Lejos de las editoriales y los cr¨ªticos

A¨²n no amanece y en su estudio abarrotado de libros sin colocar Miguel S¨¢nchez Ostiz, pamplon¨¦s de 37 a?os, trabaja como un galeote en sus dos ¨²ltimas novelas, y le gusta. Es abogado aunque cada vez ejerce menos. Como dice ¨¦l, ya casi puede, s¨®lo con la pluma, comprar su tiempo para escribir". Autor de media docena de libros en diez a?os, apoyado por la cr¨ªtica, S¨¢nchez Ostiz es de los que hacen dudar que hoy siga siendo verdad lo que dijo Bareja y recuerda Ra¨²l Guerra Garrido, que vive en San Sebasti¨¢n: "Si quieres ser escritor, vete a Madrid y ponte a la cola". No pocos logran hoy escribir en Espa?a lejos de los cr¨ªticos y las capitales editoriales de Madrid y Barcelona.

Entre los escritores de provincias no abundan los que viven de su pluma, aunque ¨¦stos no abundan tampoco en los escritores madrile?os o barceloneses (que por otra parte tambi¨¦n suelen ser de provincias). Quiz¨¢ se adivinar¨ªa una liger¨ªsima tendencia a intentarlo, algo inimaginable hace unos a?os. Es probable que ello se deba al consabido mayor inter¨¦s, aunque sea industrial, por la nueva literatura espa?ola. El granadino Antonio Mu?oz Molina es un ejemplo: aunque s¨®lo ha publicado dos novelas y su agente negocia los derechos de la tercera en estos d¨ªas, Mu?oz Molina, casado y con dos hijos, intenta y al parecer consigue vivir de la pluma. Bien es verdad que su segunda novela, El invierno en Lisboa, fue premio de la Cr¨ªtica y Nacional de Literatura, reclamos ambos para mejores ventas.Su amigo el tambi¨¦n granadino Justo Navarro ha decidido intentarlo. Este curso pidi¨® la excedencia del instituto C¨¢novas del Castillo, de M¨¢laga, en el que durante m¨¢s de una d¨¦cada ense?¨® literatura y fue director, y se concentra ahora en la que, tras El doble del doble, ha de ser su segunda novela. Conocido primero como poeta, Justo Navarro, de 35 a?os, gozaba del prestigio de haber ganado el Nacional de Literatura de poes¨ªa de 1987 con su obra Un aviador prev¨¦ su muerte adem¨¢s de haber escrit6 el original poemario Los nadadores, cuando un amigo llev¨® el manuscrito de, su novela a Seix Barral e interes¨® con ¨¦l al poeta y editor Pere Gimferrer. Sin haber tan siquiera ni pensado en ello, Navaro recibi¨® la oferta de publicar.

Hoy piensa que quiz¨¢ no habr¨ªa sido tan f¨¢cil de no haber ganado el Nacional. "Creo que es m¨¢s f¨¢cil escribir en una ciudad peque?a porque se vive en un clima m¨¢s sano, menos viciado. En Madrid se vive m¨¢s en funci¨®n de las relaciones p¨²blicas, en tanto que en provincias s¨®lo importa la obra".

Mezquinos y generosos

"Todo lo verdaderamente importante sucede en tu mesa de trabajo", dice S¨¢nchez Ostiz; "los arrabales de la literatura no tie nen el menor inter¨¦s". A punto de publica? dos nuevas novelas, La caja china y Las pira?as, S¨¢nchez Ostiz, de 38 a?os, debe su comienzo como escritor a "la generosidad de dos o tres personas y en particular el editor de, Trieste, que acept¨® El pasaje de la luna". "Este es un ambiente en el que hay gente enormemente mezquina y gente enormemente generosa". Ostiz tiene la impresi¨®n de que ahora los editores "hacen m¨¢s caso que antes". Y a?ade: "Yo estoy contento con todo el inundo, salvo con mi cuenta corriente. Como escritor se puede vivir, s¨®lo que hay que renunciar a algunas cosas".

Sabido es que son raros los novelistas que en Espa?a puedan vivir s¨®lo de sus libros, por lo que tambi¨¦n en este grupo es frecuente encontrarles en trabajos emparentados con la escritura como el periodismo, la ense?anza, la edici¨®n y dem¨¢s. Subdirector del peri¨®dico El norte de Castilla, de Valladolid, y flamante premio Castilla y Le¨®n de literatura, Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano, de 57 a?os, no duda en afirmar que "es preciso mover la piedra en Madrid y en Barcelona". Cree incluso que es m¨¢s dificil ahora que hace unos a?os, pues entonces, dice, "hab¨ªa como una especie de solidaridad con el escritor aislado que ahora no se da". Jim¨¦nez Lozano, que vive en el campo, public¨® su primer ensayo, Meditaci¨®n espa?ola sobre la libertad, en Destino, en cuya revista tambi¨¦n colaboraba. El donostiarra Ra¨²l Guerra Garrido cree que la frase de Baroja ha de ser un poco suavizada por los sisternas de comunicaci¨®n. Sin embargo, considera que vivir alejado de Madrid tiene sus ventajas, informa Eva Larrauri desde Bilbao. "El hecho creador exige una rabiosa individualidad y un trabajo en soledad y silencio". Sin embargo, el escritor alejado que reside fuera de Madrid y Barcelona pierde difusi¨®n porque "no est¨¢ en el rneollo".

En opini¨®n de Guerra Garrido, la debilidad de la industria editorial en Euskadi provoca que "en t¨¦rminos culturales, el Pa¨ªs Vasco sea el v¨¦rtice ausente de un tri¨¢ngulo que forman Madrid y Barcelona. Es parad¨®jico que el Pa¨ªs Vasco est¨¦.siempre presente cuando se liabla de producci¨®n y consumo en Espa?a, excepto en el campo de la cultura".

Bernardo Atxaga, seud¨®nimo de Joseba Irazu, piensa que la presencia de los escritores en la gran ciudad es importante al principio. "El escritor joven es una pieza d¨¦bil e insegura que en el periodo,de formaci¨®n necesita tomar contacto con los n¨²cleos literarios. Debe rodearse de otros escritores y de un ambiente propicio, que s¨®lo se encuentra en las grandes ciudades". Luego, "despu¨¦s de que alguien ha escrito durante 15 a?os, no importa d¨®nde resioJa" aunque s¨ª le conviene conocer el mundo editorial. Vivir en Madrid, sugiere, es a lo mejor buerlo para conseguir el petr¨®leo de ilos pasillos: las becas y ayudas de las instituciones.

Atxaga, que actualmente vive en Asteasu, un peque?o pueblo de Guip¨²zcoa, considera que la divisi¨®n entre capital y provincia ha perdido sentido. "El lugar de encuentro e intercambio de ideas que era antes la ciudad se puede encontrar a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n en el pueblo m¨¢s remoto".

Provincia y universo

Los escritores canarios han observado un mayor inter¨¦s de las editoriales peninsulares por la literatura isle?a, seg¨²n dice Rafael Arozarena, de 65 a?os, autor, entre otras, de la novela Marar¨ªa y de varios poemarios. Antes no hab¨ªa editoriales regionales, en Canarias, y los escritores, remisos a acudir a la pen¨ªnsula, siempre seg¨²n Arozarena, recurr¨ªan a la autoedici¨®n, no siempre satisfactoria. Hoy existen varias editoriales regionales, como la Editora Interinsular Canaria, y el problema ya no es tanto de publicaci¨®n sino, como en otras partes, de distribuci¨®n.

"No me siento un escritor de provincias", dice Pedro Garc¨ªa Montalvo, de 37 a?os, autor de cuatro novelas, profesor de literatura por las ma?anas en la Escuela de Magisterio de Murcia, informa Helena Mofero. Sus dos ¨²ltimas novelas, El intermediario (1983) y Una historia madrile?a (1988), se desarrollan en esta ciudad. "La literatura es algo que tiene relaci¨®n con el universo., Hay un espacio ¨²nico, la vida, que no conoce rincones grandes ni peque?os".