La negra provincia de las letras espa?olas
Treinta a?os de edad separan a Rafael Arozarena (Tenerife, 1923) de Justo Navarro (Granada, 1953), y hasta un fragmento de oc¨¦ano. Ambos son escritores, aunque por lo dern¨¢s s¨®lo una cosa les une: vivir y escribir en provincias. En estos tiempos en los que se vuelve a hablar de una nueva literatura joven en Espa?a, la mayor¨ªa de las informaciones se centra en escritores madrile?os o barceloneses. Y hasta se llegan a establecer com paraciones: los catalanes son mejores y reflejan mejor la transici¨®n; los madrile?os, m¨¢s posmodernos, y as¨ª. ?sto s¨ª que es provinciano. En 1982 fallec¨ªa en Murcia, a los 55 a?os, Miguel Espinosa, uno de los narradores espa?oles m¨¢s singulares de nuestro siglo. Su obra fue tard¨ªa y public¨® poco en vida, y aunque obtuvo cierto eco con su excepcional Escuela de mandarines, y la atenci¨®n de ciertas personas influyentes, Espinosa muri¨® sin haber logrado reconocimiento.Rafael Arozarena es autor de una de las novelas m¨¢s intensas de estos lustros, Marar¨ªa. ?Qui¨¦n ha o¨ªdo hablar de ella fuera, de Canarias? ?Y el caso del mallorqu¨ªn Crist¨®bal Serra?
En el pueblecito navarro de Sansol disfruta de su jubilaci¨®n Pablo Anto?ana, excepcional narrador que ya era faulkneriano antes de que Juan Benet empezara a publicar, que gan¨® un Premio S¨¦samo de novela y qued¨® finalista en un Nadal, y del que la excelente editorial pamplonesa Pamiela est¨¢ reeditando su escasa y altiva obra: No estamos solos, El sumario, Peque?a cr¨®nica... Tras muchos a?os de marear la perdiz en la Prensa local, Anto?ana est¨¢ cansado.
Vender
Escribir parece sencillo. Publicar es m¨¢s complejo y hacen falta premios, relaciones y, sobre todo, vender; vender primero el manuscrito a un editor, y despu¨¦s al p¨²blico, lo suficiente como para seguir publicando. Al p¨²blico le interesa lo que se conoce, es decir lo que se vende, es decir lo que se conoce.
El bilba¨ªno Ramiro Pinilla fue premio Nadal y de la Cr¨ªtica con Las ciegas hormigas, y luego ha seguido publicando libros de calidad, pero su tenaz residencia en Getxo le ha apartado de la fama, oblig¨¢ndole a crear su propia editorial, Libro-Pueblo, artesanal y popular. Justo Navarro es m¨¢s reconocido como poeta que como novelista complejo, y el murciano Pedro Garc¨ªa Montalvo ha visto c¨®mo al relativo triunfo de El intermediario suced¨ªa cierta incomprensi¨®n hacia su magn¨ªfica Una historia madrile?a. Quien mejor resume la situaci¨®n es Miguel S¨¢nchez-Ostiz, novelista en El pasaje de la Luna, T¨¢nger bar y La quinta del americano, que public¨® en 1986 un diario de viaje -interior, claro est¨¢-: La negra provincia de Flaubert. "La provincia es el espacio de la intolerancia". Escritores en provincias hay millares, pero entre ellos hay varias decenas cuya calidad es superior a la media de los escritores m¨¢s o menos c¨¦lebres de Barcelona y Madrid.
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