Roy Eldridge, trompetista de jazz

El trompetista de jazz Roy Eldridge, un innovador en la historia de la trompeta de jazz, muri¨® el pasado domingo en Nueva York a la edad de 78 a?os. Sobrevivi¨® s¨®lo unas semanas a su esposa: podemos decir, por tanto, que ha muerto de pena, aunque probablemente no sea verdad: primero, porque estas cosas nunca lo son, y segundo, porque ya deb¨ªa de estar mal. En sus ¨²ltimos discos fallaba una tras otra aquellas notas que antes le sal¨ªan rotundas como disparos de ca?¨®n. Conservaba, eso s¨ª, el swing, porque el swing el que lo tiene nunca lo pierde. Sobre todo estos abuelos que lo ten¨ªan a raudales.Le llamaban Peque?o Jazz, pero s¨®lo porque era de corta estatura. Como trompetista era un monstruo, un gigante. Un gigante bonach¨®n, como el de Roal Dahl, y tambi¨¦n tranquilo: su gran ¨¦xito estaba dedicado a una mecedora. Cantaba para partirse de risa. No recuerdo haberlo pasado mejor que cuando le escuch¨¦ rendir homenaje, en franc¨¦s, a una peque?a lechuga.

Para John Faddis, los comentaristas nos equivocamos al decir que Roy Eldridge fue quien tendi¨® el puente entre Louis Armstrong y Dizzy Gillespie. Fadis puede decir lo que quiera, pero si no fue Eldridge, no veo qu¨¦ otro pudo ser. Adem¨¢s, Eldridge, que era negro, se permiti¨® el lujo de triunfar en una banda blanca: la de Gene Krupa, de la que fue solista principal, aunque le cost¨® sus peleas con Anita O'Day.

Miles Davis dice que el momento m¨¢s feliz de su vida fue cuando escuch¨® por primera vez a Dizzy Gillespie. ?ste puede decir que el m¨¢s feliz de la suya fue cuando escuch¨® a Roy Eldridge.

Es la misma felicidad que nos ha embargado a los aficionados al escuchar a Roy no la primera vez, sino todas.