Revoluci¨®n para contradecir la tesis marxista que vincula el desarrollo de fuerzas productivas con el origen del capitalismo. "Me gustar¨ªa que me explicaran d¨®nde est¨¢ la correspondencia, ya que es en Francia, un pa¨ªs mucho menos desarrollado desde el punto de vista capitalista, donde se produjo la revoluci¨®n democr¨¢tica y radical. Es cierto que a finales del siglo XVII aparecen las dos divinidades modernas por excelencia que son la industria y la igualdad, pero la industria aparece en Inglaterra y la igualdad en Francia".

Furet insiste en que Francia no era un pa¨ªs capitalista ni en 1780 ni en 1820, sino una sociedad rural, burocr¨¢tica y militar. "No era para nada un pa¨ªs de empresarios", afirma.

Pol¨ªtica y Estado

Para el pol¨¦mico profesor, una debilidad del marxismo en la interpretacion de la historia es la de "negar la independencia de las formas pol¨ªticas del Estado y crear en su lugar esa relaci¨®n infraestructura-superestructura, que funciona muy mal para los historiadores".

Fran?ois Furet dedica su victoria intelectual a la figura de Raymond Aron. En honor del c¨¦lebre polit¨®logo franc¨¦s cre¨® el instituto que lleva su nombre. "Era el analista pol¨ªtico m¨¢s l¨²cido y m¨¢s inteligente de Europa. No creo hoy que exista alguien de su categor¨ªa. Su ¨²nica debilidad era la de creer demasiado en la racionalidad humana. Ante conflictos totalmente irracionales como el de Oriente Medio yo me acuerdo que se quedaba totalmente desarmado", dice con una ligera sensaci¨®n de orfandad.