"A la Comision Ejecutiva Federal"
Documento enviado a la direcci¨®n del PSOE por un grupo de militantes
Los abajo firmantes, que asistimos desde las filas del PSOE al deterioro que experimenta el proyecto socialista, al progresivo distanciamiento entre el partido y la sociedad, y a la crisis que reflejan y agravan los sucesos que rodean el 14 de diciembre, nos sentimos obligados a exponer, ante la direcci¨®n del partido y ante la militancia, nuestra preocupaci¨®n por lo que consideramos una de las crisis mas graves que ha conocido el socialismo espa?ol. Conscientes de que ignorar la realidad no conduce sino al inevitable agravamiento de los hechos, hemos decidido manifestar nuestros criterios en el deseo de contribuir positivamente a la soluci¨®n de un conflicto que amenaza seriamente el futuro de nuestra organizaci¨®n, de sus ideas y de su credibilidad.Los componentes de la crisis
1. Parece claro que la pol¨ªtica del Gobierno, junto a sus aciertos, registra insuficiencias importantes que constituyen el sustrato de buena parte del malestar social actual. As¨ª, al lado de resultados positivos en la consolidaci¨®n de la democracia, en el desarrollo de derechos constitucionales, en la proyecci¨®n internacional de Espa?a o en aspectos de la pol¨ªtica econ¨®mica, hemos de constatar la persistencia e incluso agravamiento de las desigualdades de riqueza y renta, el auge de la especulaci¨®n, la generalizaci¨®n de actitudes y mentalidades insolidarias, as¨ª como crecientes deficiencias en la articulaci¨®n de la sociedad; todo ello acompa?ado de un evidente distanciamiento entre el pa¨ªs real y el pa¨ªs oficial. A lo dicho debemos a?adir graves carencias en el terreno de las infraestructuras humanas y materiales, en la vivienda, en los servicios p¨²blicos y en las prestaciones sociales, sin olvidar la persistencia de un grave problema de paro y el creciente incremento de la eventualidad en los empleos.
2. No podemos ignorar el creciente divorcio que se est¨¢ produciendo entre nuestros partido y el bloque social que le prest¨® su apoyo en 1982. A ello contribuye de manera fundamental no s¨®lo cuanto los electores, con raz¨®n o sin ella, estimen como promesas incumplidas, o la p¨¦rdida de credibilidad impl¨ªcita en el enfrentamiento con la UGT, sino tambi¨¦n lo que puedan apreciar como una quiebra de aquellos valores emblem¨¢ticos que nos atribuyeron en 1982: honestidad, eficacia, voluntad de integraci¨®n y di¨¢logo; valores puestos en entredicho por las actuaciones de unos y la pasividad de otros.
3. Asistimos con alarma a la citada ruptura del modelo de relaciones con la UGT, que no parece fruto de las circunstan cias por cuanto forma parte de un proceso que viene manifest¨¢ndose desde 1983, alcanza su expresi¨®n te¨®rica en planteamientos tales como los del Programa 2000 en materia sindical y se ha convertido en nuestros d¨ªas en voluntad pol¨ªtica expresa.
4. Consecuencia de todo lo anterior es la crisis que vivimos hoy en las filas del partido. Esta crisis, derivada de diferencias de criterio en el terreno estrat¨¦gico e ideol¨®gico, resulta agravada por los distintos alineamientos que provoc¨® la convocatoria del 14-D y por el desconocimiento con que la mayor¨ªa de los militantes contempla los acontecimientos en curso.
5. Finalmente, hemos de manifestar nuestra preocupaci¨®n ante las respuestas que emanan de la direcci¨®n del partido y desde el Gobierno, en cuanto que, lejos de corregir la situaci¨®n, contribuyen de hecho a empeorar los problemas.
Un proyecto inviable
Es nuestra opini¨®n que los hechos se?alados obligan a introducir cambios en los modos y en los contenidos de nuestra pol¨ªtica, dado que el proyecto en curso pudiera carecer de viabilidad en atenci¨®n a las consideraciones siguientes:
1. Una crisis como la descrita, que alcanza a nuestro discurso te¨®rico, nuestra oferta de valores, nuestras prioridades pol¨ªticas y nuestra estrategia, signil ¨ªca que est¨¢ en cuesti¨®n la globalidad del proyecto socialista, y, en consecuencia, su v¨ªabilidad, por lo que es urgente proceder a una reflexi¨®n colectiva para efectuar los cambios que permitan enmarcarlo en las coordenadas del socialismo democr¨¢tico.
2. Un proyecto socialdem¨®crata que pretenda prescindir de la alianza estrat¨¦gica con UGT no s¨®lo es una contradicci¨®n en los t¨¦rminos, sino que lleva impl¨ªcita la renuncia a la vocaci¨®n mayoritaria que ha caracterizado la estrategia socialista desde 1979. Por eso, sin pretender distribuir responsabilidades entre una y otra parte, urgimos a la direcci¨®n para que restablezca las condiciones que permitan un di¨¢logo constructivo entre ambas organizaciones.
3. Un proyecto de los socialistas espa?oles que trata de recuperar la confianza y el apoyo de Ios ciudadanos sin reorientar profundamente su pol¨ªtica social est¨¢ condenado al fracaso. Porque su falta de credibilidad y sus contradicciones nos obligar¨ªan a optar por una oferta, un electorado, e incluso una militancia de nuevo tipo. Semejante intento por asegurar nuestra permanencia en el poder no s¨®lo resultar¨ªa vano, sino que nos incapacitar¨ªa para utilizarla como instrumento de transf¨®rmaci¨®n progresista de la sociedad.
4. Elemento central de todo programa socialista es una pol¨ªtica que armonice la imprescindible coherencia econ¨®mica con la progresiva consecuci¨®n de objetivos sociales de mayor equidad e igualdad de oportunidades. La redistribuci¨®n no es sin¨®nimo de ineficacia ni de insensatez. Es falso que sea necesario crecer para luego repartir. Por el contrario, solamente es posible un crecimiento econ¨®mico sostenido s¨ª paralelamente se produce una distribuci¨®n equitativa de la riqueza y el bienestar. La solidaridad es una de las condiciones del desarrollo y de la eficacia econ¨®mica. La experiencia de la socialdemocracia europea lo confirma. Lo contrario, como se est¨¢ comprobando en Espa?a, conduce a la especulaci¨®n y al despilfarro de recursos.
Los instrumentos de nuestra pol¨ªtica
No bastar¨¢ que efectuemos los cambios sugeridos en la orientaci¨®n de nuestra pol¨ªtica si, al mismo tiempo, no corregimos los defectos instrumentales que distorsionan su aplicaci¨®n.
1. El socialismo espa?ol no resuelve sus problemas sindicales con referencias ambiguas a la importancia de los sindicatos o con vagas apelaciones a nuestra hist¨®rica y fraternal relaci¨®n con
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UGT. El v¨ªnculo entre ambas organizaciones debe realizarse, m¨¢s all¨¢ de cualquier declaraci¨®n ret¨®rica, en el espacio del di¨¢logo, la colaboraci¨®n y la interrelaci¨®n permanentes desde el respeto a la identidad de cada parte. S¨®lo as¨ª podr¨¢ recuperarse el clima de lealtad y servicio al proyecto com¨²n que facilite una misma estrategia de cambio social.
Las diferencias que a este respecto existen en el seno del partido no se solucionar¨¢n enterrando la contradicci¨®n, sino resolvi¨¦ndola por el cauce de una deliberaci¨®n abierta.
2. Es indispensable que el partido recupere su car¨¢cter de tal, al menos en tres aspectos:
En primer lugar, es al partido y no al Gobierno a quien corresponde el discurso te¨®rico, el programa y la estrategia socialistas. Es urgente que se regulen las relaciones entre el partido y todas las instituciones donde los socialistas asumimos responsabilidades p¨²blicas.
En segundo lugar, nuestra organizaci¨®n debe recuperar su car¨¢cter de instrumento eficaz para tomar decisiones que expresen el sentir colectivo con plenas garant¨ªas democr¨¢ticas, lo que exige no s¨®lo un clima de convivencia en libertad y de respeto a las posiciones distintas, sino a un cambio en las reglas de juego, y en su aplicaci¨®n, que est¨¦ m¨¢s en consonancia con los valores que defendemos.
En tercer lugar, lejos de limitarse a figurar como un mero ap¨¦ndice de las instituciones o como una entidad distanciada de los ciudadanos, el partido tendr¨¢ que actuar corno cauce de las aspiraciones populares, para lo que ha de mostrarse como lo que es: una parte de la ciudadan¨ªa que se articula para. la defensa de un proyecto pol¨ªtico compartido y de un modelo de sociedad basa do en la equidad, en la solidaridad y en la participaci¨®n.
Un debate inaplazable
Es nuestro criterio que procede reflexionar seriamente sobre todo lo que est¨¢ ocurriendo para adoptar las decisiones que perm¨ªtan detener un proceso que no s¨®lo puede conducirnos a una derrota electoral, sino, lo que es m¨¢s grave, a la ruptura de la convivencia en el seno del partido y a la imposibilidad durante muchos a?os de recuperar las condiciones que permitan considerar viable un proyecto socialista en nuestro pa¨ªs.
Confiamos en que, desde a direcci¨®n del partido, se faciliten los cauces org¨¢nicos que perrritan difundir estas inquietudes entre los militantes, y se arbitren los medios para que nuestra organizaci¨®n inicie el debate inaplazable que la gravedad de la situaci¨®n nos demanda.
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